El próximo año podría ser de mayores complicaciones para México en materia energética, pues el Departamento de Energía de Estados Unidos prevé que la gasolina y gas natural que produce registren aumentos de 14.2% y 13.3%, respectivamente.
Aunque estos precios seguirán siendo bajos, obligarán al gobierno federal mexicano a un mayor desembolso de divisas porque son productos que se están importando de ese mercado en volúmenes importantes para complementar la demanda nacional, pero hasta el momento todavía no hay una estimación del impacto económico para nuestro país.
Tan solo en 2014, México adquirió un volumen de 396.7 mil barriles diarios de gasolinas tipo Regular (similar a la Magna) y Premium por los que pagó 15 mil 917 millones de dólares, de acuerdo con la Base de Datos Institucional de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Este volumen de combustibles automotores que entraron al país, la mayoría procedentes del mercado estadounidense, representó 94% de lo que produjo el Sistema Nacional de Refinación, conformado por las seis refinerías que operan en el país.
Ello significa que por cada litro de gasolina nacional que los consumidores mexicanos adquirieron, se comercializó uno de procedencia extranjera.
De diesel se trajeron del exterior 132.8 mil barriles por día, por los cuales se desembolsaron 5 mil 858 millones de dólares más.
Este año se tiene previsto comprar del exterior 497 mil barriles por día de petrolíferos (que incluyen gasolinas y diesel), según la estrategia de comercialización programada y autorizada por el Congreso de la Unión en el Presupuesto Programático de Pemex 2015.
La US Energy Information Administration (EIA, por sus siglas en inglés) dio a conocer este 10 de marzo que los precios de las gasolinas en el mercado estadounidense promediarían 2.39 dólares por galón (9.78 pesos el litro) este año.
El precio de exportación para Estados Unidos incluye costos de transportación, pero aún así los precios serán más bajos que los que prevalecen en nuestro país.
De hecho, el precio previsto de las gasolinas en el mercado estadounidense para este año tendrá una reducción de 97 centavos de dólar, lo cual todavía será aprovechado por México.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses pronostican que el valor de los combustibles en 2016 subirá a 2.73 dólares por galón, es decir, un incremento de 14.2%, lo que al final impactará los precios de exportación y el desembolso adicional para los países que compran gasolina de Estados Unidos, como México.
Lo mismo ocurrirá en el caso del gas natural.
En 2014, Pemex reportó compras externas del orden de mil 357.9 millones de pies cúbicos diarios, que representaron casi una cuarta parte de la producción (5 mil 758 millones de pies cúbicos, sin contabilizar el nitrógeno) y cuyo costo para México fue de 2 mil 818.7 millones de dólares.
Durante ese año, el precio del gas spot en Estados Unidos promedió 4.39 dólares por millón de pies cúbicos (en la zona sur de referencia Henry Hub).
Este año, el gobierno federal mexicano prevé importaciones de gas del orden de 2 mil 192 millones de pies cúbicos, aprovechando que el precio spot en Estados Unidos será de 3.07 dólares, 1.32 dólares menos que el precio de 2014.
No obstante, para 2016 se estima un repunte del precio en la Unión Americana que colocaría el precio en 3.48 dólares, lo que representa un incremento de 13.3%, con los costos que ello representa para los países que compran gas natural estadounidense.
De hecho, el subdirector de Gas Natural de Pemex, Jorge de la Huerta, estimó, de acuerdo con la presentación que realizó en el Congreso de la Asociación Mexicana de Gas Natural el pasado 14 de noviembre de 2014, que las importaciones de carburante alcanzarían los 4 mil 423 millones de pies cúbicos diarios en 2016.
Parte de la estrategia del incremento en la importación de gas procedente del mercado estadounidense tiene que ver con la estrategia de CFE y Pemex relativa a construir ductos para traer gas de ese país, bajo el supuesto de aprovechar bajos precios.
La EIA en su informe Short term energy outlook, correspondiente a marzo, explica que el incremento de precios “refleja la caída de la actividad petrolera en Estados Unidos, así como de las inversiones de grandes compañías petroleras por los bajos precios del petróleo”.
Esta situación, según el informe, estaría impactando los precios al consumidor y, consecuentemente, las cotizaciones tanto del crudo como de derivados que coloca en los mercados internacionales.