Nuestra economía enfrenta una desaceleración la cual llevará a que la tasa de expansión del empleo y la actividad económica en 2013 quede debajo de lo que se esperaba hace meses. Los principales pronósticos al respecto, tanto del sector público como privado, se han revisado a la baja. Con base en la información económica más reciente, en el IMEF también ajustamos nuestra expectativa a una expansión más débil de 1.5% para este año.

No debemos soslayar la importante afectación que ha representado el menor desempeño económico mundial. Ello ha propiciado revisiones a la baja de las expectativas de crecimiento en casi todas las regiones del mundo (Gráfica 1). Lo anterior se dejó sentir sobre la economía mexicana al enfrentar una desaceleración en la demanda externa que afectó a las exportaciones. Por otro lado, también debemos señalar que persisten algunos síntomas de desaceleración en el mercado interno, tales como la caída en el consumo con base en reducciones en el ritmo de las ventas internas al menudeo, la inversión privada retrasada, los serios problemas financieros en el sector vivienda, la menor creación de empleos nuevos y, aunque ya se corrigió el subejercicio del gasto público, hay algunas secuelas.

En el IMEF queremos reiterar que si bien 2013 será un año de crecimiento bajo, se trata de un fenómeno transitorio. Es por ello que no nos debemos perder en el corto plazo y debemos tomar en cuenta una visión más amplia sobre las fortalezas de nuestra economía. Sobre todo, de la capacidad potencial que tiene México para convertirse en una de las economías más dinámicas del mundo. Desde luego es importante tomar decisiones en el corto plazo. Sin embargo, sólo una acertada visión de largo plazo permite tomar las decisiones correctas inmediatas.

Es con esa visión que el Ejecutivo presentó el 8 de septiembre su iniciativa de reforma hacendaria y seguridad social. No es poca cosa haber sometido al Congreso en tan poco tiempo una ambiciosa agenda de reformas que constituyen cambios estructurales encaminados a elevar el crecimiento de la economía.

La iniciativa de reforma hacendaria contiene desde luego temas polémicos, y como en toda reforma, no puede satisfacer a todos. No obstante, el mérito de la iniciativa es sentar bases generales para forjar un sistema hacendario que sea más equitativo, flexible y eficiente en lo que a gasto y recaudación se refiere. México es la economía de la OCDE con la menor recaudación tributaria como proporción del PIB (Gráfica 2). Por ello no debe sorprender que un elemento importante de la reforma debe ser el de allegarse mayores recursos. Los aumentos propuestos en la tasa más alta del ISR de 30 a 32%, el impuesto a los refrescos (un peso por litro), la adopción de una tasa impositiva del 10 % sobre ganancias de capital en el mercado bursátil y también del 10% sobre dividendos, van en ese sentido. Si queremos una economía moderna que pueda incrementar el gasto social y el gasto en infraestructura para lograr el bienestar sin incrementar el endeudamiento público y por ende el déficit, se requieren mayores recursos. El contrapeso será ejercer el gasto público con eficacia y transparencia .

La reforma hacendaria propuesta es un eje importante para el fortalecimiento del crecimiento económico futuro de México. El camino para constituirnos en una economía sólida y dinámica no es sencillo. Sin embargo si mantenemos una visión de largo plazo en lo que se refiere a nuestros objetivos como gobierno, empresa o familia, y trabajamos todos con ahínco, lograremos acercarnos a nuestro potencial económico. En el IMEF confiamos en la voluntad de todos los actores políticos, de las autoridades gubernamentales y del sector empresarial, para forjar el desarrollo al que México merece y aspira.

*Presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF

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