Si tu respuesta a la pregunta fue no, no tengo un seguro, muy probablemente los hechos recientes te estén haciendo (o ya te hicieron) cambiar de idea. El terremoto del 19 de septiembre nos trajo a todos los mexicanos una certeza: Que de un momento a otro, las cosas pueden cambiar de una manera inesperada, y que lo mejor para sufrirlo menos, sería que estuviéramos preparados para ello.
Dejando a un lado la corrupción en la industria de la construcción que también destapó este sismo, éste también nos recordó lo importante que es tener un seguro. Ya sea de casa, auto, vida o médico.
Los riesgos a los que nos enfrentamos en el día a día pueden venir de muchos frentes y por desgracia, muchos de los mexicanos no estamos preparados para ello. La penetración en México de los seguros es baja —representa apenas 2.23% del PIB— y a pesar de que es cada vez mayor, está muy por debajo de lo que debería ser.
Esto sucede por varias razones, entre éstas la poca educación financiera, la escasa cultura que se tiene al respecto, y lo caro que es tener un seguro, según consideran los mexicanos, de acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
En este sentido, 26% de la población sin seguro dice que no los conoce; 24% no tiene interés en éstos, y la mayor parte de los mexicanos (27%, el porcentaje más alto de esta medición), asegura que no tiene un seguro porque éste es muy caro. Otra parte ni siquiera ha recibido una oferta de adquirirlo (11% asegura esto) o algunos tienen desconfianza en las aseguradoras (5%).
Sólo 5% de las casas está asegurado por decisión del propietario (cuando se contrata una hipoteca la institución bancaria adquiere un seguro de manera obligatoria); sólo 7.5% tiene un seguro de gastos médicos y apenas 16% de la población económicamente activa tiene un seguro de vida individual.
“Desgraciadamente no tenemos tanta cultura de seguros en México. La gente no se asegura por desconocimiento. No es que creamos que no nos vamos a morir o no va a temblar, sino que es algo cultural, la gente tiene que encaminarse hacia un esquema en el que pueda estar protegida. Los seguros están hechos para prevenir ciertos riesgos que afecten el patrimonio de la gente”, explica Tania Estrada, directora de Beneficios de Lockton México.
Dado el panorama de escasa penetración, el entorno digital y el distinto perfil de cliente que representa cada generación —hoy, como nunca antes, conviven en el mundo distintas generaciones con distintas preferencias en todos ámbitos–, las aseguradoras se enfrentan al reto de aumentar esta baja penetración.
Según un documento de investigación de la AMIS, titulado El cliente del futuro en seguros, el principal reto al que se enfrenta el sector es al de evolucionar hacia un modelo centrado en las necesidades específicas de cada cliente.
La variedad de seguros a los que hoy se puede acceder en el mercado es muy amplia. No sólo por lo que cada cobertura ofrece, sino también por la gama de objetos que puedes asegurar. Puedes asegurarte contra un asalto en un cajero automático, contra invalidez laboral o asegurar tu celular, tu mascota, obras de arte o lo más básico, tu casa o tu auto. Incluso ya hay seguros que te cubren una enfermedad en específico, como cáncer o diabetes, por ejemplo.
Si no tienes seguro de ningún tipo y estás decidido a iniciar este proceso de aseguramiento, primero debes tomar en cuenta variables con respecto a tu vida y circunstancias personales y económicas, porque a partir de aquí empezará el camino.
“Necesitas conocer tu situación personal, si estás casado, tienes hijos, expectativas a futuro, si tiene casa propia o la renta, si usas automóvil o transporte público, y en función de eso ya empezar a cubrir”, asegura Tania Estrada.
Es necesario hacerse todas estas preguntas porque así vas a identificar tus prioridades y vas a identificar por dónde empezar a asegurarte. Por ejemplo, ¿tienes hijos? Si es así muy probablemente quieras protegerlos por si mueres, y para hacerlo necesitas un seguro de vida y un educativo que les cubra la universidad si falleces.
Si no los tienes, quizá no te interese dejarle a alguien una suma de dinero cuando mueras pero sí te interese estar protegido por si llegas a lastimarte y ya no puedes trabajar, es decir, contra invalidez, así que necesitarás un seguro (los de vida son los que tienen ligados estos instrumentos) que te proteja en esa eventualidad.
Quizá ya tienes un muy buen seguro de gastos médicos mayores por parte de la empresa en la que trabajas y acabas de comprarte un departamento nuevo, el cual es fruto del trabajo de toda una vida, así que lo que necesitas es un seguro de casa y no uno de gastos médicos porque por ese lado estás cubierto.
Ahora bien, aunque estés en este proceso, necesitas ser cuidados para tomar la mejor elección. “Es importante leer con detalle tu contrato antes de firmarlo y sobre todo entender cada una de las cláusulas, porque de esa forma evitarás posibles conflictos cuando requieras hacer uso de tu seguro”, recomienda la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
“A veces decimos: ‘yo ya contraté un seguro de gastos médicos’ y doy por hecho que estoy cubierto para todas las enfermedades y a todos los montos, y no es así”, explica la especialista. Cuando contrates el seguro te darán una póliza y ahí vendrá explicado de manera general las coberturas. Tienes que saber que no hay instrumento que te cubra para absolutamente todo.
“No hay un seguro que te cubra ante todo riesgo, entonces sí es importante saberlo. Además, el seguro tiene un tope de suma asegurada”, explica la especialista. Es decir, que a la hora de contratar podrás escoger cierta suma por la cual el seguro se hará cargo de los gastos, pero pasando esa suma, ya no estarás cubierto.
A la hora de buscar un instrumento que se ajuste a tus necesidades, necesitas comparar entre distintas instituciones de seguro pues esto te permitirá ampliar el panorama y conocer las diferentes condiciones que te ofrece cada institución. Además, necesitas revisar que la aseguradora esté respaldada por la AMIS y que el agente de seguros que te asesora cuente con cédula ante la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, recomienda la Condusef.