A pesar de la reforma fiscal aprobada reciente mente en Estados Unidos, no se esperan afectaciones en inversión o producción en Querétaro.
La especialización productiva del estado, su infraestructura y capital humano son los principales factores que evitarán efectos negativos por los cambios internacionales, coincidieron José María Cabañillas y Eduardo Morán, especialistas en impuestos internacionales de la consultoría Deloitte.
La reciente reforma fiscal de Estados Unidos cambió el impuesto corporativo de 35% a 21%. El objetivo de esta reforma es incentivar la economía en aquel país al atraer a capitales de empresas estadounidenses que fiscalizan o producen en el exterior.
El gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump busca que las subsidiarias de empresas estadounidenses que producen en México, regresen a Estados Unidos a producir, atraídos por menores impuestos.
“Esta acción no sólo está enfocada en México sino en todos los países donde hay empresas estadounidenses, siendo China el principal objetivo”, aseguró Cabañillas.
El cambio es resultado de un proceso de ajuste internacional, pues Estados Unidos había mantenido el impuesto corporativo más elevado de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
En México ese impuesto es de 26% mientras que en la Unión Europea oscila entre 19% a 26%.
“Lo que se hizo en Estados Unidos es ajustar la tasa al nivel internacional, con el objetivo de volverse más competitivo”, señaló.
Eduardo Morán aseguró que el capital humano que Querétaro ha formado a lo largo de los años ha sido en el área de las manufacturas, y esto mantendrá al estado como un lugar atractivo para la invertir.
“En el corto plazo no sería sencillo encontrar gente capacitada en Estados Unidos para mover la producción allá. Aquí el capital humano ya está formado por años”.
En Querétaro hay plantas que tienen mejor productividad que aquellas que están en su país de origen, aseguró. Incluso, en los últimos años, son los ingenieros mexicanos los que van a Estados Unidos y otras partes del mundo a dar capacitaciones, resaltó.
Dijo que el diferencial de precio en la mano de obra entre los dos países es determinante.
Otro factor a favor del estado es la infraestructura y la cadena de proveedores. Para mover la producción de Querétaro a Estados Unidos, las empresas necesitarían encontrar un terreno bien colocado y los proveedores necesarios. La dificultad de encontrar estas condiciones hace que las empresas no se arriesguen a moverse.
Actualmente, el gobierno de Estados Unidos, indicó, busca volver a especializarse en manufacturas como a principios del siglo XX. Sin embargo, es improbable que los empresarios estadounidenses decidan seguir este proceso de especialización, al tener lugares más baratos para producir como México u otros países en Asia.
En la actualidad, Querétaro se está especializando en la industria automotriz y en la industria aeroespacial. A futuro, conforme se sigan integrando de mejor manera a las cadenas de valor, será más costoso reubicarse.
Los contrapesos que podría utilizar el gobierno de Querétaro ante la reforma estadounidense sería modificar su impuesto predial o impuesto sobre nómina, argumentó José Cabañillas. Sin embargo, esto generaría un sacrificio de ingreso directo al gobierno. A la larga se podría recuperar el ingreso al estado gracias a los impuestos al consumo y sobre la renta, cobrados a los habitantes con mayor poder adquisitivo.
Históricamente por el tema de transición electoral, es improbable que en el país o en Querétaro se tomen medidas preventivas ante los cambios internacionales, por el peso político que implicaría. Sin embargo, el especialista vaticinó que podría haber cambios en septiembre, luego de las elecciones. Sin embargo, el presupuesto para 2018 ya está aprobado, por lo que es difícil que se haga un ajuste. Si hay ajustes tangibles y concretos se verán hasta 2019.