El pasado martes 2 de junio muchos pensaron que Pancho Dominguez perdía una batalla en la “guerra política” para ser gobernador de Querétaro. Faltó a la exigencia de “destapar” su gabinete en la reunión convocada, para ello, por Coparmex.

No pasó nada. Los votantes le perdonaron... eso y todo.

Hoy está a semanas de liderar el mandato, que le otorgaron 379 mil 790 queretanos que votaron por él.

Pancho ganó por 58 mil 758 votos, en un padrón de 1 millon 413 mil 734 electores, con una gran participación electoral: 57.26 por ciento.

Hoy Pancho, ya disfrutó vacaciones y está a punto de instalarse en el salón grande de Palacio de Gobierno.

Hoy su equipo, liderado por su gran amigo Luis Bernardo Nava. El virtuoso híbrido panista, que representa una nueva generación de políticos —con sangre de los duros y visión refundadora—, leal hasta la muerte, encabeza un equipo, que teje una transición a la que ellos decidieron quitarle el adjetivo de “tersa”, para salpicarla de retos. De filtraciones a la prensa nacional y calificaciones rudas —en medio de júbilo—, que esperan pasar la prueba de la comprobación. La del ácido... de la verdad objetiva —dirían los abogados clásicos—. Lo de USEBEQ, por ejemplo.

Pancho regresó a Querétaro para tomar la vital decisión de formar su equipo, de nombrar a los titulares.

Lo reitero. La primera gran decisión que debe tomar, donde hay que demostrar la inteligente transición de pasar, de buen candidato a ejecutivo eficiente.

A director general de una empresa llamada Querétaro, que crece 6 por ciento anual (como China) y es el estado con mejor calidad de vida. La única entidad del país que redujo los índices de pobreza y su deuda pública más del 13 por ciento. Donde los ciudadanos perciben seguridad y donde la educación superior creció al doble como ninguna ciudad de EU.

El reto es interesante. Y Pancho tendrá que empezar por formar un gran equipo. Seguro tendrá que pagar alguna cuota política, venida de sus amarres para lograr apoyos. Pero la eficiencia significa, que esos “favores” sean los menos.

Hoy, hoy, hoy. Pancho, tendría que estar pensando 24 horas: Quién será el equipo que lo acompañará. Quiénes son esos gerentes calificados que necesita Querétaro. Qué dice la gente cercana a Pancho sobre la conformación del equipo.

Hablan de sorpresas como nombrar al abogado Alfonso Gonzáles Rivas, secretario de Gobierno. Pondría ahí a un hombre de todas su lealtad —fue su abogado toda la campaña, está en el equipo de transición y es de la confianza de la señora Karina Castro—. Pancho tiene la gran ventaja de ser un ciudadano. Un panchista. No un panista.

Marcos Granados sería procurador; Hugo Burgos, el eficiente administrador del Parque Bicentenario, secretario de Turismo; Mariela Morán, de grandes lealtades, la vocero; Raúl Iturralde, el nuevo secretario de Educación, aunque hay un grupo empresarial que apoya a Dario Malpica; Adolfo Ortega, el ex ombudsman, iría a la USEBEQ; Marco del Prete, a la Sedesu, Secretaría que ya conoce, y donde ya participa en la trancisión; José de la Garza Pedraza llegaría a la Oficialía Mayor. Aunque hay voces que lo ponen en la CEA, contra el ánimo de Germán Borja; Luis Bernardo Nava será el creador de la nueva Secretaria de Desarrollo Social. Tiene aspiraciones políticas; Romi Rojas a Obras Públicas; Marcus López en el Deporte; Echevarry, contralor; el recio Alcocer Gamba a Finanzas; Tonatihu Cervantes, que conoce a Pancho desde que ambos eran estudiantes de Veterinaria, a la Sagarpa.

Y bueno... quiénes quieren un lugarcito en el gabinete. Germán Borja, que se bajó de Corregidora por Kuri quiere la CEA. Y, Gerardo Quirarte, de los pocos que puede repetir.

Muchos nombres y suspiros. Ante una decisión, personalísima de Pancho, de dar amplia certeza de continuidad y progreso, que tan solo por los indicadores, será un reto en donde hay poco margen para equivocarse.

Equivocarse no, frente a una sociedad exigente, que le gusta la alternancia. ¡Vaya reto! De muy poco margen de error. Los que aplauden hoy, son jueces implacables en 6 años.

Periodista

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