La inversión Extranjera Directa (IED) durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, sufrió una caída cercana a 7 mil 052.6 millones de dólares respecto al sexenio previo; cifras que de acuerdo con lo propuesto con la nueva administración se buscará revertir con mayores tasas de crecimiento.

Con datos de la Secretaría de Economía (SE), al tercer trimestre de 2012, la captación de flujos foráneos desde 2007, alcanzó 130 mil 422.1 millones de dólares, cuando de 2001 a septiembre de 2006, llegó a 137 mil 474.7 millones de dólares.

Aunque la cifra se actualiza y resta conocer la IED correspondiente a periodo de octubre a diciembre, voces como la del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), estima que no será superior a 17 mil millones de dólares en 2012, con lo cual sólo contabilizarán 134 mil 377 millones de dólares.

Ello significa que, comparado con la administración de Vicente Fox, cuando llegaron al país 142 mil 120.2 millones de dólares, este sexenio cerraría con una baja de 7 mil 743.2 millones de dólares.

Por su parte, Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), destacó que la IED global en 2012 será de 1.6 billones de dólares y genera en el mundo alrededor de 69 millones de empleos, pero de ella, México sólo capta 1.3%, cifra inferior a la de países como Brasil (4.4%) y China (8.1%).

“Si México a partir de un año pudiera duplicar la IED captada de manera permanente, se podrían generar en promedio 11.3 millones de empleos”, dijo.

Para lograr el objetivo, reiteró la propuesta hecha a la nueva administración de Enrique Peña Nieto para que elimine las restricciones a la inversión en todos los sectores de la economía, incluyendo aquellas áreas reservadas para el Estado.

El líder de la cúpula empresarial subrayó que hay barreras a la inversión en diversos sectores y, si el gobierno de México se propone metas de crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) entre 6% y 8% al año, tiene que remover dichas barreras.

Además de las restricciones obvias a la inversión en petróleo, gas y electricidad, hay sectores económicos en el país que no reciben inversión de manera proporcional a su aportación al crecimiento.

Según datos de la Dirección General de Inversión Extranjera, 2007 y 2008 fueron los años con mayor captación, 31 mil 840 mdd (monto más alto hasta el momento) y 27 mil 475.2 mdd, respectivamente.

Sin embargo, los cuatro años siguientes no lograron reponerse a problemas como la influenza del virus AH1-N1, la creciente inseguridad que dañó la imagen de México en el exterior y las crisis globales detonadas en Estados Unidos y Europa.

Incluso también se registró el año de menor atracción en los últimos 12 (16 mil 282.2 mdd), lo cual se reflejó en 2009 como resultado de la crisis global que contrajo el capital de las empresas y frenó proyectos.

De enero de 2007 al 30 de septiembre de 2012, las nuevas inversiones son 50.3% del total estimado (65 mil 660.5 mdd), mientras 26.8% fue de reinversión de utilidades (34 mil 970 mdd ) y 23% de cuentas entre compañías (30 mil 017.5 mdd).

En los últimos 13 años, EU se ha mantenido como el principal inversor en México, pues desde 1999, 24 mil 355 empresas presentaron flujos de IED, seguido por España con 4 mil 225, Canadá con 3 mil 090 y, Países Bajos con mil 875 compañías.

Durante el actual sexenio, hasta septiembre, se contabilizan 34 mil 122, mientras que en el sexenio previo fueron 44 mil 037 firmas extranjeras establecidas en nuestro país.

Sergio Cervantes Rodiles, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) apuntó que de lograrse el objetivo de la nueva administración federal, traerá consigo ventajas que ayuden al crecimiento del país.

“De concretarse las propuestas en el próximo sexenio, además de empleos, habrá más participación de la economía nacional en los mercados internacionales, acceso a nuevas tecnologías y mejores prácticas laborales que se implantan en países receptores de inversión externa”, añadió.

En tanto, los especialistas del CEESP coincidieron en que se deben estimular los flujos de inversión pero ello implica una serie de cambios en el país que propicien un ambiente en el cual los dueños del capital tengan la certeza de que México es un lugar atractivo y seguro para canalizar sus recursos.

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