Antes de pensar en elevados desembolsos para crear un área de Innovación y Desarollo (I+D) hay que tener a la vista este dato: 71% de las ideas que representan mayor valor agregado para la compañía provienen de los trabajadores, sólo 8% son producto de I+D, explica una investigación de la Universidad de Columbia.

En lo que concierne a innovar, en México esta actividad se aplica generalmente a tecnología y al desarrollo de nuevos productos. Sin embargo, este concepto puede traducirse en cambios en el modelo de negocios, diseño, creando marcas, en cultura organizacional y en procesos. Este tipo de innovación es más competitiva que la tecnológica, en términos de tiempo, inversión y riesgo para las pequeñas empresas, afirma el gerente de proyectos en Fundación ProEmpleo, Alfredo Maldonado Sansores.

Esto va de la mano con que la innovación tiene tintes: puede ir desde ideas revolucionarias (radical) hasta pequeñas y continuas mejoras (incremental) en las organizaciones, agrega el también asesor de negocios.

Óscar Acuña, director general de PDMA México —asociación dedicada a asesorar empresas en el desarrollo de nuevos productos y servicios— subraya que una pyme puede innovar en su plan de negocios, o en la manera que ejecuta, por citar unos ejemplos; “nunca se ha reconocido que innovar es un proceso, no costosas inversiones”, dice.

Las pymes tienen una gran capacidad para producir innovación, debido a que sus estructuras son flexibles y la toma de decisiones suele hacerse más rápido, pero como todo proceso tiene reglas, hay que empezar por crear un espacio de innovación, cuya principal característica sea incentivar a empleados a proponer, sin ser castigados o criticados, menciona Maldonado Sansores

Una dificultad que resta puntos a la generación de proyectos e ideas innovadoras en el mexicano, es la desorganización.

Óscar Acuña insiste en la importancia de convertir esta actividad en un proceso, que inicie con definir qué momento de la rutina laboral será destinado a promover espacios de innovación, con qué objetivo y tipo de resultado. “Hacer las cosas al aventón”, sin tener claro qué diferenciación habrá condena la innovación, precisa Acuña.

Aunque la innovación generalmente se asocia a la producción, se aplica en muchas áreas y procesos, como mercadotecnia, recursos humanos o servicio al cliente, asevera Maldonado.

¿Dónde comenzar?

Óscar Acuña refiere que existen puntos básicos para desarrollar este proceso, como identificar problemas o necesidades no cubiertas, que se puedan abordar con soluciones traducidas en un nuevo producto o servicio.

En los proyectos de innovación, el foco debe estar en el proceso y no en los resultados. La métrica principal es cuánto aprenden los colaboradores y la empresa en el proceso (al estudiar al cliente, al realizar prototipos), ya que es ahí donde se identifican las oportunidades de innovar, comenta el Gerente de Proyectos en Fundación ProEmpleo.

El gran error que aparece en empresas, y las pymes no están exentas de ello aun cuando tienen prácticas flexibles, es hablar de innovación con sus equipos pero ser intolerantes al fracaso.

En México, los empresarios temen al fracaso al implementar innovación, lo perciben como “un riesgo que puede llevar a la organización a la quiebra”, alerta Óscar Acuña. El director recomienda a los empresarios tomar en cuenta que la implementación de mejoras dentro de las empresas es un proceso que requiere tiempo y no depende de un área laboral, sino de toda la compañía.

Alfredo Maldonado propone establecer un equipo enfocado a proyectos de innovación. El resto de la empresa debe concentrarse en mantener la eficiencia, en especial si son pequeñas empresas.

Álvaro Rodríguez Arregui, cofundador del Fondo de Inversión IGNIA Partners, señala que en México innovación se relaciona con financiamiento. “Empujar” el concepto de innovar requiere otros ingredientes, como:

1. Ponerse la camiseta. Para crear y posicionar una cultura de innovación se debe recorrer cada una de las filas de la empresa, desde el director hasta el último empleado. Sin importar el número de colaboradores, cada uno debe saber la meta implícita en desarrollar ideas.

Innovar es el resultado de generar ideas para resolver problemas. Por ello, la selección de proyectos es eje central de un plan de innovación, contradictoriamente, es el área más débil en las organizaciones, según estudios del PDMA.

2. Crear equipos. Aunque todos los colaboradores deben ser partícipes, es aconsejable definir perfiles de empleado que intervengan en el desarrollo de una idea, por ejemplo: el creativo, el que califica, los que implementan.

3. Premiar las ideas. Adicional a desarrollar una política para medir la innovación hay que ofrecer incentivos, como el “Premio a la Mejor Idea para resolver un problema específico”. Los apoyos, dice Alfredo Sensores, no necesariamente deben ser económicos, eso a largo plazo condiciona la actitud del empleado, más no garantiza generación de ideas.

La innovación da un valor adicional para las pymes, no sólo se desarrollan proyectos o cambios que diferencien al negocio, sino también obliga al empresario y sus equipos a crear y mejorar mecanismos para medir la rentabilidad de una idea, opina Sensores.

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