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E l ex convento y Templo de Santa Rosa de Viterbo, en la ciudad de Querétaro, fue construido en 1752 por el arquitecto Ignacio Mariano de las Casas, la obra, de arquitectura colonial, está catalogada como una de las joyas del Barroco mexicano.
Este templo es la expresión máxima del Barroco queretano del siglo 19, además de que encierra en sus paredes más de 200 años de historia y obras de arte inigualables.
De este sorprendente edificio resalta la cúpula de influencia mudéjar. Al interior del templo se encuentra una colección de seis retablos dorados de este estilo, realizados en el siglo 19, al parecer, por el mismo de las Casas.
Los retablos son de modalidad antila, es decir sin columnas, y están dedicados a diferentes santos y uno a la Virgen de Guadalupe, todos cubiertos de sinuosas formas vegetales, coronas y de ángeles en distintas posiciones, restaurado recientemente es uno de los sitios preferidos de paseantes nacionales e internacionales que visitan la entidad, ahora a la belleza del lugar se añade la fuente de aguas saltarinas en el frente de la majestuosa edificación.
La fachada y la torre tienen influencia árabe, por lo que pudieran considerarse “manieristas”; los retablos son barrocos con diferentes estilos. Otra curiosidad de su arquitectura son sus dos botareles invertidos, los arcos enroscados que se apoyan al lado derecho de la entrada principal, que según dicen se colocaron para salvaguardar un posible desplome de la cúpula y apertura de los muros laterales del templo, estos arcos los utilizó Francisco Martínez Garduño en otras de sus obras “una de las más bellas, altas y opulentas de esta ciudad”.
Por extraño que parezca, no se sabe con certeza porque se escogió como titular y patrona de esta comunidad a Santa Rosa originaria de Viterbo, Italia; Rosa de Viterbo fue una terciaria franciscana, no monja, como las que en éste vivieron, que fueron beatas terciarias franciscanas, ya canonizada fue modelo de las mujeres que aquí vivieron.
Esta obra es en gran parte del reconocido arquitecto queretano Francisco Martínez Gudiño, a don Ignacio Mariano de las Casas se le atribuye el reloj y el órgano del coro bajo en donde estampó su firma.
También son dignas de admiración sus múltiples pinturas, arcos volados en la escalinata y un par de relojes solares.