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A cualquiera le puede pasar. No importa qué tan capacitado o tan buen trabajador seas: la mala economía u otros factores siempre pueden jugar en contra y dejarte sin empleo.
Así que es muy probable que al menos una vez en la vida te suceda. ¿Por qué? Porque la creación de empleo crece a un ritmo más lento que la fuerza de trabajo a nivel global.
En 2013, faltaron por crear en el mundo 62 millones de empleos.
En ese año 32 millones de personas buscaban trabajo, 23 millones se desalentaron y dejaron de buscar y 7 millones personas de plano optaron por no participar dentro del mercado de trabajo, de acuerdo con las cifras que maneja la Organización Internacional del Trabajo (OIT ).
El panorama no es muy alentador a nivel global, ya que si estas tendencias se sostienen, el desempleo mundial seguirá empeorando para situarse en 215 millones de personas en 2018.
En 2013, la OIT registró a 202 millones de personas en esta situación.
Así que estar preparados es lo menos que se puede hacer. ¿Cómo? La recomendación repetida entre especialistas es el tener un fondo de emergencia para afrontar precisamente este tipo de imprevistos.
Pero en el momento en el que te pase, no sólo necesitarás echar mano de este dinero guardado, sino que deberás tomar otra clase de medidas para no hacerlo un evento aún más catastrófico ni financiera ni emocionalmente.
No sólo es cuestión de liquidez
Perder el trabajo no sólo se trata de quedarse sin ingresos sino que también trae todo un proceso sicológico difícil de sobrellevar y que, según estudios, se compara al duelo de una pérdida.
“La pérdida de un empleo, ya sea por destitución, despido, fusión de empresas, pensión o jubilación, produce en el ser humano diversas reacciones, las cuales son muy similares a las causadas por el fallecimiento de un ser querido, aunque pueden presentarse en menor intensidad”, señala un estudio de la Fundación Piero Rafael Martínez de la Hoz, una institución que estudia el impacto de una pérdida.
Dentro de esta especie de duelo vienen varias etapas que no llegan de manera escalonada ni igual en todas las personas. El Wisconsin Job Center identifica cuatro etapas por las que atraviesa una persona que acaba de perder el empleo.
La primera es la negación. Vienen a la mente preguntas como “¿por qué a mí?”; la siguiente etapa es el enojo, el cual puede estar dirigido hacia el exterior, a la organización, inmediato superior e incluso a los familiares y amigos o hacia sí mismo.
Le sigue la depresión, caracterizada por sentimientos de inferioridad, baja autoestima o tristeza abrumadora, por ejemplo. La última es la aceptación y el autoanálisis.
Hasta este momento, te conviene controlar tus emociones, asimilarlo, y no comenzar a buscar trabajo si es que te encuentras muy dolido.
“Una vez que se ha asimilado la nueva situación, es momento de comenzar a buscar un nuevo empleo. No es recomendable iniciar la búsqueda en medio de la crisis del impacto inicial puesto que la angustia es mala consejera y las decisiones se toman mejor en un estado de mayor tranquilidad”, según el sitio propiedad de Visa, Finanzas Prácticas.
¡Prohibido!
Si acabas de perder el empleo es lógico que te sientas mal pero no por ello es justificable lastimar tu bolsillo.
Queda prohibido vacacionar o irse de compras; ese dinero te hará falta.
Hay que plantear un plazo de seis a 12 meses, que es lo que en promedio se tarda en encontrar empleo, aunque el tiempo razonable es de tres a seis meses, recomienda Margarita Chico, directora Corporativa de Comunicación en trabajando.com.
“Ojo porque cuando una persona pierde el empleo y está deprimida, muchas veces su primer deseo es ir a comprarse algo. No es un buen momento para ello ni para salir de vacaciones a menos que sean en tu casa y tome ese tiempo para reflexionar”, explica la especialista en finanzas personales.
Platícalo y haz cuentas
Necesitas explicarle a tu familia la situación porque esto ayudará a que todos se preparen para afrontarla.
Ya que lo hiciste, es momento de identificar a dónde va el dinero que entraba a tu cartera
Identifica los gastos que puedes evitar y cuáles son los que no, como luz, agua, etcétera.
Es necesario hacer este control de gastos por escrito, recomienda Chico.
Aunado a esto, vienen los esfuerzos de todos los integrantes de la familia para ahorrar recursos.
“Se necesita tomar varias medidas para aprovechar y disminuir el uso de recursos, por ejemplo apagar las luces cuando no se usen o el calentador para consumir menos gas”, asegura Margarita Chico. Es momento también de cuidar cómo te diviertes.
Adiós a las idas al cine, teatro o restaurantes con amigos. Hay maneras más económicas de divertirse como ir al parque, pasear por la ciudad, o visitar amigos en su casa.
“Algunos gastos que se pueden reducir son el uso del celular, las llamadas de larga distancia, las salidas a restaurantes, cines, teatros y centros nocturnos, entre otras. Se pueden buscar alternativas de entretenimiento más baratas como andar en bicicleta en un parque, leer en familia, jugar juegos de mesa, practicar algún deporte, etcétera”, recomienda el sitio de Visa Finanzas Prácticas.
Di no y avisa con tiempo
Es muy tentador pensar en mantener el mismo estilo de vida con cargo a la tarjeta de crédito.
Esto no sólo no es recomendable sino que puede traer consecuencias desastrosas para tus finanzas como un elevado nivel de endeudamiento del que ni cuando vuelvas a tener trabajo podrás librarte fácilmente.
Sólo se recomienda utilizar este tipo de crédito para emergencias.
Si ya hiciste cuentas y de plano no te va a alcanzar para pagar tus deudas mensuales, es necesario que contactes a la institución bancaria a la que le debes y negocies un plan de pago que aplique hasta que te recuperes. “No todos los acreedores o compañías de tarjetas de crédito estarán dispuestas a negociar pero si has sido buen cliente, esto aumenta la probabilidad de llegar a un acuerdo”, señala el manual del Job Center of Wisconsin, Cómo reducir os gastos y estar al día con las cuentas cuando hay poco dinero.
Como última medida considera utilizar la ayuda por desempleo de tu Afore, ya que esta cantidad no es dinero regalado, es dinero que le estarás quitando a tu fondo de retiro.