En México cada inicio de año, se revisan las previsiones sobre el comportamiento de las variables económicas y sus posibles efectos para los sectores productivos y la sociedad en su conjunto. Una de estas variables importantes sin duda lo representa la inflación de los precios de los bienes y servicios que adquirimos, directamente, pero también de los que representan insumos para la producción ya que éstos impactan indirectamente en los precios de los bienes de consumo. Los más destacados son los energéticos, que resultan ser precios públicos fijados no por la interacción de la oferta y la demanda sino por el Estado.

Dentro de esta categoría conocida como precios controlados, se encuentran los de la gasolina y el diésel, el gas doméstico e industrial, la energía eléctrica y toda una batería de precios de servicios públicos. Estos precios que se destacan por sus efectos multiplicadores sobre el transporte, y los costos de producción de las empresas. En el caso de la Ciudad de México, además de los precios de los servicios públicos, uno de los precios más importantes en la canasta básica de los habitantes de la metrópoli es el del transporte público.

La Ciudad de México es el centro neurálgico no sólo político si no económico del país, pues confluyen en ella cotidianamente miles de toneladas de productos para ser consumidos, y muchos otros para ser trasladados a otras regiones del país. De igual forma, se llevan a cabo millones de traslados de trabajadores y visitantes por sus calles, mediante la amplia red de transporte público. Es en este contexto, que se hace necesario darle un seguimiento oportuno al comportamiento de los precios de los bienes y servicios que se comercializan esta megalópolis.

El Índice de Precios Metropolitano (IPM) es un proyecto de Consultores Internacionales, S. C. con la finalidad de cuantificar el nivel de inflación en la Ciudad de México, siendo éste el único indicador del comportamiento de los precios que desarrolla el sector privado. El IPM permite contar con un instrumento capaz de detectar la situación económica del momento, mediante la observación del comportamiento de los precios y de esta manera determinar el nivel de inflación de cualquier sector económico.

El IPM se ha elaborado desde 1992 a la fecha de manera ininterrumpida y con carácter público, si bien su elaboración se inició años atrás para una organización privada. Para la elaboración mensual, se realiza un levantamiento de mil 251 cotizaciones de productos y servicios específicos, abarcando las diferentes clases de comercios, como supermercados, mercados populares, tianguis, misceláneas, comercios especializados y diversos centros de servicios. Se encuentra integrado por ocho subíndices, que a su vez se subdividen en 30 genéricos y éstos en 145 rubros, donde finalmente se hallan agrupadas las mil 251 muestras específicas.

El nivel inflacionario en el Distrito Federal sigue, en términos generales, la tendencia a nivel nacional, exceptuando los ajustes a la baja de las tarifas eléctricas dentro del esquema tarifario de temporada cálida en varias ciudades del país y de aumentos parciales en mercancías y servicios realizados en el Distrito Federal, principalmente. De igual forma y, como indicábamos, destacan los impactos en los precios del transporte público.

Ahora bien, el Congreso federal aprobó la Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal de 2015. Es de destacar que se determinó establecer un incremento de 3% al precio de los combustibles, a lo que se la he llamado “el gasolinazo” anual, que se hará una única vez al inicio del año, pero que ineludiblemente generará impactos inflacionarios al elevar el costo del transporta no sólo de insumos para la producción que se trasladan al consumidor final, sino del propio transporte público, lo que en la Ciudad de México resulta de alto impacto.

Baste recordar que el polémico aumento, en diciembre de 2013, del precio del boleto del metro, del microbús y el ajuste en las tarifas de los camiones y peseros, significó a lo largo de 2014 que el rubro de transporte de 14.6 %.

El seguimiento del comportamiento de los precios en la ciudad de México, es sin duda una herramienta básica para la toma de decisiones. Contar con un indicador independiente resulta extremadamente útil y un contrapeso definitivo, lo que se vuelve un factor importante ente la posibilidad de un incremento en los salarios mínimos en la ciudad de México, y sin duda implicará posibles distorsiones en precios.

**Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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