El consumismo es una consecuencia asociada a diversos factores, tales como capacidad económica y falta de conciencia ambiental, es promovido por la mercadotecnia y por la industria de la vanidad. Resulta evidente que quienes mayor poder económico tienen, también padecen el riesgo de ser grandes consumidores y causantes directos e indirectos de contaminación.

En los primeros tiempos de la humanidad, el uso de los recursos naturales tenía el propósito fundamental de satisfacer las principales necesidades para subsistir del hombre que eran la alimentación, vestimenta y vivienda o refugio para su seguridad y protección; no causaban impacto ambiental. Además la población era muy escasa y no tenía capacidad para modificar el planeta.

A partir de la revolución industrial, a mediados del siglo XVIII en Gran Bretaña, se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad. Desde el Neolítico, no hay nada remotamente parecido a este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado; lo anterior, en palabras del Premio Nobel Robert Lucas.

La revolución industrial significó un aumento espectacular de la capacidad de producción, se empezaron a fabricar bienes en serie, gracias al uso de las nuevas máquinas y al carbón que les permitía funcionar; de este modo inició un nuevo esquema de consumo que ha venido haciéndose más vigoroso a través de los años. Los productos se presentan como desechables, ya que frecuentemente se promueve una renovación de ellos (por ejemplo los teléfonos celulares y los automóviles), haciendo a la versión anterior obsoleta y generando más productos, lo que implica una mayor utilización de recursos naturales y el deterioro del planeta; sólo para satisfacer el ocio de las personas con capacidad económica suficiente para tales excesos.

El consumismo también provoca la destrucción del medio ambiente por su vínculo con la contaminación del aire, agua y suelo; además de arrebatar la identidad a las personas, haciéndoles creer que son lo que poseen. Esto tiene funestas consecuencias, se generan daños en perjuicio de la actual y de las futuras generaciones, las cuales encontrarán un planeta contaminado y agotado, gracias a quienes creyeron que con el consumismo conseguirían la felicidad.

El consumismo está patentado por la creencia de que consumir es determinante en la identidad y estatus de la persona ante la sociedad. De acuerdo con National Geographic News, existen alrededor de 1.7 miles de millones de personas en el planeta que pertenecen a la clase consumista que desean dedicar su vida a acumular bienes innecesarios. Esto ocurre por la ambición insaciable del consumidor y lo hace fuertemente responsable del agotamiento de los recursos naturales y de la contaminación ambiental.

El consumismo provoca una acelerada contaminación, apresurada por la irracionalidad, la carencia de sensibilidad, o ignorancia en las consecuencias de las acciones, y por el irresponsable estilo de vida que contribuye al abuso de los recursos naturales.

El incremento de producción en la industria genera aguas residuales que pueden ser vertidas en cuerpos de agua limpia causando su contaminación. Los herbicidas y pesticidas utilizados en la agricultura contaminan aire, suelo y agua. Los residuos orgánicos que genera el consumidor son tirados en vertederos o rellenos sanitaros, los cuales liberan metano y otros gases, debido a su descomposición. Por su parte, las chimeneas de la industria y de diversas actividades productivas contaminan el aire y frecuentemente arrojan gases de efecto invernadero.

Eliminar el consumismo y establecer la conciencia ambiental en toda la población permitirá construir el escenario para un mejor futuro de la humanidad y el planeta.

Procurador del Medio Ambientede Querétaro.

jzepedag@queretaro.gob.mx

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