Cartera

Son el binomio ganador

04/03/2014 |00:17
Redacción Querétaro
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El primer prototipo de máquina para reciclar unicel es hecho en México. Luego de realizar varias pruebas con este material, del cual se conoce poco al respecto, Héctor Ortíz y José Luis Hinojosa, ingenieros egresados de la UNAM, iniciaron una investigación que desembocó en la creación de la REPS01, una máquina que procesa este tipo de plástico y lo convierte en perlas de poliestireno —que tienen la dureza de una caja de CDs— capaces de volver a ser utilizadas para fabricar una diversidad de objetos tan vasta como lo es que el poliestireno sea utilizado prácticamente en casi todas las industrias.

“No sólo es novedoso en México sino en el mundo, es la única máquina que hace el proceso completo, al hacerlo se elimina el uso de otras tres máquinas que se usarían. Como se eliminan, se reduce tanto el consumo de energía como el costo final de la máquina”, explica Héctor.

Ambos jóvenes, que apenas rebasan los 20 años, pensaron “afuera de la caja” y con este invento cubrieron las características de una innovación de alto impacto: crearon un producto que transforma y que resuelve problemas que no estaban resueltos con anterioridad y que le ofrece a la sociedad un valor agregado.

Este concepto a nivel de las empresas es muy amplio. Es posible realizar una innovación al desarrollar un producto tecnológico —como la máquina para reciclar unicel— como también realizar algún cambio novedoso a nivel administrativo, de recursos humanos, mercadotecnia, etcétera. La gama es tan amplia como las áreas de una empresa.

El primer tipo de empresas se da en aquell a las que se les ha llamado de “alto impacto” y el segundo a nivel de compañías tradicionales. El nivel de innovación que se necesita en cada una es muy distinto, explica Fernando Sepúlveda, director general de Impulsa México.

Mientras que la segunda exige un nivel relacionado con el desarrollo de ciertos atributos que diferencien a la empresa de sus competidores inmediatos; la primera requiere de un nivel de innovación muy alto a nivel tecnológico. En la segunda tiene que haber algo familiar, es decir, si es un restaurante de comida china, el consumidor espera que existan elementos en común.

“El emprendimiento de ‘alto impacto’ es algo distinto. Son productos o servicios que realmente transforman la manera en la que la sociedad opera y que requieren un nivel tecnológico alto. Es el tipo de emprendimiento que resuelve problemas que no estaban resueltos antes”, explica.

Héctor y José Luis registraron la patente y después crearon su empresa, Rennueva, que busca, en una primera etapa, comercializar la máquina y concientizar sobre el reciclaje de este tipo de plástico. “Lo hicimos no sólo con el objetivo de comercializar esta máquina, sino que también para que el mundo tuviera una alternativa para reciclar este material”, explica el ingeniero.

“La innovación se vuelve la piedra angular de la ventaja competitiva de un emprendimiento, sobre todo de uno de ‘alto impacto, y es fundamental para el éxito”, explica Sepúlveda.

En todas partes

El otro tipo puede darse básicamente en cualquier área de la compañía e implica no sólo al producto o servicio en sí mismo sino que también incluye la manera de venderlo.

“No solamente importa tener una nueva tecnología o un nuevo producto, en realidad debe de ir acompañada en innovación en muchos más aspectos, como en el modelo de negocios, en cómo vas a comercializar ese producto. Tener un buen producto no es garantía de éxito en el mercado”, explica Claudia González, investigadora de la División Académica de Administración y Contaduría del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

Así, es importante que el emprendedor tome en cuenta la innovación tecnológica pero también que no descuide el modelo de negocio, el cliente al que va dirigido, los canales de distribución, los costos del producto o servicio y también, que tenga claro cuál es su recurso clave, dice la experta.

Éste puede ser por ejemplo, un secreto industrial, una patente, los recursos humanos que producirán el producto o servicio, el proceso mismo o un aliado estratégico. “Hay que ver la innovación de una manera integral y no limitarse a un producto o servicio solamente”, explica González.

Así, viene de la mano con la elaboración de un modelo de negocio: “Piensen en un producto innovador pero también en una forma de comercializar de manera innovadora, entonces eso reduce el riesgo de quedarse a la mitad”.

La experiencia de Rennueva confirma esta teoría. En un emprendimiento, ésta es esencial, pero no todo recae en el desarrollo de un nuevo servicio o producto. Una de las grandes dificultades se encuentra en saberlo comercializar, explica el emprendedor: “A veces se piensa que con que sea una innovación sujeta de patente ya la hicimos, pero si no se tiene un buen modelo de negocios no se va a poder realizar nada... es necesario que el proyecto no se quede en un prototipo sino involucrar a los sectores para que se pueda crear algo”.

Las empresas necesitan innovar continuamente para crecer, e incluso para sobrevivir, sostiene un informe del Banco Mundial. En América Latina las empresas lo hacen poco y si lo hacen, lo hacen escasa e inadecuadamente para estimular su productividad. Este estudio arroja que la calidad de la innovación podría suponer un obstáculo para el crecimiento y la productividad de las empresas en esta zona del globo.

Concretamente en México, las cosas no son muy diferentes. De acuerdo con la Encuesta sobre Investigación y Desarrollo tecnológico 2012 realizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía sólo el 11.7% de las empresas encuestadas realizaron proyectos de innovación de al menos un tipo, es decir, ya sea de producto, proceso, organizacional o de mercadotecnia. Únicamente 5% realizó actividades de investigación y desarrollo tecnológico, apenas 2% más que el registro anterior, de 2010.

Ésta es tanto la creación como difusión de productos, procesos y métodos y es un “importante impulsor” de crecimiento en algunos países. Por ejemplo, en Austria, Finlandia, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, se convirtió en el principal impulsor a través de la investigación en ciencia y tecnología, según señala la OCDE. De acuerdo con esta organización, la ciencia es un elemento fundamental, pero ésta es más que sólo invertir en investigación y desarrollo e implica un “proceso multidisciplinario”en el que se necesita cambios en la organización, capacitación a nivel de las empresas, hacer pruebas, mercadotecnia y diseño. Todo un proceso integral en el que participan tanto empresas como gobierno e iniciativa privvada.