Llegó el día en el que Roberta no se pudo parar de la cama y tuvo que avisar a su jefe que lo que más podía hacer era trabajar recostada desde su cama. El diagnóstico del doctor era múltiple: tenía colitis (inflamación del colon), cistitis (infección en las vías urinarias), gastritis (inflamación de la mucosa del estómago) y dolores de cabeza muy similares a la migraña. En las últimas semanas, una a una las afecciones se fueron apoderando de su cuerpo; el doctor le dijo que por el estrés que le provocaba el trabajo y por la falta de descanso.
Desde que había llegado a esa empresa había subido ocho kilos porque, entre que los pendientes eran muchos y ella misma no se daba el tiempo para comer, terminaba engullendo cualquier antojo en algún puesto de calle que se le atravesara en el camino.
Prácticamente no tenía tiempo libre —y tampoco ella lo buscaba en realidad— y llegó el momento en el que no contaba con alguna actividad recreativa para distraerse, así que la única salida que ella encontró para mejorar su salud fue la de renunciar. Pero, ¿qué hubiera pasado si ella hubiera buscado un balance entre su vida y el trabajo?
El caso es real sólo que el nombre fue cambiado y sirve para entender que para muchos mexicanos, su salud está en riesgo al trabajar.
Así lo piensa 30% de los profesionistas mexicanos que contestó una encuesta de la bolsa de trabajo OCCMundial con propósito del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo: el trabajo pone en riesgo su salud.
No sólo en este momento, sino que en algún momento de su vida, un gran porcentaje de trabajadores ha estado en peligro.
Según esta misma medición,siete de cada 10 asegura que en algún momento su salud ha estado en riesgo por su trabajo.
Afecciones varias.
Los problemas que han sufrido son varios. En cuanto a los de salud, está el dolor de cabeza (36%); dolor de espalda (31%); problemas de la vista (24%); problemas respiratorios, asma o alergia (23%), y problemas de estómago (15%). Pero el trabajo no sólo provoca dolores físicos sino también otros malestares que se relacionan más con lo emocional pero que también se reflejan en el cuerpo, entre ellos, el estrés (62%); cansancio (42%); tensión (39%); agotamiento (36%); problemas para dormir e insomnio (25%); ansiedad (24%) y bajo estado de ánimo (23%). La encuesta fue realizada a más de 2 mil usuarios de la bolsa de trabajo OCCMundial.
“El que los mexicanos revelen que su salud está en riesgo por el trabajo implica que se necesite hacer más conciencia de los horarios de trabajo, por ejemplo, porque las afectaciones de salud son importantes”, explica Fernando Calderón, director de Mercadotecnia y Relaciones Públicas de OCCMundial.
¿A cargo de quién corre el que el empleado encuentre un balance entre su vida y el trabajo? Pues ni es toda la responsabilidad es del empleado, ni tampoco es de la empresa.
WorkLifeBalance.com, una consultora dedicada justamente a implementar en empresas soluciones en este sentido, explica que el balance entre la vida y el trabajo no es un problema a resolver, sino un asunto que debe ser atendido, y que en esta labor hay dos responsables: la organización y el propio individuo.
La organización tendría que aportar políticas, beneficios, iniciativas, educación y comunicación a sus colaboradores y éstos tendrían que aportar responsabilidad, buenas decisiones, acciones y resultados.
Se puede pensar que para encontrar este balance es necesario reducir las horas que se laboran, pero el estudio Equilibro entre la vida y el trabajo y la economía de la flexibilidad laboral realizado por El Consejo de Asesores Económicos (un organismo que buscar fortalecer a la economía de Estados Unidos y asesorar a su presidente), encontró evidencia de que en realidad no se necesitan más horas, sino flexibilidad en la manera en la que se trabaja.
Worklifebalance.com encontró en encuestas de satisfacción que los empleados con un balance positivo en vida-trabajo son mucho más propensos a ser 24% más productivos.
Este balance no significa dedicarle el mismo número de horas a cada área (vida y trabajo); ni tampoco significa ir en la búsqueda de un balance universal para todos. Se basa en realidad de dos conceptos que se vuelven relevantes: logros y placer, explica esta consultoría.
“Estos dos conceptos son el derecho y el revés de la moneda de valor en la vida. No puedes tener uno sin el otro, así como no puedes tener una moneda con un solo lado. Tratar de vivir de un lado de la vida es la razón por la que muchas personas exitosas no so son felices, o no tan felices como deberían ser”.
Este mismo tema lo explora la gigantesca consultoría Gallup y define cinco diferentes tipos de bienestar: el de carrera, cómo ocupas tu tiempo o si te gusta hacer lo que haces día a día; el social, el tener relaciones fuertes y amor en tu vida; el financiero, que puedas manejar de manera efectiva tu vida económica; el físico, tener buena salud y suficiente energía; y el que te proporciona tener lazos con tu comunidad.
Lo que se puede hacer a nivel personal.
Más allá de lo que una empresa puede hacer por sus empleados, es importante hablar de lo que el propio empleado puede hacer por sí mismo. ¿Qué hubiera podido hacer Roberta para mejorar su vida? La primera recomendación es empezar a poner límites: “No puedes fabricar tiempo. Si tú no fijas límites, entonces el trabajo y sus obligaciones te pueden dejar sin tiempo para las actividades y relaciones que disfrutas”, explica un documento sobre el tema realizado por la Clínica Mayo.
Primero es necesario que pongas atención a tus tareas, tanto las personales como las laborales, luego identifica cuáles son las que te satisfacen más. Deshazte de las que no disfrutes o busca manejarlas de manera que no te tomen más tiempo de lo necesario. Por ejemplo, si odias lavar la ropa, trata de hacerlo de a poco cada día, no guardes toda la tarea para tu día libre porque entonces no vas a disfrutarlo en absoluto y seguirás cansado, recomienda la Clínica Mayo.
Justamente en este sentido, es necesario buscar “trabajar inteligentemente y no por muchas horas”, recomienda la Organización para la Salud Mental de Reino Unido.
“Esto quiere decir que priorices, te asignes cierto tiempo por tarea y evites quedar atrapado lo menos posible en actividades no productivas, tales como juntas poco estructuradas que te quitan mucho el tiempo”, explica.
Aprender a decir “no”.
Es fundamental aprender a decir que no sin que nadie tenga que enojarse ni sentirse mal por ello. “Sea un compañero de trabajo pidiéndote encabezar un proyecto extra o la maestra de tu hijo pidiéndote organizar la fiesta de la clase, recuerda que está bien decir respetuosamente que no. Cuando no aceptas tareas sin sentir culpa o falso sentido de la obligación, tendrás más tiempo para hacer actividades que son significativas para ti”, explica la Clínica Mayo.
La tecnología ha desvanecido los límites pero es necesario que tú los crees de nuevo. La recomendación es que cuando estés en casa busques tener un acceso limitado al correo electrónico —puedes incluso fijarte horarios para hacerlo— pues esto te permitirá desconectarte y atender tu vida personal cuando se requiere.
En el otro lado, cuando estás trabajando y al celular llegan notificaciones que no son urgentes, es muy bueno que tampoco las atiendas de inmediato, sino que lo hagas a la hora del almuerzo o te fijes ciertos horarios para ello.
“Las intrusiones no urgentes ni importantes que te separan de tus labores durante tu horario de trabajo reducen tu concentración y tu productividad”, sostiene Worklife.com.