Como escribimos en la entrega anterior, la posverdad tiene como base una conspiración sin teoría, es decir, una lógica del rumor particular e históricamente delimitada. Muirhead y Rosenblum denominan esta peculiar conspiración como “la gente anda diciendo”. Este proceso no sólo construye un discurso impersonal y sin responsabilidad, sino fundamentalmente porque la despreocupación por las declaraciones que hacen los políticos no responde ante los hechos que la realidad les impone, es decir, “la enunciación fáctica”.

Las enunciaciones fácticas cumplen un rol esencial en el escepticismo y éste en la democracia, sin embargo, no hay que olvidar que en política no todo se trata de expertise, sino también lo que sabemos por experiencia si no fuera así no tendría cabida ni la comprensión ni el juicio político. Así, la posverdad pelea codo a codo con los enunciados fácticos bajo un fiel que se mueve constantemente.

Para quienes piensan que hay un mar de diferencias entre verdades verificables y fantasías peligrosas, la situación masiva de posverdad es preocupante. Nos recuerda que los autoritarismos modernos asestaron golpes mortíferos a las instituciones empeñadas en decir la verdad frente a la mentira y el odio. Desconfiemos de quienes aplauden la posverdad, ingenua o cínicamente, en nombre de la expresión pública desvinculada de cualquier intento de acuerdo social y obligaciones hacia otros.

Estamos ante una audiencia que cree todo lo que ve en línea. Hoy “lo vi en Facebook” es sinónimo de “es verdad” sin importar la fuente del contenido. A la hora de informarse, la audiencia ya no suele acudir a un medio en el que confía, sino dejar que la información le llegue por las redes.

Lamentablemente, las personas en general, son más proclives en atender noticias sensacionalistas, tragedias, violencia, denostaciones, escándalos. Las personas en términos generales están dispuestas a validar mensajes que otros utilizan para manipular las estructuras mentales de los habitantes, atreves de datos, historias y metáforas, antes que dar crédito a la verdad y la razón.

Las noticias falsas y las teorías de la conspiración pueden convertirse en fenómenos virales en cuestión de horas, crean realidades alternativas y sirven a propósitos de la propaganda oficial.

En esta situación de incertidumbre y conflicto por la verdad, el principal peligro es el irracionalismo político, Entre noticias de verdades y mentiras, la combinación contribuye a triunfos momentáneos e importantes de la sinrazón. Igualando hacia abajo, junta conspiraciones y documentos certeros, ficciones e historias reales y anuncia la falsa promesa que cualquiera es dueño de su verdad. Legitiman así un falso derecho de vivir en realidades paralelas.

Se identifican diversos elementos para combatir los efectos destructivos de la posverdad tales como apelar a la capacidad natural de las personas para pensar, razonar y analizar suficientemente los hechos, para validar en su caso, la información de que se trate. Es conveniente revisar la fuente de información, conocer quién la generó, que pretende el informador divulgando la falsa información, indagar para obtener datos verificables, confrontar los hechos, evaluar la información con datos comprobables, y en lo personal, rechazar la condición de rebaño, detonar personalmente conciencia ciudadana activa, promover reflexión y denuncia, definir estrategia de comunicación integral para eliminar o quitar impacto negativo de la posverdad, cuando menos, divulgando la verdad y las dudas identificadas, de boca en boca, y si es posible, utilizando herramientas tecnológicas que estén al alcance de la población.

Cuando se piensa la libertad de expresión como una virtud a prueba de críticas y la verdad como un bien dividido, la negación puede destruir cualquier intento por lograr verdades consensuadas y democráticas. Realidades paralelas y verdades fraccionadas hacen imposible la justicia social. Sin normas básicas no hay orden social posible.

Walter Riso, escritor de autoayuda dice: “La manipulación solo prospera, en los que dicen si compulsivamente a todo, y en quienes son débiles, a la hora de defender sus derechos”.

Felices fiestas con mis mejores deseos para usted y los suyos. Nos leemos el año que entra.

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