Los pueblos y las personas indígenas del país todavía carecen de los espacios y las oportunidades que histórica y socialmente merecen.

Escuchar sus voces, perspectivas, en los medios de comunicación sigue pendiente en la mayor parte del territorio, pese a los avances legislativos en materia de radiodifusión, así como propuestas de diversidad o reconocimiento en contenidos.

Con el Día Internacional de los Pueblos Indígenas en puerta (9 de agosto), un ejercicio titulado “Quién es quién en (cumplir) la diversidad y la pluralidad en medios”, con foco de atención en las comunidades y voces indígenas, podría tener más vigencia o utilidad el próximo miércoles en Palacio Nacional, que la sección iniciada en julio.

Además, como ciudadanas y ciudadanos bien podríamos exigir a los medios de comunicación, que le apuesten a la inclusión de contenidos que visibilicen problemáticas que aquejan a las comunidades indígenas, espacios destinados a integrantes de comunidades (según el contexto geográfico y social) de cada medio.

Ante el vendaval de críticas contra la llamada “4T” y los gobiernos de izquierda política que arroja la comentocracia de siempre, debido a la falta de renovación en el “menú” (es un decir) de columnistas y articulistas de los medios electrónicos con concesión para uso comercial, se vuelve necesaria, por no decir urgente, la inclusión de voces indígenas, de activistas y gente con ideología diferente.

No se trata de defender a la “4T”, sino de enriquecer, diversificar, ampliar el espectro de voces y mostrar otras perspectivas de la realidad en México.

¿Se imagina usted que en vez de escuchar a los Majluf, Krauze, Aguilar Camín, otras plumas que representan intereses empresariales y de los otrora partidos en el poder, escucháramos, viéramos y leyéramos más frecuencia a líderes de comunidades de Amealco de Bonfil, pueblos indígenas de Oaxaca o Chiapas, por ejemplo?

Además, también abonaría a este propósito sumar cada vez más actores a la “Declaración de principios para la diversidad cultural y lingüística en medios de comunicación”, propuesta de Radio Educación en 2020 y que hasta la décimo tercera edición de la Bienal Internacional de Radio, realizada en julio 2021, llevaba 50 medios.

Un factor más que fortalece a la democratización reside en exigir el cumplimiento de los derechos de las audiencias contemplados en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que el jueves 13 de agosto cumplirá 7 años de su entrada en vigor.

Como parte de los derechos de las audiencias, la diversidad y la pluralidad son dos que poco a poco han ido ganando terreno, pese a resistencias, obstáculos y falacias de concesionarios, grupos de interés, élites económicas y políticas de México.

Cualquier parecido con la guerra discursiva contra algunos proyectos o intentos de la llamada “cuarta transformación”, no es coincidencia, sino muestra de que hay actores y grupos que no les gusta ser desplazados de los reflectores o el poder.

Junto con esta reflexión, podríamos incorporar las palabras de especialistas como Beatriz Solís y Adriana Solórzano, quienes en el foro “Los derechos de las audiencias, un debate abierto. ¿Y la academia?”, aseguraron que la calidad y la diversidad en televisión y radio abierta debieran ser obligatorias, porque la Constitución establece que son servicio público (por primera vez desde el 2013).

Periodista y profesor de la UAQ

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