Este viernes, integrantes del equipo de la diputada panista Elsa Méndez colocaron en el puente peatonal que está sobre 5 de febrero a la altura de la colonia Obrera una manta con la leyenda #NoTeMetasConMisHijos, —campaña nacida en Perú en 2016— con la que grupos conservadores se oponen a lo que denominan “ideología de género”.

Hace un año, el académico Silvio Waisbord escribió en el New York Times que lo que el conservadurismo cultural llama “Ideología de Género” es “el cajón de sastre” al que los conservadores arrojan todo lo que rechazan: el movimiento feminista, los derechos reproductivos de la mujer, el matrimonio igualitario. Con tono entre conspirativo y apocalíptico, se atribuye la “ideología de género” a una alianza internacional que incluye a Naciones Unidas, fundaciones filantrópicas estadounidenses y europeas y organizaciones que operan a nivel nacional con el objetivo de filtrar prácticas extranjeras.”

En pocas palabras, y siguiendo el hilo argumentativo de Waisbord, el fin último de esta campaña es la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, “es decir, la dignidad, la justicia y la igualdad”. (En este link puede leer el artículo completo: https://nyti.ms/2XXOaJy)

Así, no podemos minimizar las acciones de la diputada Méndez y calificarlas como una locura más porque en realidad son parte de un movimiento regional que busca una regresión en materia de derechos humanos.

En el caso queretano, existe desde hace mas de una década claras acciones de este movimiento que está en contra de los derechos de las mujeres, la perspectiva de género y el matrimonio igualitario. La línea que defienden es el defender lo que ellos llaman la “familia natural”.

En 2007 el entonces diputado Fernando Urbiola Ledesma declaró a este medio que no apoyaría ninguna iniciativa de matrimonio entre parejas del mismo sexo y se pronunció a favor de la familia natural. Dos años después, en la misma legislatura a la que pertenecía Urbiola Ledesma, se aprobó la ley antiaborto en donde se prohíbe el aborto, salvo en las causales de violación y el que esté en peligro la vida de la madre.

Con el mismo argumento se pronunció en 2012 la presidenta municipal María del Carmen Zúñiga, quien después sería diputada local, al defender el “matrimonio natural”, porque “entre más nos alejemos del modo natural de ser de las cosas, empezamos a violentar” y que “la problemática social se da en cuanto, vuelvo a repetir, no se respeta el modo natural de ser de las cosas”.

Y en esta legislatura, la diputada por Querétaro Independiente declaró que también trabajaría por la familia natural y que las uniones homosexuales podrían llevar a la extinción a la humanidad. 
Ahora, la nueva cara de esta intolerancia es la diputada Elsa Méndez con estas acciones, las cuales incluyen su postura en contra de impartir educación sexual en las escuelas.

En el caso mexicano, el conservadurismo cultural no se limita a un solo partido, sino que atraviesa toda la gama política, recordemos que el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador en sus alianzas pragmáticas para ganar la elección pactó por el Partido Encuentro Social, de claro corte conservador, y que en Querétaro su candidato fue el cristiano Adolfo Ríos, exfutbolista. ¿Alguien cree que si Ríos hubiera ganado hubiera una actitud diferente en el Centro Cívico en lo que respecta a solicitar el amparo a parejas del mismo sexo para poder casarse? En lo personal, no lo creo, estaríamos ante un mismo nivel de intolerancia.

Entonces, estamos frente a un problema mayúsculo, porque si bien se habla de un cambio de régimen y abolición del neoliberalismo, en un posible reacomodo de fuerzas los grupos ultraconservadores religiosos pueden aprovechar la coyuntura para imponer su visión en contra de los derechos humanos. Como sociedad no podemos permitir que grupos disfrazados de demócratas impongan una visión que va incluso de las propias enseñanzas de su religión de privilegiar el amor y el respeto al prójimo por una visión que Torquemada estaría orgullosa de ella.

Periodista y sociólogo. @viloja

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