Si tienes una empresa, seguramente sabes lo duro que es encontrar recursos para empezar. Tal vez al inicio encontraste apoyo en amigos, tu familia y alguna otra persona que con buena intención puso su dinero en tus manos para que pudieras arrancar. Desgraciadamente, aquí no terminan las dificultades, sino que apenas comienzan porque necesitarás fondos para seguir creciendo.
En la etapa siguiente pueden entrar plataformas no tradicionales de financiamiento como el crowdfunding, porque es muy probable que ningún banco se anime a prestarte debido a que te faltarán garantías para asegurarle a la entidad que vas a pagarle —y tiempo en el mercado— para probar que tu modelo funciona.
Pero todavía no acaban las necesidades de recursos, porque la empresa necesita crecer y por ello más dinero, el cual podría ser proporcionado por las instituciones bancarias pero éstas hoy no están prestándole lo suficiente a las pymes, no sólo en nuestro país sino en toda la región de América Latina.
En el camino, muchas se quedan. En México —aunque no se tiene el desglose de cuántas mueren por falta de financiamiento—75% de las empresas no llegan a los cinco años, de acuerdo con cifras del Consejo Coordinador Empresarial. En México el problema ha sido reconocido por las autoridades especializadas en el tema como el Instituto Nacional del Emprendedor en voz de su director, Enrique Jacob Rocha, quien asegura que el primer reto al que se miden las empresas es a la falta de financiamiento.
Este es el principal problema al que se enfrentan y el cual muchas veces limita a las empresas para crecer y sobrevivir. No sólo es una de las dificultades para los empresarios mexicanos sino que todos aquellos emprendedores que apenas comienzan en la región latinoamericana lo enfrentan.
La importancia no es menor y tiene repercusiones no sólo a nivel de las mismas pymes sino que impacta directamente al desarrollo económico del país, según la experiencia. Los países con mayor desarrollo financiero son los que muestran mayores tasas de crecimiento, ya que el dinero de los que ahorran se van eficazmente a financiar inversiones productivas, como lo puede ser un crédito para una pyme, según explica una encuesta realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Innovación
Pero, ¿qué pasa con la banca que no le presta a las pymes? Varias cosas. Primero, una de las principales barreras que impide que las instituciones financieras presten recursos a las pymes es la percepción de riesgo.
Si bien éste es muy alto en una compañía recién formada, existe una falta de calidad de información, según apunta Orlando Ferreira, director de operaciones de la Corporación Interamericana de Inversiones, en el marco del primer foro dedicado por completo a la innovación en el financiamiento, el cual se llevó a cabo a mediados de este mes en Medellín, Colombia y fue organizado por la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), el brazo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dedicado a ofrecer financiamiento a las pymes.
“Hay una percepción de riesgo que no corresponde con la realidad. Nuestra experiencia (la de la CII) en este sentido es que el nivel de riesgo real es mucho menor al nivel de riesgo esperado”, explica.
Si primero le tocó a la industria manufacturera y luego a la turística, hoy es el momento de que el sector financiero emprenda el camino hacia la innovación en el financiamiento.
“Hay muchas industrias que se han renovado totalmente; la primera fue la de manufactura y ahora le toca a la industria financiera pensar cuál es el siguiente paso, cuál es la industria financiera 2.0”, explica Ferreira.
Los detonantes
Y es que la innovación es urgente y tiene varios detonantes. Por lo pronto, la brecha de financiamiento es enorme. Según cifras de la CII, las empresas de América Latina necesitan recursos por entre 210 y 250 millones de dólares.
Es esta brecha que afecta a las pequeñas y medianas empresas la que se agravó todavía más con la reciente crisis económica de los últimos años, y que llevó a buscar nuevas formas de financiarse, según enumeró Carl Muñana, gerente general de la Corporación en el marco del Finpyme Forum.
Ante esta necesidad, las empresas en la región latinoamericana han adoptado soluciones de manera innovadora.
Un ejemplo es el crowdfunding, una alternativa de financiamiento que les permite captar recursos de una multitud de inversionistas, según explica Ferreira.
