La Auditoría Superior de la Federación (ASF) calcula recuperaciones por 46 millones 618 mil pesos luego de la finalización del apagón analógico en el país.
En el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2016, se menciona que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) no dio cuenta de la documentación para comprobar el destino final de 11 mil 533 televisiones digitales, que significan 29 millones 289 mil pesos.
Tampoco da a conocer sobre la reclamación oportuna relacionada con la indemnización de 6 mil 492 pantallas siniestradas por 16 millones 487 mil pesos.
La secretaría no dio información sobre 219 televisiones que se entregarían a beneficiarios en Guerrero, ni del almacén “Bombas” de la Ciudad de México, por 556 mil pesos.
La auditoría menciona falta de gestiones por el reclamo de la indemnización de 96 televisores dañados por 243 mil pesos y encontró el pago de servicios de almacenaje sin que haya evidencia de su recepción, lo que representa 42 mil pesos.
La dependencia no entregó 17 mil 381 televisiones digitales, dejando al mismo número de familias sin acceso al servicio.
La ASF encontró que la SCT adquirió 5 mil 94 televisores que no entregó a beneficiaros del Programa de transición hacia la Televisión Digital Terrestre (TDT), además de un faltante de 12 mil 287 pantallas registrado durante el desarrollo del programa.
También se registró la contratación de servicios para concretar la transición hacia la televisión digital que no fueron contemplados en el Programa Anual de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios.
Y se incumplió con tres actividades “establecidas en el Programa de Trabajo para la Transición a la Televisión Digital Terrestre, cuya fecha de conclusión se previó para diciembre 2014 y junio 2016, así como compras en exceso por 5 mil 94 televisores”.
En cuanto al acopio y confinamiento de los televisores analógicos desechados como resultado de su reemplazo con aparatos digitales, la dependencia informó un avance de 0.1%, “a pesar de que dicha actividad se programó para concluir en junio de 2016, por el peligro que implica el desecho inadecuado de los televisores analógicos, ya que sus componentes propician la contaminación del medio ambiente y, consecuentemente, afectan la salud de las personas”.