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El entorno político y económico en Venezuela no sólo amenaza la rentabilidad de las subsidiarias de empresas mexicanas como Coca-Cola Femsa, Bimbo, Mexichem y Alfa, sino que también parece atrapar su capital y revivir la incertidumbre de posibles expropiaciones que pudieran generar en el corto plazo la venta de activos para evitar mayores pérdidas, explicaron especialistas.

“En Venezuela la situación es delicada. El país se ha enfrentado a una crisis política y económica que se agravó con la reciente caída de los precios del petróleo. El nuevo precio del dólar anunciado el 12 de febrero de 2015 fue recibido con escepticismo”, comentó Patricia Krause, economista para América Latina de la aseguradora de crédito Coface.

Para la especialista, “el tipo de cambio representa un alto riesgo para las empresas que operan en Venezuela, ya que nunca se sabe qué tasa les permitirá usar. Las compañías se ven atrapadas”.

De acuerdo con datos de Coface, Venezuela tiene un Producto Interno Bruto (PIB) de 209.2 millones de dólares y prevé una contracción de 1% para este año, ya que una de las principales debilidades del país sudamericano es su dependencia a los precios de los hidrocarburos.

Prevén devaluación

La inflación en este mercado pasó de tasas de 21% en 2012 a 40.6% y 62.2% en 2013 y 2014, respectivamente; para este año, las estimaciones que tiene la aseguradora apuntan a una devaluación de la moneada de hasta 75%.

“Existe un vínculo entre la devaluación y la inflación en un país que es altamente dependiente de las importaciones. La inflación puede llegar a 75% este año”, destacó Krause.

Luego de un ajuste en su régimen cambiario este año, la economía venezolana tiene diferentes tasas: el tipo de cambio oficial ronda los 6.2 dólares a la compra y 6.3 dólares a la venta; no obstante, existe otro tipo de cambio que es llamado “dólar negro” o “paralelo”, el cual se ubica en cerca de 190 bolívares por cada dólar, además de que es utilizado por la población en general.

También existe el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), el cual ronda los 12 bolívares por dólar para venta y compra, aunque de éste hay una segunda versión, el SICAD II, donde el tipo de cambio ronda los 49.8 dólares la compra y 49.98 para su venta.

Éste fue el precio del dólar usado en los resultados de Coca-Cola Femsa (KOF) del cuarto trimestre de 2014 para anticiparse a futuros ajustes. En 2013, KOF usaba el tipo de cambio oficial de 6.3 bolívares por dólares, pero al cierre del año pasado se basó en el SICAD II de 49.9 bolívares por dólares para consolidar sus resultados. La depreciación que registró KOF fue de casi ocho veces, por eso sus niveles de flujo operativo e ingresos fueron impactados.

Por último, existe otro tipo de cambio llamado el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), donde un dólar es obtenido por 117 bolívares. La diferencia en los precios de la moneda estadounidense se basa en su uso. Por ejemplo, en las compras de productos e insumos, el giro de algunas compañías, así como por la entrada y salida de divisas, entre otros aspectos.

“Según KOF, a Venezuela le fue muy bien en términos operativos, nosotros teníamos la preocupación por el tema de desabasto, pero ellos comentan que al ser de las pocas empresas que han mantenido el abasto normal en las ciudades, incluso han resultado beneficiadas”, mencionó Verónica Uribe, analista de Monex.

El pasado 26 de febrero, KOF reportó sus resultados trimestrales y su acción cotizaba a 132.03; pero en los días siguientes tuvo un ajuste hasta llegar a los 123.16 pesos, equivalente a una reducción de 6.7%. Con Mexichem pasó algo semejante, pues sus títulos antes del reporte valían 44.85 pesos y después cayeron 7% a 41.68 pesos.

En el caso de Mexichem, el impacto anual por los ajustes del tipo de cambio en Venezuela representó la pérdida de 16 millones de pesos en flujo, debido a que los cambios en el país obligaron a revaluar los activos de las empresas usando un tipo de cambio de 12 bolívares, que representa una depreciación de casi el doble comparada con los 6.3 bolívares previos.

Bimbo, sin efectos negativos

En el caso de Grupo Bimbo, el cual cuenta con dos plantas productivas en Venezuela, no se reportó ningún efecto negativo; sin embargo, sus títulos tuvieron un pequeño ajuste a la baja después de conocerse sus resultados trimestrales, mismos que se vieron mayormente influenciados por cifras débiles, relacionadas con la integración de las empresas adquiridas.

Alfa no desglosa sus resultados por país y tampoco reportó alguna afectación en sus operaciones en Venezuela. Su acción mantuvo una racha positiva, tras su reporte.

“Las empresas invierten todo lo que se genera dentro de sus operaciones en Venezuela, pero ellos no pueden sacar dólares, no lo tienen permitido. El mayor riesgo sería desaparecer su operación, pero hasta el momento nunca han mencionado salir del mercado”, estableció Marisol Huerta, analista de Banorte-Ixe.

Realizarán evaluaciones

Para Eduardo López Chávez, catedrático de la Universidad Panamericana, las empresas llevarán a cabo evaluaciones en el corto plazo para determinar la rentabilidad de sus operaciones en el país y, en caso de que estimen mayores pérdidas podrían vender activos o en su defecto buscar alguna estrategia para salir del mercado.

“El principal riesgo es la nacionalización por decreto que permite la legislación venezolana, pues es una tentación muy fuerte para el gobierno de aquel país, lo cual genera incertidumbre económica y financiera para el mediano y largo plazo”, indicó.

Manuel Valencia, catedrático del Tecnológico de Monterrey, destacó que las empresas están en problemas debido a que parte de su objetivo es recoger utilidades al final de los ciclos económicos, y dado que la meta fundamental de una compañía es generar valor, en estos términos las operaciones se vuelven poco atractivas para los empresarios.

“Además del riesgo de expropiación, hay escenario de incertidumbre en la política y la economía, pues las empresas deben de contemplar los riesgos por una revuelta social y el cese de sus operaciones en la región”, agregó.

Cabe recordar que empresas mexicanas como Gruma han tenido malas experiencias en Venezuela.

En enero de 2013, el gobierno venezolano emitió una resolución para tomar las operaciones de las subsidiarias Monaca y Demaseca, por lo cual la empresa dejó de consolidar los resultados de esta región en sus ingresos.

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