El segundo detonante lo marcó el acceso y mejora a las infraestructuras tecnológicas en América Latina, más de 50% de la población está conectada a internet, mientras que en México, la cifra es similar. Según la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), al finalizar 2014 la población conectada a la red alcanzó 51% de penetración sobre el universo de personas potencialmente usuarias y creció 5.3% respecto a las cifras del estudio anterior.
El tercer detonante que lleva a una obligada renovación del sistema financiero, según lo dicho por Muñana, es la disponibilidad de datos (que podrían ayudar a los bancos a hacer un análisis de riesgo mucho más específico) que se tienen actualmente debido al creciente uso de teléfonos inteligentes e internet (big data) y la posibilidad de analizarlos la cual es cada vez más barata con la ayuda de la tecnología.
Los bancos no están prestando los recursos suficientes para las pequeñas y medianas empresas en la región y esto, en definitiva, tiene posibilidad de mejorar a pasos agigantados con la ayuda de la tecnología.
Ante el problema de falta de información y de análisis de riesgos genéricos, justamente los avances tecnológicos pueden paliar este inconveniente de acceso a la información con recursos, como la aplicación novedosa de pruebas sicométricas para aproximarse a una medición certera sobre la capacidad de pago del emprendedor o el análisis innovador de elementos como las redes sociales y demás datos que ofrece el sistema.
El tema es complejo porque hoy las instituciones financieras no están haciendo un análisis de riesgo que se adecúe a las condiciones de cada empresa ni tampoco están ofreciendo productos que de igual manera encajen con lo que cada pyme necesita.
Cuando piden créditos, debido a la complejidad y a la cantidad de recursos que implica, las grandes empresas reciben de las instituciones financieras un análisis detallado. Por su parte, las microempresas están atendidas por instituciones específicas. “Pero no estamos haciendo lo mismo con la población de en medio, estamos ofreciéndole a estas empresas mecanismos estandarizados de financiamiento, pidiéndole garantías y comportamiento similares a las grandes empresas y las estamos metiendo en una situación complicada”, acepta Ferreira.
En cuanto a las garantías hay instituciones que las ofrecen por los emprendedores, como Nacional Financiera en el caso de México, pero en general, estas personas se enfrentan a no tener nada qué ofrecer a la institución como garantía de pago.
Precisamente aquí es donde los bancos deben acoger estas nuevas tecnologías, las cuales están hoy siendo desarrolladas por la industria fintech (una contracción de las palabras en inglés “financial” y “technology”) , que no es otra cosa que pymes que desarrollan innovaciones tecnológicas en el área financiera. Una industria que cabe señalar creció más de 200% el año pasado, según un estudio de Accenture.
Casos de éxito
A pesar de esta situación, hay bancos alrededor del mundo que hoy están haciendo esfuerzos por ofrecerle a estas pequeñas y medianas empresas opciones que se ajusten a sus necesidades, porque para las instituciones, por paradójico que pueda sonar, este segmento forma parte de su estrategia de crecimiento.
En la región, llama la atención el caso de Bancolombia, el banco privado más grande del país y uno de los mayores de América Latina, una de las instituciones que contaron su caso de éxito en el marco de Finpyme Forum.
Santiago Pérez, vicepresidente corporativo de personas y pyme del banco, explica cuál es la estrategia que utilizan para enfrentarse con el reto de ofrecerle recursos a las pymes. Primero, se buscó ofrecer un análisis de riesgo específico para este tipo de empresas.
“Nosotros basamos nuestro éxito en analizar el riesgo pyme, porque es un riesgo alto, estás jugando en la cuerda floja. A veces tenemos que discutir con los reguladores para que acepten nuestros esquemas de aprobación porque les suenan un poco locos”, asegura.
En segundo lugar, ofrecen una gama de productos especializados para este nicho, a diferencia del resto de bancos que suelen presentar el resto de instituciones.
Y en tercero, se acercaron a los clientes. “Las pymes sienten que la cercanía física es importante porque son emocionales. Tratamos de que nos quieran, nuestro plan de mercadeo se llama ‘querer para que nos quieran’ y habla con palabras como amor. Sé que un banquero que hable de amor es raro, pero son las palabras que estamos utilizando con nuestros ejecutivos, para que quieran a sus clientes”, explica.