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Independientemente de lo que suceda con la relación con Estados Unidos, México necesita replantear su modelo de integración con el mundo, detener el crecimiento de la deuda para evitar que sus vulnerabilidades se multipliquen, y con ello dar el salto en materia de productividad y no quedarse en la antesala, dijo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Eso es lo que se tendría que hacer en el corto y largo plazo, en el actual contexto, lo que se reflejará en un mejoramiento del ingreso per cápita de los mexicanos, que se ha mantenido estancado en un mismo nivel durante 12 años”, consideró el economista en jefe de la institución, José Juan Ruíz.
En el marco de la presentación del estudio Prioridades de inversión para aumentar la productividad en México, señaló que no sólo el país se está enfrentando a un nuevo mundo de fricciones, sino toda la región.
Abundó que en corto plazo se debe actuar en procurar una política monetaria sensata, anclando las expectativas, impedir que la deuda pública siga aumentando y procurar la disciplina fiscal. Y a más largo plazo hay que optimizar la forma de relacionarse comercialmente con el mundo.
“México no sólo tiene el NAFTA [TLCAN]; hay que ver la cazuela del espagueti, sacarlo y escogerlos de acuerdo a lo que se requiere”, ejemplificó.
Adelantó que esa idea es la que se planteará en abril, en el marco de la reunión anual de las Asambleas de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), que se llevará a cabo en Asunción, Paraguay.
El economisto en jefe del BID consideró necesario que los países deben sentarse e intentar racionalizar todos los puntos para llegar a un acuerdo.
“Cuanto mayores sean las diferencias, mayores serán los rendimientos, porque de esa manera se van a limitar los riesgos”, estableció.
Cruzar el umbral. El economista del BID enfatizó que para que México eleve los niveles de productividad necesita invertir más y de manera más eficiente en infraestructura, mercados de capital y salud.
“México está en la antesala, pero no llama a la puerta, o no quiere cruzar el umbral, porque para eso necesita invertir más en infraestructura, mercados de capitales y salud”, puntualizó.
Destacó que entre 1960 y 2010, la brecha relativa de bienestar entre los estadounidenses y los mexicanos se amplió en 8%.
“Somos más ricos de lo que jamás fuimos, pero estamos más lejos del nivel de vida del estadounidense promedio que lo que estuvieron nuestros abuelos”, ponderó el economista del BID.
Prioridad en la parte interna. Por su parte, el director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Luis Foncerrada, estableció que si bien una reforma fiscal como la que se está hablando en Estados Unidos tendrá un impacto sobre México, no se debe olvidar que en estos momentos la prioridad debe ser la parte interna.
“Sólo de esa manera seremos menos vulnerables, por lo que se debe trabajar para mantener finanzas públicas sanas con un superávit primario más alto, menor corrupción y tener un Poder Judicial independiente y honesto”, manifestó.