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No una sino cinco veces fueron las que los directivos de Hewlett Packard le dijeron que “no” a uno de los inventos que han transformado más la historia de la humanidad: la computadora personal. Steve Wozniak diseñó el hardware, los circuitos y el sistema operativo de lo que se convertiría en la Apple I en su tiempo libre, después de que veía Start Trek. Al estar terminado, él se lo mostró a los directivos de HP, en donde trabajaba haciendo calculadoras. “Les rogué para que hicieran la Apple I y cinco veces me rechazaron”, les contó a un grupo de estudiantes de la Universidad Estatal de Georgia, según cuenta una crónica del Atlanta Business Chronicle.
Después, le mostró su invento a Steve Jobs y él tuvo la iniciativa de fundar una empresa. Y ya conocemos lo que Apple ha hecho al cambiar al mundo.
El camino de una startup —una empresa que apenas inicia, comúnmente relacionada con la tecnología— no suele ser sencillo. Y esto se traslada no sólo a las startups en Estados Unidos, sino a todas las latitudes. Incluido México, en donde el ecosistema emprendedor apenas se está consolidando y está dando espacio a este tipo de emprendimientos.
“¿Es difícil ser una startup?” Si todos los emprendedores a los que les preguntamos hubieran contestado al mismo tiempo, se hubiera escuchado un “sí” rotundo e incluso, su camino podría asemejarse a una carrera de obstáculos. Adolfo Babatz, fundador y director general de Clip, una empresa muy innovadora en el área de tecnología financiera (financial technology o fintech, como se le conoce en inglés), de plano asegura que ser CEO de una empresa de tecnología es el trabajo más difícil del mundo.
¿Qué habilidades se tienen que tener? Varias, pero entre ellas, la perseverancia, porque ni las cosas van a salir bien de un día para otro y vas a recibir muchos “no” en el camino.
“Si queremos resolver problemas difíciles, sabemos que va a ser difícil, pero tenemos que hacerlo con muchas ganas”, explica Mois Cherem, el director general de Enova, una startup que se dedica a acercar la tecnología a la población base de la pirámide a través, entre otras cosas, del desarrollo de cursos.
Un startup nace de una idea que busca resolver un problema y de ofrecer soluciones. Apple nació con el objetivo de mejorar la vida de la humanidad, Enova busca acercar la tecnología a la población base de la pirámide, Clip intenta liberar a los comercios de las complicaciones de una terminal bancaria tradicional, Prestadero quiere establecer una relación financiera justa y humanitaria entre inversionistas y acreditados. Es necesario creer, invertirle tiempo y luchar por convertir esa idea en realidad, lo que se le ha llamado algo así como “capital de esfuerzo” (o sweat equity, en inglés).
Una tarea titánica
Si bien para construir una startup no sólo se necesitan recursos, éstos sí son sumamente necesarios, sobre todo al hablar de empresas de tecnología. Es posible crecer de manera orgánica (así lo ha hecho Enova) pero en muchas ocasiones el levantamiento de capital se muestra como la única opción para que la empresa crezca y se desarrolle.
“No todo mundo para empezar una compañía necesita levantar capital, depende de la industria, pero nosotros por la industria en la que estamos, era seguro que íbamos a necesitar”, explica Adolfo Babatz de Clip. El levantamiento de capital, coinciden los emprendedores, es una de las etapas más difíciles, que es casi un trabajo de tiempo completo y que le quita mucho tiempo y trabajo al emprendedor.
¿Cómo hacerlo bien? Una de las recomendaciones es que lo pidas antes de que lo necesites, porque si el dinero se te está acabando, tu poder de negociación va a disminuir, explica Gerardo Obregón, director y fundador de Prestadero, una empresa dedicada a préstamos persona a persona a través de una plataforma. Para enfrentarte a los inversionistas necesitas un buen ‘pitch’ (un término en inglés que se refiere a la presentación en pocos minutos de tu empresa). Adolfo hizo una recopilación de las presentaciones que él consideraba eran excelentes y de ahí comenzó a construir el suyo: “Me tardé un mes en una presentación de Power Point trabajando 10 horas diarias. Es una cantidad de trabajo sustancial. Los combiné en uno solo junto con un modelo financiero muy completo”, explica.
