El Presupuesto de Egresos aprobado para 2014, “el más grande de la historia”, implica un compromiso con al menos la misma transcendencia en los resultados que pretende alcanzar. Los Criterios Generales de Política Económica 2014 muestran la aprobación de un Presupuesto histórico: 4.45 billones de pesos, éste tiene como componentes un incremento de cerca del 10% en gasto corriente: 2 billones 679,473.8 millones de pesos comparado con los 807,410.9 millones de pesos destinados al gasto de inversión, es decir un crecimiento de solo el 7.6% para inversión física y de capital.
De esta manera, el incremento de 374 mil millones más que en 2013 (9.2%) en el Presupuesto general refleja una distribución del mismo que continúa privilegiando las erogaciones poco productivas sobre aquellas que en realidad constituyen el mecanismo de desarrollo y crecimiento para cualquier país.
En este contexto es preciso resaltar que una revisión del gasto ejercido por el sector público mexicano durante el sexenio anterior, pone en relieve cómo éste se destina a rubros que tienen una escasa incidencia sobre la generación de valor agregado y por lo tanto en el desarrollo económico y social del país: dando como resultado un crecimiento anual promedio de su valor agregado de cero por ciento, lo cual implica a su vez que éste solo ejerció una transferencia de recursos sin que adquiera un valor adicional.
A partir de ello y teniendo en cuenta las recientes Reformas aprobadas resulta impostergable romper con esa inercia, generando estrategias que permitan un avance sustancial en lograr los objetivos establecidos por la administración pública, lo cual pasa por reconocer que el problema del país no recae en la falta de recursos sino la ineficacia en su ejecución. De esta manera, una de las primeras responsabilidades que se debe cumplirse es que permita la consecución de los objetivos propuestos por cada una de las modificaciones de ley previamente establecidas, así como por aquellas planteadas en el Plan Nacional de Desarrollo.
Es fundamental que además se consideren los efectos que puede tener la reducción de la dinámica económica global sobre el desempeño del país. Desde la crisis de 2009, México no ha logrado recuperar plenamente lo perdido, incluso existen varios indicadores que señalan un deterioro en su evolución, como la pobreza, la desocupación y la productividad, por lo que es importante revertir la política restrictiva en la generación de valor agregado. Ante la debilidad económica del contexto global y la desaceleración en la que se encuentra el país e incluso con algunos sectores de la economía en crisis, uno de los siguientes compromisos a cumplir es que constituya una herramienta sólida que contemple los mecanismos necesarios y pertinentes para enfrentar las posibles eventualidades.
Adicionalmente, es prioritario que se tenga como responsabilidad de Gobierno la combinación de un gasto eficaz que permita la obtención de resultados en términos de crecimiento económico, generación de empleo bien remunerado, desarrollo social y elevación de la seguridad nacional. Así también, es fundamental elevar la eficiencia de la operación del sector público, al mismo tiempo que se invierte de manera eficaz en infraestructura.
De manera general, la responsabilidad del Presupuesto de gasto de gobierno y su ejercicio eficaz y en tiempo debe mostrar un contenido que propicie crecimiento económico vigoroso y sostenido, priorizando el desarrollo socioeconómico del país, no únicamente por sus implicaciones en términos de generación de capital (físico y humano) y competitividad, sino también por el impacto que puede generar en el fortalecimiento del mercado interno y, consecuentemente, en el bienestar de la población.
* Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico