Los sistemas educativos son un reflejo de la visión, los intereses y los anhelos de sus sociedades; en sus aulas se educan los profesionistas, se forman los ciudadanos, se modelan sus ideas y refuerzan sus creencias, construyendo el futuro.

Existen dos vías importantes para entender el binomio tecnología–educación: la primera es el uso de la tecnología para la enseñanza, donde juega un rol importante la infraestructura disponible y la accesibilidad de los estudiantes a tablets, laptops, software, dispositivos de realidad aumentada y hasta videojuegos; la otra vía es propiamente la enseñanza de la tecnología, el aprendizaje de contenidos, la currícula y la incorporación de las nuevas tecnologías en todas las profesiones y áreas de estudio –incluyendo conocimientos básicos sobre programación, circuitos, informática, apps-.

Vivimos tiempos de cambio que precisan decisiones rápidas y asertivas; un punto de inflexión para la educación en el que, si bien la transformación digital de las escuelas ya era un proceso iniciado en muchas partes del mundo, la pandemia por Covid-19 lo aceleró de forma exponencial. Aprovechar esta oportunidad demanda un gran esfuerzo colectivo de inversión e imaginación que involucre a todos los sectores de la sociedad, donde los gobiernos articulen estrategias y asuman su papel como facilitador.

Los avances tecnológicos conllevan riesgos y retos por superar. Es justo en este escenario donde los gobiernos deben desempeñar un papel fundamental: impulsar la transformación educativa de forma inclusiva y democrática a fin de acortar la brecha digital -que terminaría por hacer más profunda la brecha educativa-. México necesita voltear a ver los modelos educativos para impulsar el talento digital, implementados por otras economías; reflexionar sobre sus alcances, sus marcos regulatorios y la cultura que les permite una rápida adopción de nuevas tecnologías.

Uno de los mejores ejemplos de esta transformación digital en el sector educativo es lo tenemos  en Querétaro. Hace unos meses el Tecnológico de Monterrey, campus Querétaro, fue sede de la primera clase impartida totalmente en el metaverso -espacio virtual e inmersivo que está revolucionando el internet-; constituye un hito educativo en nuestro país.

El primer paso para diseñar el futuro que queremos está en la educación; asimilarlo nos abre un horizonte de oportunidades ilimitado independientemente de la edad, profesión, giro, sector o actividad a la que nos dediquemos. Entender sobre realidad virtual, inteligencia artificial, big data, blockchain y las nuevas tecnologías está a nuestro alcance; hagámosle frente al futuro.

Google News