Evaluar el desempeño del gobierno federal a un año de su gestión no es una tarea fácil. Sobre todo en materia económica, ya que los resultados de algunas propuestas sólo se pueden vislumbrar a mediano y largo plazo, como es el caso de la meta de un “México Próspero”, establecida en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, y que forma parte de una de las cinco metas nacionales.
Dicha propuesta se basa en promover un crecimiento sostenido de la productividad, basándose en la estabilidad económica y la generación de igualdad de oportunidades. Sin embargo, hay acciones a corto plazo, y que forman parte de aquélla, que sí es posible juzgar cómo estamos y hacia dónde vamos.
Una de ellas es sin duda la evolución del crecimiento económico. De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica para el 2013, y considerando el comportamiento de la economía mexicana, durante el año pasado se proyectaba que el valor real del PIB de México para 2013 registrara un crecimiento anual del 3.5%. La realidad es que la misma SHCP señaló en comunicado de prensa del pasado 21 de noviembre, que estima que el PIB termine el año con una tasa anual de 1.3%.
De acuerdo con datos del INEGI, el PIB ha sido inferior al año pasado, pues en los primeros 3 meses de 2013 apenas fue de 0.6%, mientras que en 2012 fue de 4.8%; durante el segundo trimestre en 2013 fue 1.6% y en 2012 el 4.4%. La misma información del Inegi reportó que el sector industrial (minería, electricidad, agua y suministro de gas; construcción, y las manufactureras) ha sido el más afectado este año, con tasas negativas de hasta -1.7%. Esta referencia es determinante porque las actividades de aquel sector son de las que más aportan a la riqueza nacional, después de la agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza.
Las razones de esta variación pueden ser muchas: una caída en la demanda externa afectando la economía nacional, o bien el impacto diversos factores como los fenómenos climatológicos adversos, “Ingrid” y “Manuel”, que afectaron, a más de dos terceras partes del territorio nacional y, por ende, la actividad económica regional; particularmente en actividades como agricultura, construcción, comercio, transporte y turismo.
En cuanto a la evolución general anual de la inflación, su tasa fue de 3.57% en el 2012. Para este año se espera que cierre a una tasa ligeramente menor del 3.55% de acuerdo a los Criterios Generales de Política Económica para el 2014. Aunque en este rubro se estima que sea menor al año pasado, es conveniente señalar que es deseable que la inflación sea menor que la tasa de crecimiento ya que así se tienen más empleos, ingresos e inversión y se cuenta con mayor capacidad de compra.
Por último, el comportamiento del empleo medido a través del número de trabajadores asegurados al IMSS se espera que sea de 484,500 empleos formales. Según datos proporcionados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el director de Investigación y Estadísticas del Trabajo, Javier Rodríguez Alarcón, informó que con la expectativa que se tenía de una tasa de crecimiento del 3.1% se esperaba una generación de empleos de 600 mil; y ahora con los ajustes del PIB del 1.3% —a octubre— va un acumulado de 546 mil empleos formales.
Diversos estudios señalan que nuestro país necesita crecer a una tasa del 7% anual para poder dar empleo a 2 millones de trabajadores que se incorporan anualmente al mercado de trabajo. Sin embargo, con una tasa del 1.3% apenas estamos empleando a una cuarta parte de los trabajadores.
En resumidas cuentas, los resultados no son nada alentadores, aún falta mucho por hacer. Se espera que con las reformas estructurales aprobadas recientemente: la fiscal, la educativa, la política y la energética, sean la palanca que detone el crecimiento y el empleo que tanta falta le hace al país.
* Docente de la Universidad del Valle de México, campus Lomas Verdes