En la presente semana acontecieron dos sucesos relacionados con la vida interna del partido verde, un partido que, dicho sea de paso, pese a decir abanderar la causa del medio ambiente, en la práctica es un partido satélite de la coalición gobernante sea del partido que sea.

Para el caso particular de Querétaro, recientemente se llevó a cabo una asamblea estatal, donde nuevamente se “eligió” al líder vitalicio de ese partido y, además, actual diputado local, Ricardo Astudillo Suárez, quien dicho sea también, arribó al congreso del estado luego de arrebatarle la candidatura a Wendy Barrera.

Derivado de lo anterior, en una entrevista radiofónica, la exaspirante a la gubernatura de Querétaro Katia Reséndiz Jaime hizo una afirmación que llama la atención por el tono y contenido, pues asevera que “no hay mecanismos lícitos y honestos” para que Astudillo continúe en la dirigencia. Aunado a esto, acusa haber sido víctima de violencia política en razón de género.

La acusación de la excandidata no es menor, si consideramos que ha habido antecedentes de personas sancionadas por el delito en cuestión, no se trata solo de una práctica política, sino que se reconoce y es punible. Para el caso, seguramente todo acabe en un diálogo donde se gestione en favor de Katia para su eventual incorporación a algún cargo público.

No olvidemos que, durante la campaña electoral, el discurso de Katia se caracterizó por ser de ataque hacia la candidata de Morena y complaciente con el candidato oficial y hoy gobernador. Incluso algunas columnas locales hablaban de la supuesta creación de una Secretaría del Medio Ambiente, donde se incluiría a dicho perfil una vez terminado el proceso. No sucedió. En la reforma a la ley orgánica de la administración pública del estado solo se dio cabida a otro perfil en la hoy Secretaría de Planeación, y se introdujo con calzador al actual director general del colegio de bachilleres, sancionado por violencia política en razón de género, por cierto.

El partido verde tal parece que ha renunciado a buscar adeptos entre la ciudadanía, su comportamiento organizacional se asemeja más al de un sindicato charro y si vemos su desempeño electoral, de no ser por el 116 constitucional, hace tiempo que hubiera perdido el registro. En esta vida donde la realidad supera a la ficción no debería extrañarnos ver ganar al partido verde un premio por el cuidado al medio ambiente, luego de construir un partido a base de pura basura.

Twitter: carlosfcps FB: Carlos Velázquez

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