La filosofía de Don Salvador Sánchez Alcántara estuvo basada en lo que se denominó el hombre-camión, y que consistía en que los trabajadores formaran parte de la empresa a través de la asociación. Esto fue su principal aportación al sector del autotransporte de pasajeros.
El empresario siempre se preocupó, y ocupó, por atender tanto a las necesidades de los usuarios del transporte como las de los trabajadores de la compañía, y eso fue lo que le permitió hacer de Grupo Estrella Blanca, una de las principales firmas del sector en el país.
“Sin duda alguna, el gran reconocimiento del mundo del transporte en el país, y más de su empresa, fue con la figura del hombre-camión, y el mejor ejemplo de eso había sido él mismo”, destacó Salvador Sánchez Espinosa, el menor de sus hijos.
“Porque él trabajó 14 años de operador en el autobús número 14; luego, dos años como jefe de Servicio y después dos años fue secretario del Consejo de Administración”, detalló su hijo.
En entrevista, platicó que tras años de trabajo, su padre logró ser socio de la mitad de un autobús y eso era un logro importante, pero no suficiente para estar al frente del Consejo de Administración de la compañía, ya que para ello necesitaba tener un título accionario de la empresa.
Fue hasta que pudo adquirir una de las acciones que fue nombrado presidente del Consejo de Administración de Grupo Estrella Blanca, en febrero de 1966.
De esta forma, con una experiencia de veinte años en el autotransporte de pasajeros, Don Salvador llegó a la presidencia del Consejo de Administración con el conocimiento de las rutas y destinos que cubría la empresa en ese entonces; de la operación de las diferentes oficinas a lo largo de la ruta; de los encargados de servicio, jefes de personal y de los directivos.
Salvador Sánchez Alcántara recibió la compañía con 80 autobuses, y dejó la presidencia del Consejo de Administración con aproximadamente 5 mil unidades, lo que habla del crecimiento que logró al frente del Grupo.
“Si algo tuvo es que era incansable (…) Yo no me acuerdo de haberlo visto que se levantara nunca después de las seis de la mañana, y que se acostara a dormir antes de las 10, 11 de la noche.
“Era verdaderamente incansable, no había quien le aguantara el ritmo, de nadie de sus colaboradores”, recordó Sánchez Espinosa.
“Había una anécdota en esa época, que don Salvador traía un chófer, y a veces hasta dos, para poder viajar y trasladarse. En ese entonces no había aviones, no había helicópteros como los hay ahora, eran los años sesenta, y setenta”, refiere Rafael Herrera Fernández, presidente del Consejo de Administración de la Terminal de Autobuses de Querétaro.
“Dormía en la cajuela de su automóvil, que era un Buick enorme, dormía en él y ya sólo entraba a alguna de las terminales a darse un regaderazo y seguía trabajando, y en las noches se trasladaba de un lugar a otro(…) era incansable”, destacó Herrera Fernández.
Rafael Herrera, quien actualmente también funge como consejero vitalicio de Autobuses de la Piedad (Grupo Flecha Amarilla), fue uno de los más grandes amigos de Don Salvador Sánchez, a pesar de que en el plano de los negocios eran competidores.
“Yo guardo un recuerdo muy importante de él, porque me apoyó muchas veces, en muchas cosas de lo que llegamos hacer también; a pesar de que éramos competidores en muchas áreas”, resaltó el empresario, quien añadió que los problemas que llegaron a tener siempre los resolvieron “a palabra”, sobre la mesa.
Herrera Fernández aseguró que Don Salvador Sánchez fue el directivo que alcanzó el mayor crecimiento e innovaciones en el autotransporte durante los años sesenta y setenta, ya que, por ejemplo, logró la importación de grandes cantidades de autobuses.
Durante su estancia al frente del Consejo de Administración de Estrella Blanca, logró sortear las crisis económicas de 1982 y 1994, y expandir la presencia de la compañía a prácticamente todo el país.
También, Don Salvador inició el desarrollo del segmento de autobuses ejecutivos en los años noventa, con la línea TuriStar.
Salvador Sánchez Espinosa resaltó que todo ese éxito se logró a través de la asociación y adquisición de otras compañías; pero sobretodo, apoyándose precisamente en el hombre-camión, ya que su padre aseguraba que la participación de los trabajadores en la empresa generaba un mayor compromiso y un mejor desempeño, en beneficio de todos los participantes del Grupo.
Un hombre visionario, que también se desempeñó en otros sectores económicos, como el de desarrollo inmobiliario, siempre estuvo comprometido con su trabajo, su familia y amigos, fiel a sus valores y creencias, todo eso fue la clave del gran éxito de Don Salvador Sánchez Alcántara.