El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2016 aprobado por la Cámara de Diputados mostró que hay “barriles sin fondo” en los tres órdenes de gobierno, donde hay opacidad y poca evaluación objetiva de los resultados, advirtió el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani.
“Hay un clamor para acabar con el dispendio, los excesos y el uso discrecional del dinero de todos los mexicanos para fines partidistas o individuales”, expresó.
Por ello, es necesario impulsar restructuras profundas del destino del gasto, porque por años “se han limitado a cambios de nombre de programas u organismos”.
“Si bien hay un limitado espacio para la reacción, se conservan también espacios para la discrecionalidad, lo que da pie a los ‘moches’, los cuales se espera disminuir con algunos candados con los que se espera mayor transparencia”, aseguró el representante.
La evidencia demuestra que en las últimas dos décadas el gasto público no cumplió con los objetivos de generar crecimiento, disminuir la desigualdad e impulsar el desarrollo del país, dijo el empresario en su mensaje semanal.
Asimismo, el análisis del organismo arrojó que en el presupuesto el renglón más castigado fue la inversión pública y en contraste subió el gasto no programable, además de que no se “pudo llegar más lejos” en el intento por hacer un gasto público base cero.
Es tiempo de retomar pendientes presupuestales como revisar a fondo el sistema de pensiones gubernamentales, lograr reestructuraciones financieras como lo que se hace en el IMSS; distinguir con mayor precisión el gasto público versus el que se canaliza a la clase política.
“La reingeniería del gasto público debe ser una prioridad de Estado, porque de no realizarla, éste será insostenible en el largo plazo, de cara a los compromisos ineludibles en ascenso: pensiones, deuda (dos puntos del PIB anuales para el pago de intereses) y gasto federalizado, representan casi 18% del PIB y más de tres quintas partes del presupuesto”, agregó Gutiérrez Candiani.
Recordó que el Presupuesto de Egresos 2016 asciende a 4 billones 764 mil millones de pesos, aproximadamente 17 mil millones por encima de la propuesta que presentó el Ejecutivo federal al Congreso de la Unión.
Si bien en el gasto se atienden temas sociales, la contracción de los ingresos petroleros y el difícil escenario provocó que el “renglón más castigado” fuera la inversión pública, a pesar de que es motor de crecimiento fundamental y resulta vital incrementarla en lugar de bajarla, como ocurrió.
Contrariamente, el gasto no programable sube conforme al aumento del costo financiero, ante la expectativa de tasas de interés más altas, tipo de cambio menos favorable y compromisos como los que se tienen con las entidades federativas.
La situación “tiene que corregirse”, para que en los años subsecuentes se recupere el gasto de capital gubernamental, sobre todo porque en la Agenda por México se acordó incrementar la inversión total hasta 25% del PIB, con una participación del gobierno de al menos 6%, un reto pendiente.