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Si piensas que la hora de hablarle de finanzas a tu hijo es cuando tenga su primer trabajo y gane su primer sueldo, es momento de que lo pienses dos veces porque no sólo el niño, sino la misma sociedad, van a salir perjudicados. En primer lugar, el menor quedaría desarmado y sin las herramientas adecuadas para asegurar su propio bienestar financiero; en segundo término, no sólo lo arriesgarías a él sino también a la sociedad en la que estará inserto por las malas decisiones que pueda tomar sin esta información.
En lo que a educación financiera para niños se refiere, hay que quitarse la idea de que los pequeños no tienen ninguna relación con el dinero.
“Los niños son entes económicos porque están tomando decisiones financieras, por ejemplo, el dinero que le dan los domingos, implica que se lo gasten o lo ahorren”, explica Sandra León, coordinadora de educación financiera del Museo Interactivo de Economía (MIDE).
En este mismo sentido, el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) sostiene lo esencial: “Los niños y los jóvenes son actores sociales y económicos en el presente y en el futuro, cuyas decisiones influirán en el desarrollo de sus sociedades”.
Entre más jóvenes, mejor, ya que, hay una relación directa entre la edad y los cambios en el comportamiento, sostiene esta institución: “A la luz de esto, es más probable que se retenga la educación financiera que se introduce en una etapa temprana de la vida, lo que por tanto aumenta el conocimiento y la educación financiera”.
Si bien la escuela no está haciendo ni nunca ha hecho un papel decoroso en este aspecto (apenas en 2014 Enrique Peña Nieto instruyó para que se enseñara educación financiera en las escuelas y no se ha visto ningún cambio) la labor empieza desde casa.
La UNICEF asegura que el mayor reto es lograr el cambio en los hábitos y comportamientos. Pero si éstos se enseñan desde que son muy pequeños, cabrá una mayor oportunidad de que los niños lo aprendan mejor.
Su importancia
La educación financiera es reconocida por los especialistas como una “habilidad esencial en la vida”. Ésta es, esencialmente, el poseer los conocimientos adecuados para tomar las mejores decisiones financieras y alcanzar un bienestar económico.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su evaluación PISA 2012, realizó un estudio entre jóvenes de 15 años de 18 países, en el que analizó las habilidades y conocimientos para resolver problemas relacionados con cultura financiera (México no participó).
Uno de los principales resultados sostiene que uno de cada 10 puede resolver problemas complejos relacionados con finanzas. Lo que quiere decir, que sólo uno de cada 10 está realmente preparado y tiene estas habilidades que resultan ser esenciales para la vida. Así, las lecciones básicas les ayudarán a no tropezarse con malas decisiones financieras en un futuro.
¿De dónde sale el dinero?
Aquí empieza la educación financiera. Los niños tienen que entender que éste sólo se logra trabajando. Uno de los consejos en los que los especialistas en el tema coinciden en que una buena forma de hacerlo es ponerlos a hacer alguna tarea en la casa y pagarles por ello, ya que de esta manera podrán aprender el esfuerzo necesario para conseguirlo y podrán aumentar sus ahorros. “De esa manera van a aprender que el dinero no se consigue estirando la mano sino trabajando”, sostiene Sandra.
Ahorro
Es otra de las claves. En nuestro país no tenemos este hábito nada arraigado, así que es sumamente importante que las nuevas generaciones lo desarrollen. Según cifras de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (Condusef) 40% de los mexicanos no ahorran y los que los que sí lo hacen a través de medios informales como tandas, por ejemplo. Así que la cultura de ahorro es una necesidad entre los mexicanos.
Puedes enseñarle que por cada 50 pesos que gaste, por ejemplo, tiene que guardar cinco, lo que significa guardar 10%, una porcentaje recomendado.
Necesidad contra gusto
Es una diferencia que forzosamente hay que enseñarles. La frase “no se puede tener todo en la vida” hace mucho sentido en este caso.
La Condusef recomienda que lo enseñes a priorizar sus necesidades y a enseñarles que no se puede tener todo lo que se desea.
“Escoger una cosa implica descartar otra, no podemos tener todo lo que queremos. Pregúntale, ¿qué necesitas más? Ya sea un juguete, unos zapatos o una mochila”, explica. Primero van las necesidades y luego los deseos.
Tarjetas de crédito
Érase una vez una tarjeta mágica en la que “alguien” depositaba dinero y con la cual se podían comprar ilimitadamente regalos y más regalos. Este pensamiento es lógico en los niños, por lo que es necesario enseñarles cómo funciona un plástico y explicarles que es dinero que te prestan pero que luego tienes que pagar.
Si no lo haces y permites que tu niño crea que es posible comprar sin tener que pagar, ten por seguro que estás incubando a un deudor en potencia.
Otra máxima: no los rescates de sus errores y déjalos equivocarse, según recomienda Eroski Consumer, una publicación española. El consejo es que no evites que el niño despilfarre el dinero en una compra sin sentido, ni que le des un adelanto si de pronto se queda sin efectivo por administrarlo mal: “Los chicos aprenden mejor de sus propios errores y si se dan cuenta que han gastado en algo ilógico, aprenderán a no hacerlo otra vez en el futuro”.