El mejor de los escenarios es que exista más de un fundador, porque en realidad el tocar puertas buscando dinero es un trabajo que quita mucho tiempo y que puede hacer que el negocio “sufra” un poco.
Para cuando vayas a tocar puertas, lo mejor es que tu empresa esté operando. “Sería lo ideal sobre todo si no tienes la experiencia en el sector. Sobre todo para ellos es muy importante que puedan ejecutar la idea hasta el punto que sea posible. Hay maneras de mostrar la ejecución aun cuando no tienes dinero. No es lo mismo llegar sin nada a hacerlo con un piloto que demuestre que el modelo de negocios sí tiene pies”, explica Gerardo Obregón.
En este sentido, Alfonso Lomelí, cofundador de Kichink, coincide y asegura que lo mejor es lanzar la “versión mínima lanzable” y mejorar en la marcha los prototipos.
Por ejemplo, Prestadero ha levantado capital al menos por 800 mil dólares en total hasta el momento en varias rondas. En México, los montos de capital semilla que las empresas pueden obtener son menores a los que una organización similar pudiera obtener en otros países.
“Sí hemos avanzado más lento que los países desarrollados y es más lento conseguir financiamiento”, asegura Obregón.
Sin embargo, el que sean más rondas de levantamiento de inversión y éstas tengan menor capital, hace (en teoría) que los inversionistas tomen menos participación de tu empresa que si la ronda es más grande y de mayor monto.
El emprendedor no lo debe hacer solo, mucho menos en este tipo de empresas que tienen una gran complejidad en su manejo.
De hecho, debería echar mano de herramientas como un Consejo de Administración, el cual en una organización de este tipo se vuelve esencial para la buena gestión de la empresa.
“A veces te encuentras en una situación muy complicada en la que no sabes qué decidir y un buen consejo puede ser la diferencia entre llevar una compañía a la quiebra o sacarla adelante”, señala Adolfo.
Mentoría y búsqueda de aceleración
Hacerlo con ayuda es mucho mejor y buscar mentoría y aceleración suele ser una muy buena opción para los emprendedores, porque esto los acerca en ocasiones no sólo a mayor capital sino a un intangible que puede valer más que un millón de dólares: la asesoría y el contacto con expertos en distintas áreas que pueden ayudarles a potenciar el negocio.
Pero entrar a este tipo de programas requiere esfuerzo y preparación. Mois cuenta la manera en la que ellos pudieron acceder al apoyo de Endeavor, una de las aceleradoras más reconocidas a nivel global y asegura que una de las claves para obtener este apoyo, fue las alianzas que ellos construyeron, pues esto hizo que la empresa fuera más sólida.
Desde el inicio buscaron trabajar con varias asociaciones relacionadas con educación, han trabajado con Microsoft, con Dell, se han aliado con instituciones públicas.
Construir un buen equipo
Cuando un emprendedor va a solicitar dinero para su proyecto, los inversionistas analizan a la empresa en su conjunto. Y uno de los aspectos es el que exista un buen equipo que respalde al emprendedor, así que se acabaron los shows de un solo hombre orquesta.
“Es importante concentrarse en el equipo, formar un grupo disciplinario y que todos los integrantes abordaran el mismo tema. Teníamos arquitectos, economistas, pedagogos, lo cual nos permitió tener perspectivas más frescas de cómo atender el problema”, explica Mois Cherem, el director general de Enova.
En este sentido coincide Alfonso Lomelí, cofundador de Kichink, el cual asegura que necesitas un “gran equipo” que rodee las ideas y la ejecución del proyecto.