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Este año, el Banco de México cumple 90 años de buscar la estabilidad y el poder adquisitivo de nuestra moneda. Pero, ¿por qué es importante esta institución? Porque, entre otras cosas, el gobierno seguiría teniendo el poder de devaluar nuestra moneda a manos llenas. Las funciones de esta institución son varias, pero como el resto de los bancos centrales del mundo, tiene el encargo de emitir la moneda de un país.
Su finalidad, explica Manuel Sánchez González, subgobernador del instituto central, en un documento de la institución: “Un banco central tiene como su finalidad primordial preservar el poder adquisitivo de la moneda y defenderlo contra lo que más lo erosiona: la inflación”. La inflación es el aumento continuo y generalizado de los precios. Entre más aumenta, la gente puede comprar menos con lo que gana. “Es nocivo para la economía y afecta tanto a las familias como a las empresas”, señala.
Lo que esencialmente hace esta institución es ajustar diariamente la oferta de dinero para que corresponda con la demanda que existe, con lo que busca controlar la inflación y para ello, dispone de la política monetaria. De manera directa, no puede influir en los precios de bienes y servicios pero lo hace indirectamente a través de variables económicas como las tasas de interés. Éstas, a su vez, se relacionan con otras variables que impactan en la economía con lo que se busca regularla, explica la institución.
Precisamente, uno de sus instrumentos para hacerlo es la tasa de interés de referencia, la cual Banxico sí puede fijarla. Ésta a su vez, sirve de referencia a las demás tasas del mercado.
Subir o no subir la tasa
Precisamente el subir o no la tasa ha sido el tema de discusión en las últimas fechas. La Junta de Gobierno que lo dirige ha mantenido reuniones en las que debaten si subir o no esta tasa de interés de referencia frente al posible aumento en las tasas de interés que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por su sigla en inglés) lleve a cabo ante la recuperación económica de ese país. La explicación es: Nuestro vecino del norte disminuyó prácticamente a cero su tasa con el objetivo de reactivar la economía ante la crisis de 2008 (por ejemplo, quien necesitara dinero podría pedirlo prestado a una tasa de interés muy barata) pero esto a su vez hizo que los inversionistas que tenían su dinero en ese país —por el cual recibían una buena ganancia debido precisamente a esta tasa— sacaran sus inversiones de ahí y las llevaran a países emergentes como Brasil y México.
Ahora que la Fed anuncia el posible aumento en septiembre, los inversionistas están sacando su dinero y llevándoselo de vuelta a EU.
Para evitar esto, el Banco de México se debate si subir o no la tasa de interés de referencia, con lo que buscará hacer que el país resulte también atractivo para invertir y que los capitales dejen de fugarse. Pero hasta el momento, la decisión de los miembros de la Junta se ha basado en esperar a que la Fed se pronuncie al respecto y en evitar las medida preventiva de aumentar la tasa antes.
Autonomía
Desde 1993, el Banco de México es un una institución autónoma del gobierno mexicano en el ejercicio de sus funciones y su administración. Ésta, es indispensable para que la economía funcione bien. ¿Por qué? Explicado por las mismas palabras de la institución: “porque si fuera el gobierno el que llevara a cabo la conducción de la política monetaria, ésta podría no ser creíble, ya que, en el corto plazo, éste tiene objetivos que pudieran contraponerse a la estabilidad de los precios”.
Este paso que dio la institución hace ya más de dos décadas fue impulsado por las experiencias internacionales que señalan ésta como buena práctica. Al Banxico controlar la inflación, le quita de las manos al gobierno el poder –que antes sí tenía– de imprimir billetes para financiar el que el Estado gaste más de lo que ingresa (déficit presupuestario) con lo que al haber más dinero en circulación pero no más producción de bienes y servicios, se creaba más inflación. “No hay una relación de política ni de servicio por parte del Banco de México con el gobierno federal. Es un órgano autónomo y se pensó para que el gobierno no intervenga en la política monetaria”, explica Ricardo Padilla, profesor de negocios de la Universidad La Salle.
“En el caso mexicano, la experiencia de elevadas tasas de inflación provocó que, en agosto de 1993, se reformara la Constitución para otorgarle la autonomía al banco central”, explica la institución. Precisamente, su objetivo prioritario, de acuerdo con la Constitución mexicana, es “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda”, o sea, controlar la inflación.
Este objetivo fue fijado en 2002 y específicamente se busca llevarla a 3% promedio. Hoy está en 4%. A pesar de este 1% que falta, el saldo es positivo, en voz de uno de sus subgobernadores: “Hemos pasado de inflaciones de tres dígitos a una cada vez más cercana a la meta de 3%, lo que ha implicado bajas en las tasas de interés. Hoy, el gobierno, sector privado y las familias se financian en mejores condiciones y plazos y por mencionar un ejemplo, un joven profesionista puede adquirir un crédito hipotecario con pagos fijos a 20 años, algo que hubiera parecido una fantasía en las épocas inflacionarias”.
Libre flotación
Esta autonomía hace que ninguna institución pueda exigirle que le otorgue un crédito, con lo que se garantiza que Banxico siempre va a tener el manejo de todo el dinero circulante.
Al año siguiente de que Banxico se volvió autónomo, la política monetaria cambió y se fijó un tipo de cambio flexible. Esto quiere decir que mientras antes el tipo de cambio lo fijaba el gobierno, la flexibilidad permite que el valor del peso se rija por las leyes de la oferta y la demanda frente a otras divisas, explica el subgobernador. Cabe señalar que es precisamente por esto por lo que el peso hoy se deprecia —pierde valor frente al dólar— porque la gente hoy compra más dólares que pesos. Antes se podía hablar de devaluación debido a que era el gobierno el que decidía este tipo de cambio.
El mercado en general se regula solo, pero si existe un momento de extrema volatilidad (como hoy) el Banco de México puede intervenir para “restaurar el orden de los mercados”.
Precisamente para restaurar el orden y buscar que el precio no pierda poder frente al dólar como ha sucedido en los últimos meses, es que la Comisión de Cambios —la cual fija los criterios a los que debe sujetarse el banco en operaciones con divisas— de Banxico anunció desde marzo pasado una subasta diaria de 52 millones. Ante las condiciones del entorno, el 30 de julio anunció que subiría a 200 millones de dólares.
¿Quién lo dirige?
Una Junta de Gobierno integrada por cinco miembros: el gobernador, Agustín Carstens, y cuatro subgobernadores, Roberto del Cueto, Javier Guzmán Calafell, Manuel Ramos Francia y Manuel Sánchez González. Ellos son propuestos por el presidente de la República pero tienen que ser ratificados por el Senado. Esta estructura, explica la institución, es primordial para la autonomía, ya que la “blindan de presiones políticas o malos manejos que el gobierno pudiera tener para lograr beneficios en el corto plazo, ya sean de índole electoral o económica”.
La toma de decisiones en este órgano colegiado se realiza con base en reuniones periódicas en las que se analiza la situación económica así como la evolución de la inflación y sus expectativas. Después, cada miembro ofrece su postura, sus argumentos, vota y luego se redacta la información al público, explica el subgobernador del Banco de México.