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Una recomendación generalizada suele ser: no salgas con nadie del trabajo. Pero, ¿qué pasa cuando no es que estés saliendo, sino que en realidad trabajas con tu pareja? En definitiva, no se trata de decir si es recomendable o no hacerlo.
Miles de enamorados están en esta situación y, si ya están en esta aventura, se trata de que encuentren la mejor manera de conducir ambas relaciones para que los dos puedan pasarla bien y ninguno de estos rubros, trabajo y vida personal, salga lesionado.
Porque damos por sentado que nadie se la quiere pasar mal.
Ya sea que ambos sean dueños de un negocio o de varios, o que trabajen en la misma organización, ya sea en el mismo o en diferente departamento, trabajar en pareja no es una tarea fácil de realizar.
La situación no es nada rara. La encuesta del portal de empleo Trabajando.com señala que 46% de los mexicanos acepta haber tenido un romance en la oficina.
De hecho, estos romances tienen altas probabilidades de convertirse en matrimonios. Según una encuesta de CareerBuilder, un tercio acaba firmando el compromiso. Otros estudios señalan que incluso la mitad lo hace.
Considera que trabajar con tu pareja puede traer buenas o malas consecuencias.
“A veces, los romances en el lugar de trabajo representan una amenaza a la eficiencia por los efectos negativos en los protagonistas y en los colaboradores circundantes; en otras ocasiones, la mejoran por los efectos positivos”, sostiene el estudio Algo de que hablar : las relaciones románticas en contextos organizacionales de la Universidad de Connecticut.
Entre las relaciones que suelen ser más conflictivas son aquellas en las que uno le reporta directamente al otro, de acuerdo con este estudio.
Pero la realidad es que en el amor todo es posible y que en muchas ocasiones no se trata de un ‘romance’ que puede sonar pasajero, sino que son matrimonios o novios estables los que trabajan juntos.
Si estás en una de estas situaciones, seguramente sabes que el panorama tiene grandes posibilidades de tornarse espinoso, debido, entre otras cosas, a que el tiempo que pasan juntos prácticamente se duplica.
¿Qué es lo que necesita una pareja que convive en ambos entornos, el personal y el laboral, para ser exitosa?
Comunicación
Ésta es una recomendación que se repite una y otra vez.
Es necesario que ambos integrantes de una relación se comuniquen abiertamente sobre sus necesidades, metas, y puntos de vista.
Esto lleva a una situación que pocas parejas saben llevar bien y es el manejo del conflicto. Enojarse en el trabajo y llevarlo a la casa no es una opción, al menos no lo es si quieren permanecer juntos por mucho tiempo.
El estudio Liderazgo íntimo: El poder en la pareja de negocio, emprendió la tarea de encontrar —a través de entrevistas con parejas que estaban en cualquiera de estas situaciones— cuáles eran las claves que las llevaban a ser exitosas y encontró que las parejas que lo hacían bien eran aquellas que manejaban bien sus conflictos.
“La mayoría no discute sobre trabajo en el dormitorio y todas coinciden en que la solución del conflicto exige lo mejor de cada uno”, sostiene el estudio sobre estos casos.
En este sentido, Everett Moitoza, autor de Parejas empresariales: ¿qué hacer con el romance?, asegura que a pesar de que ambos necesitan discutir, estar enojados y no estar de acuerdo durante el desarrollo y el desempeño de trabajo, deben de manejar el conflicto a través de la comunicación.
“Las parejas en negocios suelen estar en una posición de culpar al otro por errores, de enrolarse en rutinas de pelea, y de evitar la discusión de ideas conflictivas; sin embargo, la ausencia de hostilidad cuando se comuniquen determinarán cuáles empresas sobrevivan y cuáles se autodestruyan”, señala Moitoza.
Para lograr esta comunicación, Miriam Hawley y Jeffrey McIntyre, encontraron que las parejas exitosas tenían como base de todas las relaciones, tanto laborales como personales, la amistad: “Cada miembro era el mejor amigo del otro”.
Es esta amistad la que favorece la comunicación y la que debe fomentar la honestidad y claridad sobre lo que espera uno del otro.
¿Cómo debe ser esta comunicación? Moitoza sostiene que 95% es escuchar y el otro 5% es hablar y preguntar.
Límites
Relacionado con esto, establecer límites y roles bien diferenciados se vuelve un imperativo para no pisarse y tropezarse entre ambos en cualquiera de los ámbitos en los que se desenvuelven.
“Los límites son simplemente reglas de quién participa en la relación, cuándo y cómo”, sostiene el estudio Parejas empresariales: ¿qué hacer con el romance?
Relacionado con esto, viene una de las recomendaciones: no mezclar trabajo con vida personal y viceversa. “Tienes que tener la madurez suficiente para separar las cosas y que no involucres tu trabajo con tu pareja”, explica Yara Sánchez, vocera de Adya, una empresa dedicada a servicios corporativos de outsourcing. Para lograrlo, se requiere cierta madurez.
Es necesario tanto separar los tiempos de esparcimiento de los laborales, como encontrar la manera de trabajar en equipo.
Quizá uno se dedique al área administrativa y otro a atención a clientes. El punto es que no crucen funciones y que respeten la labor del otro.
“No tienes que decirle a tu pareja cómo tiene que hacer su trabajo porque entonces ya te vuelves su instructor y te terminas metiendo en su vida profesional”, explica Sánchez. Otra clave es plantearse los objetivos de una manera muy clara para que los dos estén remando hacia la misma meta, porque si uno quiere ir hacia un lado y el otro hacia otro, empiezan los conflictos, señala la especialista.
División... de poder
Para alcanzar estos objetivos, es necesaria la distribución del poder. Si ambos trabajan en la misma organización y tienen ya puestos asignados gracias a la organización, éste no será un grave problema, pero si ambos llevan el timón de una empresa, es necesario que lo tomen en cuenta.
“Dinero, sexo y el cerebro suelen ser los tres escenarios principales para expresar poder, control y conflicto en la relación de pareja”, explica Moitoza.
Suena peligroso, ¿no? Entonces es mejor sentarse y platicarlo con toda apertura.
Otras dos prácticas que las parejas exitosas observaron –según el estudio de Hawley y McIntyre– son la pasión por el trabajo.
Fue el compromiso por ser financieramente exitosos el que los llevó refinando metas y planes de negocios, trabajando largas horas y tomando pocas vacaciones, señala ese análisis.
Al igual que éstos se notaron comprometidos con su trabajo, también lo hicieron con su familia.