Sin duda, uno de los desafíos más importantes que enfrenta la humanidad, es hacer frente a los factores que afectan al medio ambiente. El cambio climático, que resulta evidente y observable, es identificado como una de las megafuerzas que están afectando, entre muchas otras cosas, el crecimiento de las compañías. Por lo que las que no han trabajado en este sentido, están llamadas a cambiar.

De acuerdo con el economista inglés, Nicolas Stern, se advierte que, entre otros efectos, este fenómeno propiciará que la temperatura global se incremente hasta en tres grados centígrados, lo que provocará pérdidas equivalentes a 20% del PIB mundial en 2100. Stern señala, sin embargo, que si se actúa con previsión, podría prevenirse y/o atenuarse sus efectos económicos y sociales. La propuesta de Stern se basaba en invertir inmediatamente lo equivalente a 1% del PIB mundial en estrategias que aminoren los efectos que están produciendo los Gases de Efecto Invernadero (GEI), a través de actividades que puedan dar soluciones más contundentes al problema del cambio climático. Por mencionar algunas, están mejoras tecnológicas en el equipo de control de la contaminación; sustitución de combustibles e incremento del uso de energías renovables; reciclaje de insumos; programas de ahorro y uso más eficiente del agua y mezcla de energía limpia, reducción de deforestación y desarrollo de bosques, por mencionar algunas; esto es, una gestión responsable del medio ambiente.

Durante los años el tema del calentamiento global se ha enfrascado en dos posiciones, que es la de la adaptación a lo ya inevitable y la de prevención, como es la propuesta hecha por Stern, mediante acciones concretas a reducir las emisiones de determinados GEI’s responsables del calentamiento del planeta. Si bien es cierto que hay un grupo de científicos que han argumentado que en este tema se han adoptado visiones catastróficas, que difieren de la realidad (Bjørn Lomborg, entre otros), el cambio climático es un desafío a nuestra civilización con estragos y pérdidas irreparables, aunque no sea una catástrofe de proporciones gigantescas.

De hecho, también hay buenas razones científicas para determinar que existe una relación con el fenómeno del calentamiento global que traerán en el futuro mayores efectos negativos para los propios ecosistemas y las formas de vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 15 millones de personas mueren cada año debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático. Los afectados son especialmente ancianos y niños en los países más pobres.

En este ámbito, el principio de precaución, significa tomar medidas para evitar que sigan creciendo las emisiones. Así, una mayor cultura ambiental y medidas que estén a nuestro alcance para conservar el medio ambiente (empoderamiento ciudadano), desde luego contribuyen a la solución del problema. Sin embargo, el tópico también es uno de índole económico que implica una cooperación internacional y una sanción a quien más contamina.

En efecto, de acuerdo a varios expertos, la degradación ambiental en México y el mundo está íntimamente ligada a las fuerzas del mercado y a la demanda de los procesos de desarrollo tradicionales (“business as usual”). Por lo que el reto de la sustentabilidad pasa por educación y cultura, pero también por la nueva forma de hacer negocios bajo la triple línea de base: rentabilidad, apoyo comunitario y formas de producción amigables con el medio ambiente.

Los expertos han tipificado sectores de la industria que son más vulnerables a ciertos peligros específicos asociados con riesgos por el cambio climático. Entre éstos se encuentran: los cuidados a la salud; turismo; aviación; transporte; petróleo y gas; servicios financieros, entre otros. De acuerdo con un estudio de KPMG, las industrias asociadas a estas zonas de peligro, han obtenido una alta puntuación respecto de los riesgos que enfrentan y una relativamente baja en términos de su grado de preparación para enfrentarla. Así, las empresas que planifican pensando en el futuro y adoptan medidas de gestión medioambiental, sin duda serán más rentables que las empresas reactivas. Adicionalmente a este estudio de correlación entre riesgos del cambio climático y la preparación para enfrentarlos, la misma firma en un estudio más reciente sobre las diez mega fuerzas que afectan el ritmo de avance de las empresas, identificó siete de ellas ligadas directamente al tema medioambiental.

Lamentablemente la crisis que estallara en 2008 y que continúa, ha provocado sobre todo en algunos países, que las medidas para atenuar y revertir los impactos ambientales se hayan pospuesto o esgrimido, argumentándose una pérdida mayor de competitividad en el corto plazo, por su costo. Por lo que el tema del cuidado del medio ambiente, en general, y de cambio climático, en particular, exige no sólo que se adopte como una prioridad en la agenda internacional, sino también en la nacional. El reto, consiste entonces en tener una visión de más largo plazo, respetuoso del entorno físico. Ello con la adhesión a los protocolos internacionales, sobre todo de los países que más contaminan Estados Unidos y China; así como por la instrumentación de políticas de regulación y autocontrol, que dé lugar a penalidades severas a infractores, para contrarrestar el efecto nocivo infringido.

* Es coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios y Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte.

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