Las presiones sobre el bienestar de los mexicanos se mantienen, el desequilibrio social, laboral y económico gestado durante los años previos ha trascendido a la presente administración. En poco ayudó el diagnóstico y estrategias implementadas en el corto plazo, continuar bajo la inercia de un modelo basado en las exportaciones no funciona cuando la desaceleración llegó justamente por dicho sector. El problema ha tocado al bienestar de la población, particularmente porque su ingreso salarial va en retroceso. El daño no es menor, cuando se observan las cifras del segundo trimestre de 2013 puede observarse que aun los ingresos nominales sufren los estragos de un mercado laboral que contrata menos y que paga mal.

El Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) es una referencia a la que no se le otorga la debida atención. Derivado de las encuestas trimestrales de empleo permite dilucidar si las condiciones laborales generan el ingreso suficiente para que las personas puedan adquirir una canasta alimentaria definida como básica para alcanzar un bienestar mínimo o si además tienen los recursos suficientes para superar lo definido como bienestar. El primer concepto es contundente, si no se percibe el dinero suficiente la capacidad para alimentarse se ve seriamente comprometida.

El ITLP muestra es que la precarización del empleo sigue su marcha, a nivel urbano y rural. El avance del ITLP lo coloca en un nivel no visto desde su primer registro. Lamentablemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social no presenta los registros históricos por un cambio en la metodología, sin embargo se puede afirmar que los resultados contabilizados durante la crisis del 2009 fueron menos desfavorables que los actuales. Parte de la explicación radica en que la recesión sigue afectando a las empresas, particularmente a las pequeñas y medianas. Las políticas aplicadas durante los últimos años del sexenio de Felipe Calderón terminaron por minar el mercado interno y las condiciones de contratación de los trabajadores, la reforma laboral fue la puntilla.

A tasa anual el ITLP aumentó en 5.8%, ello a pesar de que se registró un incremento del PIB de 1%. En el entorno urbano avanzó 5.9% y en el rural 5.6%. A nivel estatal solamente 7 entidades de la república presentaron una baja en la precariedad que el ITLP reporta, el resto vio crecer la marginación. Baja California, Colima, Estado de México, Jalisco y Michoacán fueron los estados en donde el aumento fue mayor a 10%.

Lo anterior se presentó a pesar de que la inflación fue menor. La razón se encuentra en que el ingreso derivado de trabajo perdió poder adquisitivo aun con una moderación en la elevación de los precios. En términos de precios del 2010 el ingreso per cápita cayó 4.8% anual pero cuando la comparación se realiza utilizando los precios de la canasta alimentaria la contracción fue de 8%. Aun en términos corrientes se tiene una disminución anual de 0.5%. En conjunto todo ello expresa un hecho innegable, la desaceleración de la economía afecta a un mercado laboral que tiene una falla estructural: bajos salarios que causan pobreza y debilidad en el mercado interno ¿Se pueden cobrar más impuestos en esta situación?

Lo anterior llama a una reflexión: ¿Cómo reactivar el mercado interno, fomentar la inversión y la mejora en los salarios de los trabajadores? Un pacto por el desarrollo productivo de México es necesario, evitar dañar a la economía con mayores impuestos y competencia desleal, como la que del Dragon Mart, deben ser algunos pasos a seguir. Para el segundo año de la administración se requieren nuevas estrategias, los saldos económicos y sociales del primero continúan en la línea de precariedad heredada, algo que presionará el tejido social. Los impuestos solo sirven si se tiene un gasto público eficaz, algo no alcanzado en nuestro país.

*Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México

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