Cambiaron los personajes y con ellos los estilos; desde las formas, hasta el fondo. Un decálogo que debe marcar el actuar de sus cercanos, bienvenidas campechanas, acompañadas de una retórica más fluida. Hubo relevo en la vieja casona de doña Josefa. Se fue Pancho y llegó Kuri.

Primero en el histórico Teatro de la República que, apenas horas antes había amanecido inundado —el agua se les coló por los plafones— por las lluvias de la noche anterior y la madrugada reciente, y que hicieron trabajar horas extras al área de mantenimiento del teatro que, al final, entregaron el recinto limpio.

Ahí, entre los fantasmas de los constituyentes, de las asambleas ciudadanas, de las protestas indigenistas del EZLN, de los eventos partidistas, y hasta de las obras teatrales, se escuchó la voz del que llegaba: “Ejerceré el cargo de gobernador con humildad, pero no aspiro a escribir una historia humilde”.

Mauricio Kuri asumió como el gobernador número 114 de Querétaro. Cumplió el protocolo, agradeció a sus cercanos y a quienes no lo son tanto, pero que ahí estaban. Mandó un recado a Palacio Nacional: Tener miles de becarios está muy bien. Pero tener miles de nuevos empresarios, es mucho mejor y terminó con un: “Este es el momento de decirle a todo México: vamos con todo y arrancamos al 100” ¿Señales? Sin duda.

Luego, se dirigió al Palacio de la Corregidora, donde ya lo esperaban los 35 personajes que integrarán su gabinete —tanto el legal, como el ampliado— 10 mujeres y 25 hombres a los que le leyó la cartilla.

Primero los llamó a servir a la gente de Querétaro, les recordó la obligación que tienen de dar resultados inmediatos y  les mostró la puerta si no dan el ancho.

“Exijo atención inmediata, si una persona llega a quejarse conmigo es porque alguien no hizo su chamba. Estamos para servir, no me importa el día o la hora”, les dijo.

Y luego, les advirtió: “Si no se es útil para la administración (pública estatal), es su obligación terminar la relación laboral”.

Se planteó y a su equipo metas ambiciosas como la construcción de una clínica post Covid, con un programa de mejora regulatoria que superurge y un Programa Estatal de Obra Pública con una inversión de mil 066 millones de pesos, que incluye más de 130 obras sociales, de infraestructura y vivienda, entre otras metas.

Es el nuevo estilo, son las nuevas formas,  los nuevos tiempos que cambiaron, como desde hace años, un 1 de octubre. Veremos de qué está hecho el nuevo mandatario, veremos de qué está hecho su equipo que combina juventud y experiencia, pero, sobre todo, envía un mensaje de confianza. Démosle a él y a su equipo, el beneficio de la duda; los resultados hablarán por ellos. Ojalá les vaya bien.

El último párrafo. Cambió también la titularidad del Poder Judicial al que llegó la maestra Mariela Ponce. Con su nombramiento escuché comentarios respecto de que su esposo, el exsecretario de Gobierno y hoy coordinador estatal de Seguridad, Juan Martín Granados, la había impuesto, pensar eso es restar méritos a una mujer que ha construido con trabajo una carrera de 27 años en el Poder Judicial. La primera Jueza especializada en justicia para adolescentes en el estado y una de las pioneras en México en el rubro.

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