La sorpresiva y triste muerte de Antonio Helguera, caricaturista y dos veces Premio Nacional de Periodismo (1996 y 2002), causó conmoción en miles de personas del país, entre ellas el Presidente de la República, pero también provocó que otras, con cuentas de usuario en Twitter, mostraran su mezquindad ante el duelo y la pérdida.

Más allá de coincidir o no con las causas que defendió Helguera a título personal o en sus dibujos, de publicaciones del periódico La Jornada —del que fue fundador— o la revista El Chamuco y los hijos del averno, el hombre que murió a causa de un infarto el viernes 25 de junio, enseñó que la creatividad y el humor son una herramienta valiosa en la oscuridad… contra la mezquindad.

Desde la caricatura como género de opinión, Helguera ejerció el Periodismo por más de 30 años. Mostró talento, habilidades, sentido del humor y una dosis de crítica transexenal —necesaria, oportuna— que ridiculizó a las élites del poder político-económico cuando había que hacerlo, vía dibujos y trazos creativos.

Pero el legado de sus ideas no solo quedó en sus caricaturas. Recordamos sus palabras y participaciones en distintos foros, conversatorios, entrevistas, programas de televisión, presentaciones de publicaciones, ediciones de la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara, la Ciudad de México (CDMX) y más lugares del país.

“Helguera observaba sin perder el tiempo. Su mirada penetrante era el inicio de su expresión artística (…) Hoy Helguera partió y su ausencia debe ser una conciencia que despierta. Los duelos son dolor pero yo me niego a despedirlo con lágrimas porque su mirada profunda nos dice que hay que seguir… Un abrazo a los moneros, a su familia y a la conciencia de todos aquellos que quieren cambios en una vida de injusticias”, posteó Braulio Peralta, periodista y editor.

La primera vez que vi a Helguera fue en la FIL de Guadalajara, a finales de noviembre de 2012. A unas horas del cambio de poder en la Presidencia de la República, los moneros de “El Chamuco y los hijos del Averno” hicieron reír a cientos de personas en el auditorio “Juan Rulfo” de la Expo Guadalajara.

En el extremo izquierdo de la mesa, los rostros y las facciones de Helguera iban de la meditación a la sonrisa-alegría después de escuchar la espontaneidad o las ocurrencias de “El Fisgón” y Hernández, su compañero inseparable para Monosapiens, referencia obligada de humor político en la última página de Proceso.

La caricatura política en México y el país han perdido a un personaje, una gran mente, un dibujante excepcional. Réquiem.
Mezquindad no respeta ni la muerte.  Sin embargo, el dolor ante una pérdida humana no genera el mínimo respeto y compasión en todas las personas. Por increíble que parezca.

Existe un grupo de críticos y críticas de la “4T”, personas que tienen cuenta de usuario en Twitter, a quienes la ceguera intelectual y el odio los hacen tuitear y publicar cosas lejos de la humanidad o el sentido común.

A diferencia de “Calderón”, “Alarcón”, “Jabaz” y columnistas como Héctor de Mauleón, por mencionar unos casos, quienes pese a diferencias ideológicas y de línea editorial en sus medios mostraron un mínimo de empatía por la muerte de Helguera, el otro grupo evidenció sus limitaciones y “méritos” para permanecer en el basurero de la historia.

Parten de una falsa premisa: no es que estemos vendados o no veamos la situación de inseguridad y las masacres en el país, o los excesos de la “4T” en el poder. Reconocemos el tremendo error del Presidente por no pronunciarse públicamente y enviar condolencias inmediatas en la tragedia de la L12 del metro, por ejemplo.

Lamentamos las terribles e irreparables decenas de muertes a consecuencia de los grupos del crimen organizado en todo el país. No se trata de limitar u olvidar la crítica. Pero valoramos cuando un personaje y sus ideas dejan un legado en el Periodismo e historia político-social reciente del país.

Los dibujos de Helguera han sido, son y serán una vacuna de humor y creatividad contra mezquindad de tuiteros (as) ubicados en el basurero de la historia.

Periodista y profesor de la UAQ

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