Amealco de Bonfil, Qro.

La mañana es fría en la comunidad La Isla, en Amealco de Bonfil; entre caminos de tierra y empedrado, decenas de adultos mayores acuden a una escuela, por ahora desocupada, para recibir su apoyo económico.

En la primaria donde se dan cita los abuelos, acuden grupos de entre 20 y 25 personas, cada grupo en un horario distinto para evitar aglomeraciones.

La mayoría de los adultos llegan con cubrebocas, pero alguno que otro, todavía incrédulo del coronavirus, llega sin ninguna protección, por lo que el personal de la Secretaría de Bienestar del gobierno federal les otorga cubrebocas y les pide que se lo pongan antes de ingresar a la reunión. Todos acceden.

A todos los abuelitos se les proporciona gel antibacterial, y toman asiento manteniendo la distancia uno de los otros, por eso se formaron grupos de 20 personas, para evitar la cercanía y cumplir con las normas de salubridad para evitar contagios de Covid.

La entrega se realiza de manera ágil, en menos de una hora ya se otorgaron los apoyos económicos al primer grupo de ancianitos, son en total 4 mil 200 pesos, equivalentes a los próximos 2 bimestres de ayuda.

Las recomendaciones del equipo de la Secretaría son las mismas: “Hay que seguir cuidándonos, la contingencia todavía no termina, hay que quedarnos en casa y pedir a nuestros familiares que nos ayuden a hacer nuestra despensa o cualquier otra cosa que necesitamos, hay que usar nuestro cubrebocas y nuestro, gel, siempre”, los abuelos asienten las indicaciones con la cabeza y se retiran del lugar.

Para Leonor Aguilar, la contingencia sanitaria por Covid-19 ha sido eterna, algunos de sus hijos se han quedado sin trabajo y eso la preocupa. Afortunadamente, dice, en Amealco la cosa está más tranquila que en la capital.

Reconoce que no entiende mucho sobre el nuevo virus, pero hace lo que puede para mantenerse libre de Covid; usa su cubrebocas, se aplica gel antibacterial en las manos, se queda en su hogar el mayor tiempo que puede “y que sea lo que Dios diga”.

“Yo veo en las noticias que todo está muy feo por este virus, pero gracias a Dios aquí en nuestros ranchitos todo está bien, nos cuidamos los viejitos, nos vemos sanos, yo me siento tranquila pero pues siempre hay que cuidarse porque no sabe uno, algunos viejitos sí están más nerviosos pero sólo Dios sabe”, platica.

Debido al gran número de beneficiarios, no todas las entregas se realizan a domicilio, pero sí se da prioridad a los casos más urgentes, es decir a los beneficiarios que viven más lejos que los demás, que tienen mayor edad o alguna dificultad física.

Aunque el apoyo a las personas mayores ya es un derecho constitucional, algunos abuelos se conmueven al recibir el dinero, pues creen que es un acto de buena fe; muchos de ellos viven solos y en comunidades rurales.

“En qué gasta su dinero, don José?”, preguntan los trabajadores. “Pues para comer principalmente, en ropita, en algo que necesite, pero hay que saber administrarlo porque esto nos tiene que durar 4 meses”, responde el beneficiario de 71 años de edad.

Aunque la entrega de apoyos económicos pareciera una tarea sencilla, la verdad es que no es así, y mucho menos en medio de una contingencia sanitaria, donde se trabaja con un grupo vulnerable y se deben acatar ciertas medidas de salubridad.

Para Roxana González Martínez, coordinadora del programa de Pensión para Adultos Mayores a nivel estatal, trabajar durante la pandemia por el SARS-CoV-2 no ha sido nada fácil, pues se cuenta con un equipo de menos de 400 personas para atender a 112 mil beneficiarios.

El principal obstáculo, hasta ahora, ha sido la poca disposición de los gobiernos municipales, que durante los últimos meses decidieron no prestar a la Sedeso los espacios públicos en donde regularmente hacen las entregas a los beneficiarios.

Roxana explica que de 406 puntos de entregas que se tenían anteriormente, ahora se tienen disponibles sólo 36 de estos espacios, lo que complica no sólo la entrega de recursos, sino también los desplazamientos de las personas que los reciben.

El equipo de la Secretaría tuvo que reducirse temporalmente y acortar las jornadas de trabajo debido a la contingencia.

Roxana percibe que la mayoría de los adultos mayores no toma en serio las medidas sanitarias implementadas para evitar contagios por Covid, pero pide a los familiares que sean comprensivos con ellos, que los ayuden a entender la situación, y aun más, les piden que los ayuden a mantenerse sanos.

“Ha costado mucho concientizar a los adultos mayores sobre los riesgos y las medidas de salubridad, sobre todo en las comunidades rurales, ellos creen mucho en lo natural, dicen que Dios cuida, entonces algunos creen que no es real, otros creen que sí”, comenta la coordinadora.

“Para todos la recomendación es que no salgan, que los hijos o familiares los apoyen lo mas que puedan, incluso pueden recoger este apoyo económico por ellos, y también que las personas ayuden a los adultos que ya no tienen familia”, finaliza.

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