En México, cada vez más trabajadores ganan menos, producto del bajo crecimiento y el alto nivel de desempleo e informalidad que ha registrado la economía en años recientes, por lo que se torna complicado que esta situación pueda revertirse de forma importante en el corto plazo, estimaron especialistas.
Durante los últimos cuatro años, el número de trabajadores que ganan más de cinco salarios mínimos se redujo 11.8% para llegar a sólo 2.4 millones de personas; es decir, apenas 7.3% de los asalariados subordinados que existen en el país, de acuerdo con los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que elabora el Inegi.
Por el contrario, el número de trabajadores que ganan hasta tres salarios mínimos —apenas 6 mil 309 pesos al mes en el mejor de los casos—, aumentó 10.2% de 2010 a 2014, con lo que sumaron 21.7 millones de asalariados al cierre del año pasado; es decir, el 64.1% del total.
En los últimos dos años, la economía mexicana ha registrado un crecimiento de apenas 1.8% anual, menos de la mitad de 4.4% que promedió de 2010 a 2013, producto del rebote posterior a la crisis financiera de 2009. Asimismo, la tasa de desempleo en los últimos cinco años se ubicó en promedio arriba de 5% anual de la Población Económicamente Activa (PEA), cifra muy superior al 3.6% que se alcanzó entre 2005 y 2008.
El bajo crecimiento económico y las altas tasas de desempleo que hay en el país han implicado que los mexicanos acepten remuneraciones más bajas por el mismo tipo de trabajo que venían haciendo anteriormente, incluyendo la gente más preparada, explicó el director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz.
Durante los últimos cuatro años, el número de trabajadores subordinados que tienen percepciones mayores a tres salarios mínimos disminuyó en 1.4 millones de plazas.
Por el contrario, la ocupación que se generó en dicho periodo se concentró en el rango de personas que ganan entre uno y tres salarios mínimos, con 1.7 millones de plazas.
Al cierre del año pasado, 6.7 millones de personas declararon tener ingresos de hasta un salario mínimo —2 mil 103 pesos al mes—, de los cuales, 3.1 millones eran trabajadores subordinados y remunerados.
Los trabajos bien remunerados en México son pocos y muchos en condiciones precarias, muchos de ellos en el sector servicios, que no están avanzando de la mano con el crecimiento de la población, como el millón de empleos que requiere el país, advirtió el investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac, Carlos Canfield.
Un elemento que ayuda a entender la precarización del empleo en México es el hecho de que las propias empresas enfrentan un escenario más restrictivo. Entre 2008 y 2013 principalmente, la utilidad de las empresas en términos por trabajador ha disminuido, lo que implica que han tenido limitaciones para ofrecer mejores salarios, externó de la Cruz.
Adicional a lo anterior, está el problema de la informalidad, agregó el especialista. 58% de los mexicanos trabajan en la informalidad o vinculados a dicho sector, por lo que se tiene es un mercado laboral informal que implica que cerca de 31 millones de mexicanos no tengan prestaciones como la seguridad social, a pesar de tener una ocupación, o que alrededor de 15 millones ni siquiera tengan un contrato que les garantice sus derechos laborales.
Este escenario informal, junto con la precarización de las condiciones económicas, acaba explicando tanto que se contrate trabajadores con bajos salarios, como con el hecho de que no se les dé las prestaciones de ley y que en muchas ocasiones los trabajadores acaban aceptando, externaron los especialistas.
En el corto plazo no hay perspectiva de que se vayan a revertir estas condiciones, básicamente porque para ello se requiere crecimiento económico sostenido y estable que se traduzca en mejores salarios y prestaciones, destacó Canfield. Para este año los analistas estiman un crecimiento económico de apenas 2.8% y para 2016 de 3.5%, en el mejor de los casos.
A casi tres años de haberse aprobado la reforma laboral, no ha generado los resultados que se esperaban, pues no hay un incremento sustancial de la productividad, ni tampoco un incremento en las prestaciones de los trabajadores; por lo que, en el corto plazo no hay una perspectiva que avizore mejoras en las condiciones laborales de los mexicanos, concluyeron.