Para dimensionar los avances de nuestra democracia es conveniente compararla con la de otros países. Esa es una de las ventajas de reflexionar con expertos de la observación electoral, actores políticos, académicos y autoridades electorales de otras regiones e incluso continentes. Por ello, en el IFE consideramos la necesidad de crear un espacio anual de intercambio con especialistas de alto nivel en el que se plantearan los principales retos, logros y amenazas que enfrentan las democracias en América Latina. Un “Davos” en materia electoral.
Esta idea la analizamos con funcionarios de organismos multilaterales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), representantes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de IDEA Internacional, así como con distinguidas personalidades de la comunidad de observadores electorales internacionales. Así nació la idea de organizar cada año un Foro de la Democracia Latinoamericana, y ya llevamos tres.
El primero lo celebramos en 2010 y el eje de las discusiones fue el Segundo Informe sobre el estado de la democracia latinoamericana, elaborado por la OEA y el PNUD, en colaboración con expertos y académicos de diversos países. En esa ocasión se reflexionó ampliamente sobre los déficits de ciudadanía y la importancia de que las democracias electorales evolucionen hacia democracias de ciudadanía.
En el segundo foro, llevado a cabo el año pasado, tratamos la influencia del dinero en la política y en las elecciones. En ese espacio analizamos de manera particular el documento Dinero, Política y Poder: un dilema para la Democracia, elaborado por la OEA. Reconocimos, en ese análisis, la imposibilidad de disociar el dinero de la política y que la concentración del dinero puede provocar la concentración del poder.
En el Tercer Foro, celebrado del 10 al 12 de octubre pasado, los ejes temáticos desarrollados fueron la política, la representación y la gobernabilidad, y se presentó la versión en español del Informe de la Comisión Global sobre Elecciones, Democracia y Seguridad.
En los tres días del foro tuvimos el privilegio de escuchar a hombres y mujeres especialistas, académicos, representantes de organismos multilaterales, funcionarios electorales, activistas indígenas, representantes de partidos, periodistas, expresidentes, líderes políticos, legisladores y gobernantes de nuestro país.
A través de ellos pudimos conocer aspectos de la política, la desigualdad social y los sistemas electorales de Argentina, Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y República Dominicana; pero, también de Canadá, Egipto, España y Estado Unidos. Así como, naturalmente, la visión globalizada y acuciosa de especialistas de las instituciones organizadoras (OEA, IDEA Internacional, Colmex e IFE).
Debo decir que el tercer foro ha sido el de mayor audiencia en tiempo real, de los tres que hemos organizado. Se abrieron canales de comunicación en Twitter, en Facebook, en YouTube, correo electrónico y, gracias a nuestros aliados estratégicos de la diplomacia, logramos cobertura en Europa, África, Asia y, naturalmente, en América Latina.
En cuanto al contenido hubo coincidencias, entre varios expositores, en que las mayores amenazas y distorsiones a la equidad en las elecciones se caracterizan por dos aspectos: 1) que algunas son previas al inicio de los procesos electorales y 2) que otras están más allá de las atribuciones tradicionales de los organismos electorales.
El tema de la violencia fue abordado de manera profesional, con enfoques frescos e incluso, debo decir, de manera acalorada. Al respecto se señaló que el surgimiento de grupos delictivos y organizaciones fuera del marco de la ley, las cuales no son compatibles con los regímenes democráticos, son un ejemplo de los factores que tienden a vulnerar los sistemas electorales.
Sin duda, el foro fue un espacio de reflexión en el cual se plantearon diversos desafíos y recomendaciones para mejorar la integridad electoral y fortalecer el funcionamiento de las democracias en el mundo. Seguramente algunas propuestas podremos concretarlas en procedimientos o nuevas instituciones que fortalezcan la democracia en nuestras naciones.
Un aspecto que llamó particularmente mi atención es la coincidencia, casi debería decir consenso, entre los participantes en torno a la importancia de desarrollar y ejercer la ciudadanía para defender y consolidar los sistemas democráticos.
Al igual que en cada elección, cada Foro de la Democracia Latinoamericana recoge nuevos desafíos, aporta experiencias, ideas y conceptos novedosos para entender el desarrollo de los sistemas democráticos. Sin embargo, con base en lo dicho en el foro, pareciera que la globalización no sólo ha homogeneizado el mercado sino que también lo ha hecho con las principales amenazas al desarrollo y sustentabilidad de las democracias. Veremos qué novedades presenta el Cuarto Foro que, en palabras de algunos asistentes, es ya una tradición del sistema internacional para la democracia en nuestra región.
Consejero presidente del IFE