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Giro de 360º a tu carrera

Giro de 360º a tu carrera
22/01/2014 |00:01
Redacción Querétaro
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“No estaba listo para hacer de la rutina de 12 horas en la empresa toda mi vida, así que decidí ahorrar y organizar mis tareas mejor para destinar tiempo a intercalar mi trabajo con una maestría, ésta sería el ‘pretexto’ para hacer una transformación laboral”, comparte Daniel Estrada, quien se desempeñaba como administrador en Volkswagen y tras una maestría de Negocios desarrolló su faceta como asesor de análisis de riesgo.

Existen diversas razones para plantear una renovación profesional, aunque el panorama laboral es la primera. En México, alrededor de 10.5 millones de personas trabajan por cuenta propia, es decir, 21% de la población económicamente activa (PEA), contra 15 millones de empleados registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

En Estados Unidos, la cifra de empleados autónomos asciende a 10.3 millones, según datos del Departamento de Trabajo, lo cual refiere que la época de tener un empleo fijo por años ha cambiado, y jubilarse con una ‘palmadita’ en la espalda y un obsequio es una actividad en desaparición en el mercado laboral. Por necesidad personal, o porque la dinámica del mercado así lo demanda, las renovaciones profesionales son una necesidad, explica Fernando Granados, académico del área de posgrado de la Universidad del Valle de México (UVM).

Pareciera que tomar las riendas de la vida laboral es una prioridad; sin embargo, los profesionistas, sobre todo jóvenes, hacen cambios en su vida profesional hasta que sucede un escenario extremo, por ejemplo, despidos o frustración por desempeñar una actividad que ni siquiera anhela, comenta la psicóloga y orientadora vocacional por la UNAM, Teresa Medina.

En la vida laboral hay situaciones que ‘presionan’ al empleador a replantear su trayectoria, el caso más frecuente es pasar tres o cuatro años sin mejoría en el puesto, explica Medina.

En términos de edad, al pasar los 30 años puede haber un momento de crisis en el que la gente se plantea una transformación. Otra etapa común es previa a los 45, cuando la gente comienza a pensar cómo dirigirá y concluirá los años que restan de trayectoria profesional. “La gente se cuestiona si puede haber un crecimiento en donde está, ha pasado el tiempo y buscan a otros talentos, y se pregunta qué haré en los siguientes 15 años”, agrega la orientadora.

Debido a que las habilidades y el conocimiento no son suficientes para garantizar un desarrollo profesional, hay que plantearse continuamente una renovación. Pero no todas personas ‘aguantan’, lo que implica un reposicionamiento personal y laboral, porque demanda cambiar hábitos, tener nuevo entrenamiento, incluso romper con aquello que, ‘se supone’, saben hacer con excelencia, indica Carlos Alonso, autor del libro Reinventarse Profesionalmente.

Hay un punto infalible de arranque: conocerse muy bien, tener claro en qué punto se encuentra la persona, por qué debe cambiar y con qué objetivo; la inercia es el peor acompañante de una renovación laboral, precisa Teresa Medina. Además, hay que mentalizarse para el giro, porque la decisión implica una inversión importante de tiempo y energía, comenta Amber Wigmore Álvarez, especialista de la escuela de negocios IE Business School.

Una herramienta que ayuda a orientar la renovación, sin importar edad, es hacer un plan de carrera, lo cual implica redactar un documento, donde la persona señale cuáles son los resultados más destacados en su trayectoria, en qué tipo de proyecto y a través de qué funciones se consiguieron, cuáles son las fortalezas y debilidades laborales, hacía dónde se quiere dirigir la transformación y por qué.

“Respóndete por qué quiero ir a ese punto, qué encontraré ahí, si seré más feliz en lo laboral, qué tipo de beneficios hallaré y qué requiero para lograr el giro”, aconseja la psicóloga.

En algunas empresas se impulsan estos planes de desarrollo. Si no es el caso en tu lugar de trabajo, es decisión personal trazar cómo se visualiza el futuro profesional, pero conservando una regla: ser realista, consciente de tus habilidades y limitantes, y a partir de eso establecer los pasos a realizar, subraya el académico por la UVM.

Inicia la transformación

Cuando la persona decide moverse a un escenario distinto a lo que venía desarrollando, es necesario analizar si la situación personal y profesional que se vive ayuda para un giro drástico.

“Hay que medir el riesgo al que se enfrentará, no para frenar la decisión, sino para planificar cómo dar los pasos y que la transformación no resulte contraproducente”, alerta Medina.

Si hay situaciones personales, como la pérdida de un familiar o formar una familia, es preferible aplazar el cambio y resolver primero esos temas. Otra sugerencia es evitar incursionar en algo que desconoces totalmente y planificar un ahorro, por si el cambio laboral implica una renuncia, subraya Fernando Granados.

Cuando la idea es un movimiento profesional radical, hay que sentar las bases para una transición y realizar el proceso en forma pausada, dice Pamela Mitchell, representante de la consultora The Reinvention Institute, con sede en Miami.

Lo recomendable es centrarse en uno o dos cambios profesionales a la vez, por ejemplo, capacitarse en una nueva área para cambiar de empleo o departamento, la transformación extrema (girar a otra ciudad, empresa e industria) necesitan mayor planificación, incluso, es importante llevarlas de la mano de un asesor, detalla Amber Wigmore.

Plantear una renovación profesional aporta visibilidad de hacia dónde te quieres dirigir, pero también es la oportunidad para trabajar donde hay carencias y ASÍ incorporar nuevos conocimientos, dice Wigmore.

Tener claro hacía dónde quieres llegar, es la base de la renovación. De lo contrario, se vive una inercia que limita el crecimiento. El miedo es un punto a vencer.