Buenos Aires, Argentina. — En el segundo que pasó mientras leías esto, en Mercado Libre se hicieron 5 mil búsquedas y siete transacciones de compra o venta. Es mucho más fácil decirlo que imaginarlo, pero así de grande es hoy esta empresa que también tiene su anécdota de garaje: Marcos Galperin, junto con otros cuatro amigos, comenzaron a planear en un garaje y a darle forma a la empresa que democratizó el comercio en América Latina y que se ha convertido en uno de sus modelos de éxito más prolíficos.

Hoy le permite acceder a la gente a productos a precios justos y después de 18 años de operación, tiene presencia en 18 países de la región, incluido México.

“Mercado Libre cambió las reglas del juego del comercio al escala mundial”, señala Galperin en un encuentro organizado por Endeavor el año pasado.

El empresario más mediático —y quizá uno de los más importantes— de Argentina y de América Latina lo sabe: la creación de Mercado Libre hizo historia, no sólo por la innovación que representó, sino por el crecimiento exponencial que ha tenido a lo largo de los años, y en consecuencia, por la valuación que hoy ostenta. Es uno de los unicornios —aquellas empresas valuadas en más de mil millones de dólares— que cabalgan en América Latina.

Sin embargo, esta historia de éxito en este país del cono sur del continente no es exclusiva de esta plataforma.

Argentina se ha distinguido desde la década de los 90, cuando en la región nadie ni siquiera se lo planteaba, por ser un país en el que germinan y se consolidan  proyectos tecnológicos de gran calado.

Hoy ostenta cuatro unicornios —junto a Mercado Libre está Despegar (también surgida en 1999); Globant y OLX, fundadas en 2006— con lo que se coloca como el líder en la región por encima de Brasil, que lo supera en extensión, por supuesto, de México.

No sólo por lo que representa tener cuatro gigantes valuados en más de mil millones de dólares, sino porque es el segundo país que concentra a más tecnolatinas, estas empresas privadas de base tecnológica que nacieron en esta región, según las define el reporte Tecnolatinas, realizado por NXTP Labs —uno de los fondos más activos en la región— en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Un lugar especial

¿Qué pasa en Argentina que lo ha hecho un país único y fértil en materia de emprendimiento? La respuesta es compleja, como lo ha sido su realidad económica y política no sólo durante las últimas décadas, sino prácticamente desde su fundación como país. Lo que sí es que México, en comparación con este país en cuanto a unicornios, está en pañales. En eso coinciden varios especialistas.

Mientras que en Argentina hay cuatro unicornios (incluso antiguos) y en general concentra, junto con Brasil, 82% del valor del ecosistema; México sólo tiene dos y si bien es un semillero de empresas tecnológicas, sobre todo del rubro fintech, todavía no ve realmente madurar ni explotar todo su potencial.

“Es total. Cuando estoy en otros países resulta un poco incómodo comentarlo porque dicen que qué pedantes somos los argentinos, pero la realidad es que nosotros traemos un track record de emprendedores de alto impacto desde los 90”, cuenta Marta Cruz, fundadora de NXTP Labs, uno de los fondos de inversión más activos de la región.

Entre las razones que pueden explicarlo está que, a lo largo de su historia, la economía ha sido tan cambiante que varios autores se han referido a ésta como la “paradoja argentina”, para tratar de entender, entre otras cosas, la peculiaridad de esta economía: a partir de inicios del siglo XX, ha pasado de ser una de las más ricas del mundo para caer en declive de forma gradual.

Para entenderlo mejor. El economista ruso estadounidense Simon Kuznets, ganador del Nobel de Economía en 1971, para expresar su naturaleza compleja, aseguró: “Existen cuatro tipos diferentes de países, los países desarrollados, los subdesarrollados, Japón y Argentina”. Así, esta turbulencia ha forjado carácter. “Las distintas crisis económicas que hemos tenido a lo largo de las últimas décadas han forjado una resiliencia y una adaptación. Esto hace que desarrollemos anticuerpos”, explica Sebastián Catalano, un periodista y autor de Los nuevos reyes de la Argentina, un libro que desengrana el éxito de estos cuatro unicornios. Ante este panorama inestable, los argentinos han buscado alguna certidumbre de vida, y ésta ha sido, en gran medida, emprender.

Un número para entenderlo: la Tasa de Actividad Emprendedora en Etapa Temprana (TEA), es decir, aquellos que tienen entre 0 y 42 meses operando, ha crecido de 13% a 17%, de 2014 a 2015, los datos más recientes, de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor.

“Nosotros decimos que los gobiernos tuvieron un plan maestro para lograr que haya más emprendedores”, asegura Marta. Como resultado, también estos emprendedores apostaron más allá de lo local. Esto es algo que hizo que ante tanta incertidumbre en su propio país, tuvieran otros mercados para sobrevivir. “Los que apostaron a local, desaparecieron”, explica Ignacio Peña, líder del reporte Tecnolatinas.

Resiliencia y cooperación

“Tuvimos la suerte de tener a estos role models, a pesar de que algunos fueron burbujas que terminaron explotando”, explica Marta. En Argentina se vivió de una manera fuerte la llamada burbuja del puntocom de finales de los 90, durante la cual muchas empresas fundadas alrededor de internet no soportaron las altas expectativas que derivaban en su excesiva valuación y terminaron quebrando. En esa crisis los cuatro unicornios sobrevivieron, debido principalmente a la gran forma en la que racionalizaron sus recursos y no se subieron al tren del gasto que se vivía en esa época, explica Sebastián Catalano. En el camino se volvieron íconos y modelos a seguir, lo cual es esencial para un desarrollo como el que se ha vivido ahí.

Endeavor, una organización global que impulsa el emprendimiento y que precisamente nació en la ebullición, en la Argentina de 1997, pone énfasis en lo que ha llamado el “efecto multiplicador”, el cual es precisamente cuando un grupo pequeño de emprendedores de alto impacto son capaces de tener éxito y luego se convierten en inversores, mentores y modelos inspiracionales. En general, los fundadores de estos cuatro unicornios son cercanos, se consultan entre ellos y suelen ser mentores de emprendedores jóvenes, menciona Catalano.

“El ecosistema argentino se construyó con base en la colaboración y la transparencia”, explica la cofundadora de NXTP Labs. “Es una gran cadena de favores en la que todos se ayudan y se levantan el teléfono”.

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