La falta de confianza en las instituciones de crédito es la principal causa por la que los latinoamericanos son los que menos ahorran en el mundo, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Crisis recurrentes y experiencias vividas, como el efecto Tequila que se desató en México en 1995 con la devaluación del peso frente al dólar, es una de las razones por las cuales, la gente no confía en los bancos.    Así, América Latina es el continente en donde hay la mayor desconfianza en los sistemas financieros.

También se suma la poca educación financiera que prevalece en los países de la región; hay estudios en los que se señala que la mayoría de la población en México, Chile y Perú no comprende términos fi nancieros ni cómo funcionan.

La economista del departamento de Investigación del BID, Verónica Frisancho, explicó en un trabajo difundido, que no sólo la desconfianza es la razón por la que la región tiene las menores tasas de ahorro frente a otras zonas con niveles similares de desarrollo económico.

Además de saber cuáles son esos motivos, recomendó como primer paso, comprenderlos para atacar el problema del bajo ahorro.

Influyen también las experiencias pasadas, los rasgos sicológicos e incluso los genes o el lenguaje pueden decir mucho sobre la capacidad de ahorro en América Latina.

De la propensión genética, refirió que varios estudios intentan llegar al fondo de las diferencias en comportamientos de ahorro que se observan en distintos países e individuos, para comprender si hay una propensión natural a ahorrar menos relacionada con los genes.

Mencionó que según el resultado de un estudio que se realizó con gemelos y mellizos en Suecia, las diferencias genéticas explican alrededor de un tercio de la variación en tasas de ahorro individuales.

Fumadores y obesos. El estudio reveló que los que ahorran menos son más propensos a fumar o volverse obesos, y sostienen que parte de esta correlación está relacionada con rasgos intrínsecos como falta de autocontrol y dificultades para posponer la gratificación.

Si ciertos rasgos genéticos delinean las preferencias temporales, bien puede suceder que la tendencia a procrastinar varíe según la población.

Mencionó un nuevo estudio del BID, en el cual se muestra que alrededor de un tercio de la población urbana en México, Perú y Brasil se puede considerar como descontadores hiperbólicos, es decir, personas cuyas elecciones de consumo hoy revelan una mayor impaciencia que sus elecciones en el futuro.

Expuso que esta inconsistencia temporal es un factor importante para las decisiones a largo plazo que implican asumir un compromiso hoy.

Señaló que en Perú hay 14 puntos porcentuales de menos probabilidad de que los descontadores hiperbólicos ahorren, en comparación con personas que muestran el mismo grado de paciencia más allá de cuándo se tome la decisión.

La inercia y falta de atención, como rasgos sicológicos, de igual manera afectan las decisiones de ahorro.

Por ejemplo, mucha gente al elegir un restaurante para ir a cenar, tiende a ir a los mismos lugares o pedir los mismos platillos una y otra vez.

“Esta preferencia por el estatus quo es una elección segura que puede desarrollar hábitos”, advirtió.

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