A sus 27 años, Josué Guerrero Trápala es presidente municipal de Corregidora. El joven gusta de la vida hogareña, la lectura y una buena charla con sus amigos. Además, su heroína en la vida real es su madre, pues ha sabido sortear las pruebas que le ha puesto la vida y salir airosa.
En su oficina del Centro de Atención Municipal (CAM) de Corregidora, el joven funcionario se acomoda en su silla, mientras pide un refresco de cola sin azúcar.
Soy una persona muy tranquila bajo muchas circunstancias, incluso de presión o algarabía, siempre me he considerado una persona con un temple muy tranquilo.
Su capacidad de escuchar. Cuando alguien tiene la capacidad de escuchar creo que puedes llegar a muchas cosas y avanzar mucho. Cuando alguien se cierra, al contrario, es difícil transitar.
Híjole, para mí que no es mi tema, nadar, aventarme al mar en Costa Rica, ya me andaba muriendo ahí, casi no la cuento [ríe].
Espero comprensión. Espero un oído para cuando tienes que platicar temas de todo, tanto temas complicados, como temas que te son alegres, que te escuchen de forma sincera y honesta, creo que es lo mejor que puedas esperar de un amigo.
Soy muy desesperado. Soy tranquilo y desesperado. También soy muy impaciente.
Me gusta mucho leer novela histórica y la historia, aunque no sea novela. También me gusta leer de política.
Que la familia esté bien. Que la gente que quieres esté bien de salud, con una tranquilidad económica y tranquilidad social. Ese es mi ideal de felicidad.
Perder a mi papá cuando tenía menos de cuatro años.
Si no me dedicara a la política me hubiera gustado mucho ser maestro de historia. En algún momento, cuando estaba chiquito, me llamaba la atención la antropología, pero no, yo creo que hubiera sido la investigación histórica.
Si no fuera México me gustaría vivir en Inglaterra o Francia.
El azul [ríe]. El blanquiazul.
El león. Proyecta seguridad, autoridad, cuando tiene que ser feroz y tiene que ser valiente le entra y no se echa para atrás. Pero también hay imágenes donde está atento a la manada y está cuidando que no haya ningún peligro.
“Pasos de cero” de Pablo Alborán.
El Episodio III de Star Wars, La venganza de los Sith.
El sueño de Inocencio, de Gerardo Laveaga.
Thor, me gusta mucho.
Soy muy hogareño, me gusta estar mucho en mi casa leyendo o viendo una película.
Mi mamá. Va a sonar trillado lo de las mamás luchonas, pero ha vivido momentos bien complicados en lo que le ha tocado transitar en la vida, y en todos ha salido adelante, y para mí es un ejemplo.
Mentir. No me gusta que la gente mienta, menos que me mientan a mí.
La altanería. Que alguien no sepa reconocer cuando se equivoca. Se da mucho en la política, en los cargos públicos, [se olvida] que todo esto es efímero, que todos estamos [de paso], que no hay nadie ni por abajo ni por encima de alguien más y que todo esto se acaba.
Santiago Posteguillo, que hace novela histórica, de Roma. También me gusta mucho Armando Fuentes Aguirre “Catón”.
A Agustín de Iturbide o al emperador Trajano, de Roma. Los dos se me hacen personajes bien interesantes.
Volar.
No. En algún momento coleccionaba monedas antiguas, pero ya no lo he hecho. Si se puede decir que los colecciono, serían libros.
Pozole.
Me gusta mucho “sin prisas, pero sin pausas”. Me gusta mucho otro, que es chistoso porque fue un error de redacción en el PAN hace muchos años, en los 50: “seguiremos continuando”.
Buscando alguna maestría o maestrías. Seguir con otro posgrado. Me veo participando en política dentro de mi partido, donde ya cumplo nueve años, y haciendo todo lo que pueda por Corregidora.
Me gustaría darme cuenta que ya voy al final, sobre todo para poder despedirme de la gente que quiero, no me gustaría morir dormido o en un accidente. Tampoco me gustaría sufrir.