Durante los últimos 4 años, el sector agropecuario ha sido el más dinámico de la economía mexicana. Entre 2012 y 2015, éste ha logrado crecer en promedio a tasa de 4%, mientras que el secundario lo ha hecho en 1.54%, los servicios 3%, y la economía en su conjunto 2.6%.

El crecimiento de esta actividad en gran medida se explica por el impulso gubernamental que se le ha dado en los últimos años, principalmente por parte de la Sagarpa, tendiente a mejorar el rostro del campo a través de políticas de fomento a la productividad y competitividad, así como el aumento de inversiones y apoyos financieros.

Hoy en día, México es un país importante en la producción de alimentos, así como un destacado exportador de productos agropecuarios y agroalimentarios como la cerveza de malta, tomate y aguacate, entre otros. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por sus siglas en inglés, México ocupa el onceavo lugar en valor de la producción agrícola, mientras que los primeros tres puestos pertenecen a China, India y Estados Unidos. Asimismo, según el organismo, el país está en el lugar número 15 en exportación de cultivos y productos de ganadería, detrás de países como China, Estados Unidos, Alemania, Japón y Francia.

Lograr que México se consolide dentro del Top 10 de países productores y exportadores de productos agropecuarios es un paso obligado que debería darse en pocos años, pero también significa un reto importante, pues implica hacer un campo más productivo y competitivo, que solamente podrá ser posible mediante una mayor tecnificación y su modernización.

La modernización del campo implica mejorar su modelo operativo actual, fomentar la producción de productos estratégicos (como el café), pero también la producción de productos con nichos de mercado en desarrollo, como los productos orgánicos. En este proceso es prioritario aumentar la integración de cadenas productivas regionales, que hasta ahora muchas se encuentran fragmentadas, sin incluir a los pequeños productores rurales y desarticuladas del mercado.

Asimismo, es necesario aumentar la innovación y desarrollo tecnológico de técnicas de cultivos, insumos fertilizantes y maquinaria; aumentar la capacitación de los recursos humanos del campo; e incrementar y mejorar los esquemas de apoyos y financiamiento.

En este sentido, la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, así como la política agropecuaria de Turquía son referentes internacionales de los que México podría retomar algunas de las mejores prácticas. La PAC establece como objetivos el mejorar la productividad agrícola y garantizar a los agricultores una vida razonable, bajo un entorno de sustentabilidad del medioambiente. Vale la pena mencionar que la PAC absorbe una parte muy importante del presupuesto de la Unión Europea (40%), que es empleado en el desarrollo de mayor tecnología y métodos agrícolas de acuerdo al tipo de cultivo; apoyos a la renta para la adopción y uso de métodos cada vez más amigables con el medio ambiente; asistencia técnica y financiera para garantizar que los agricultores sigan trabajando la tierra y generando empleos; becas y apoyos a jóvenes para iniciarse en la agricultura; y el fortalecimiento de las cadenas productivas.

Por su parte, Turquía adoptó una Estrategia Nacional de Desarrollo Rural (NRDS), por sus siglas en inglés, que gira principalmente en torno a cuatro ejes: i) el desarrollo económico y la creación de empleo mediante la diversificación y competitividad de la producción rural; ii) fomentar la capacitación de los recursos humanos del campo y combatir la pobreza rural; iii) aumentar la infraestructura física rural; y iv) fomentar la protección y el cuidado del medio ambiente mediante prácticas agrícolas sustentables.

México debe impulsar el desarrollo del sector agropecuario para lograr una mayor justicia social y generar crecimiento económico. El crecimiento logrado por el sector agropecuario en los últimos cuatro años indica que esta actividad empieza a fortalecerse. Ahora bien, es necesario reforzar y mejorar las políticas de fomento y modernización del campo, apoyados en experiencias internacionales que actualmente constituyen las mejores prácticas mundiales. Para lograr el desarrollo económico, México necesariamente debe lograr el desarrollo del sector agropecuario. Hoy en día tenemos la oportunidad de construir un sector moderno y justo, por el bien de toda la población. ¡Trabajemos todos en el desarrollo del campo!.

*Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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