La actividad económica mantiene la debilidad exhibida durante los últimos meses de 2013. La producción industrial de enero muestra que sus sectores tienen un desempeño endeble. El crecimiento anual de 0.7% reportado por el Inegi se dio en comparación de un 0.5% contabilizado durante el mismo mes de 2013. Por tanto, la actividad industrial mexicana requiere de una política económica que atienda la desaceleración que le está afectando.
Las manufacturas evitaron que la industria cayera en cifras negativas, su crecimiento de 2.5% compensó la baja en el sector de la construcción (-2.5%), su catorceavo retroceso. El desempeño de la manufactura sirvió para contrarrestar el incipiente comportamiento de la minería (-0.1%) y de la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica (0.3%). Así ha ocurrido a lo largo de los últimos doce meses, sin embargo ello podría cambiar pronto.
La cuestión es que el ciclo económico de las manufacturas sigue debilitándose, situación por lo cual difícilmente podrá mantenerse como un pilar que continúe impulsando a la industria: solamente 12 de sus componentes elevaron su producción, los otros nueve contabilizaron una merma en su actividad. Cuando se observa que 5 de las 12 industrias que elevaron su producción lo hicieron en menos de 1%, lo que se tiene es un escenario de desaceleración tendiente a generalizarse en el transcurso del primer cuatrimestre del año.
El desempeño positivo de las manufacturas se fundamentó en el incremento registrado en dos industrias: metálicas básicas y transporte (fabricación de automóviles fundamentalmente), ambas crecieron 12.1%. El problema es que ello deja expuesto el ciclo de las manufacturas a los vaivenes del comercio exterior.
La dependencia del sector automotriz respecto al consumo en Estados Unidos puede provocar que un debilitamiento de su economía afecte la compra de automóviles, y con ello a las exportaciones mexicanas. Debe recordarse que para el mes de enero las ventas al exterior disminuyeron en 1%. Si bien las manufacturas compensaron parte de ese problema, en realidad su desempeño fue modesto, solamente aumentaron en 1.5%, esencialmente por el empuje de la parte automotriz (4.9%). En realidad la tendencia de las exportaciones es a la baja.
El planteamiento de que Estados Unidos (EU) puede debilitarse no es algo lejano, las prospectivas del gobierno norteamericano no se encuentran respaldas por la expectativa de analistas privados y aún de la Oficina de Presupuesto de Estados Unidos (CBO). Si bien la administración del Presidente Obama espera un crecimiento superior al 3%, los pronósticos privados lo colocan más cercano al 2.5%.
Además, la contabilidad observada del PIB de EU ya registró una disminución: la revisión del cuarto trimestre de 2013 marcó una baja de 3.2% a 2.4%. La debilidad del mercado laboral y de su consumo privado evita que la economía norteamericana tenga un mejor desempeño.
Por ello se debe tener cuidado con la evolución industrial de México, su elevada dependencia externa, vía el sector automotriz, puede traer malas noticias si la compra de automóviles se modera en EU.
En el caso de la industria de metálicas básicas la situación es todavía más compleja. Su desempeño dependerá de un mercado interno que se ha debilitado y de un sector externo en donde varios países han comenzado a restringir, de manera unilateral, el acceso de productos mexicanos.
Además, no se puede obviar la sombra de China: su gobierno mantiene una fuerte presencia en la industria siderúrgica: mediante su política fiscal y monetaria representa una competencia desleal para la empresa privada mexicana.
El reporte industrial es la primera señal confirmada de que la desaceleración avanza, y que el gasto de gobierno no es capaz de revertirla, es momento de aplicar una estrategia adecuada para enfrentar la coyuntura.
Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.