La industria automotriz sigue mostrando cifras récord, al generar ya casi tres veces más divisas que la industria petrolera, en lo que va del año. De esta manera, probablemente se rebasen en 2014 los tres millones de vehículos que fueron producidos en 2013, colocándonos en el séptimo puesto en este ramo y el tercer exportador a nivel mundial.

Aun más, en materia de autos de lujo alemanes, el país será el cuarto productor global a finales de esta década, después de la propia Alemania, China y Estados Unidos, y superando a Bélgica, España y Brasil.

En realidad, medio siglo de tradición de historia automotriz germana en México ha dejado el legado de la construcción de plantas millonarias donde se producirán carros de lujo después de haber iniciado el ensamblaje con autos chicos y baratos, donde el “Vocho” (hoy Beetle) de Volkswagen ocupó un lugar icónico dentro de estos.

El mayor productor de autos de lujo en el mundo, Bayerische Motoren Werke (BMW), consideró a México como una potencia de montaje automático y se sumó a Audi y a Mercedes-Benz de Daimler para armar autos en México, desde 2012.

Entre 2006 y 2011 la producción y exportación de vehículos crecieron a una tasa promedio anual de 5.2% y 6.9%, respectivamente, mientras que el valor de fabricación de autopartes se incrementó a una tasa anual de 9.6% anual durante el mismo periodo.

En ese mismo lapso, la inversión extranjera directa en la industria de autopartes casi se duplicó, al pasar de los casi 400 a los 755 millones de dólares, mientras que la inversión acumulada en este sector alcanzó alrededor de dos mil millones de dólares.

México, además, ha diversificado el destino de sus exportaciones, duplicando su participación en mercados distintos de Estados Unidos, e incrementando su presencia en Europa y Asia, y está cerca de convertirse en el mayor productor de vehículos de Latinoamérica.

La industria automotriz mexicana se ha disparado en los últimos años, impulsada por un flujo de inversión de las automotrices extranjeras, que además de las alemanas incluyen a Nissan, Honda, Mazda y, más recientemente, a Kia Motors de Corea del Sur, con un proyecto de más de mil millones de dólares.

Toyota Motors es el único gran fabricante de automóviles que no tiene una planta de ensamble mexicana de alto volumen, si bien todavía se encuentra estudiando planes de expansión.

Así, con 19 mil millones en nuevas inversiones, la producción de vehículos se ha duplicado en los últimos cinco años, a un estimado de 3.2 millones en 2014. De hecho, el crecimiento explosivo de la producción mexicana ya está trastocando a la estadounidense. Hoy en día 40% de los empleos del sector automotriz está en México, por encima del 27% en el año 2000.

La razón del porqué México se ha convertido en el punto neurálgico de la industria automotriz del hemisferio occidental es muy simple: México tiene algunos de los acuerdos de libre comercio más liberales y está sacando provecho de éstos, por ejemplo, las tarifas añadidas significan que un coche exportado de Tennessee a Brasil cueste 55% más que uno exportado desde México.

Sin embargo, la calidad fabril mexicana, el impulso al desarrollo del capital humano (por ejemplo, el número de ingenieros ha ido en aumento en el país) y la investigación y el desarrollo tecnológico han sido elementos críticos para que México mejore su posición en este ramo en el contexto mundial.

Estos factores, aunados a una creciente industria nacional de autopartes, ayudaron a allanar el camino de las tres firmas alemanas antes mencionadas, de acuerdo con Armando Soto, presidente de Kaso y Asociados.

Las oportunidades de negocio en el sector automotriz son muy amplias, se abre un abanico de oportunidades para proveedores calificados de productos y servicios que pudieran incorporarse a las cadenas de suministro de las compañías que se establecerán en México.

De hecho, algunas firmas extranjeras de autopartes están buscando hacer alianzas con empresas locales, como parte de su estrategia de reducción de costos. Así, todo parece indicar la gran capacidad de producción en una industria que marcha a toda máquina.

*Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte

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