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La informalidad, la poca claridad de la reforma laboral en materia de outsourcing, la carencia de profesionales preparados para las necesidades del mercado. Éstos son los problemas más graves que aquejan al mercado laboral en México, el cual suma a más de 13 millones de personas en la informalidad y continúa creciendo. Thierry Gonnet, la cabeza de Adecco en México, una de las empresas líderes a nivel mundial en servicios de recursos humanos, asegura que la solución para nada es sencilla pero se basa en parte en la educación. Y por supuesto, en la erradicación de la informalidad, esto, si México quiere ser un país desarrollado.
¿Cómo se encuentra el ámbito laboral en México?
—Según las cifras oficiales, hay un desempleo que no rebasa 5.5%. El tema principal de México es la informalidad. Si tú tomas en cuenta que en el país hay 45 millones de personas que pudieran ser activas en el sector laboral y sólo 17 millones están en el Seguro Social, eso te da una dimensión de lo enorme que es el sector informal en este país. Hay cerca de 27 millones que no están registrados. Uno de los principales problemas, tareas y objetivos que el gobierno tiene que seguir es atacar la informalidad.
¿Y cómo hacerlo?
—Primero tenemos que regresar a lo básico, que es la educación. En México todavía existe la idea de que a todo se le puede dar la vuelta. Desde la primaria deberíamos ser muy educados para cumplir lo que tenemos que cumplir como ciudadanos por el bien del país. Después está la parte legislativa, la reforma laboral en particular.
En lo que tiene que ver con el outsourcing, ha sido una reforma necesaria pero muy poco clara, en el que poca gente al final ha entendido realmente en qué consiste. Toda esa nebulosa, ese lado oscuro de falta de claridad en la reforma abre la puerta a prácticas que no son formales. En el sector que estamos nosotros, nos topamos todos los días con empresas que dan servicios de outsourcing con esquemas totalmente informales. Tan es así que la población según las últimas encuestas del Inegi, la cifra de personas que trabajan en este tipo de esquema está más arriba de 4 millones, pero la única asociación que existe en el país que tiene que ver con el outsourcing, la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (Amech) reúne apenas a 17 empresas cuya cifra no rebasa los 147 mil empleados contratados en el sector formal. El margen es enorme.
La reforma laboral es confusa, pero, ¿qué es lo que causa más confusión?
—Falta lo básico. En la legislación no existe ninguna licencia para que las empresas operen. Eso significa que si quiero abrir mi empresa de outsourcing la puedo abrir sin cualquier tipo de autorización, cuando realmente necesitas tener un cierto capital que te va a permitir pagar nóminas e impuestos. Pero no hay un control ni un sistema de seguimiento a estas empresas así que es bastante desorganizado. Y el Seguro Social como no ha podido identificar cuál opera y cual no, tiene una cantidad tremenda de empresas, pero en realidad son muchísimas más las que existen. La reforma es como matar una mosca con un martillo.
¿Digamos que la reforma se quedó corta?
—Sí, la reforma se quedó muy corta y muy ambigua.
¿Qué se necesita para hacerla más clara?
—No se necesita otra reforma para hacerla más clara, estamos monitoreando junto con la Secretaría del Trabajo un proyecto que no se llama licencia, sino regulación para compañías de outsourcing para poder operar. Esto puede ayudar, pero tiene que ser muy claro en este país, si dejas las cosas abiertas, le das la vuelta.
¿Entonces, el principal problema en el empleo mexicano es la informalidad?
—Sí y es un problema grave porque al final de cuentas ¿cómo se desarrolla un país? Con los impuestos. ¿Quién los paga? Nosotros y las empresas. Así que hay una oportunidad de recaudación enorme, y mucho más equitativa, porque además los que siempre pagamos impuestos somos los mismos y los que no también.
¿Cómo decirle a la gente que se formalice si las condiciones de empleo son malas y el trabajo en general es mal remunerado?
—Es un círculo vicioso. La gente por la necesidad tienen que llegar a ese punto, pero para cualquier economía desarrollada la formalidad es un paso necesario y México es un país que se quiere desarrollar, y quiere pasar a un rango mayor. No lo veo de otra manera, es imposible.
Otro aspecto de este tema son las pymes —las cuales representan 98% de las empresas en México— las cuales tienen que ver mucho con la informalidad
—Ese sector debería dar el ejemplo sobre la formalidad, pero las condiciones también son difíciles, porque independientemente de los programas que ha puesto en marcha el gobierno, que todavía es muy temprano para ver resultados, cuando ves que sólo 7% tiene acceso al financiamiento, entonces es difícil entrar a la formalidad, hay que pagar el día a día.
Deberíamos de dar mucha facilidad a éstas para desarrollarse y hacer que puedan encontrar al personal de manera formal. El gobierno ha impulsado muchos programas, pero la parte de la reforma financiera es muy complicada para las pymes y obstaculiza el que entren a la formalidad. Es terrible.
También está el que sólo 2% de las empresas en México tienen más de mil empleados y de esas la gran mayoría son extranjeras. En este sentido hay un riesgo enorme respecto al futuro de la economía mexicana porque el día que México deje de ser un país competitivo en términos de productividad, estas empresas se van a ir a otro país más competitivo que México y ¿con qué nos quedamos? Por eso es importante impulsar a las pymes.
En estas empresas extranjeras los salarios suelen ser muy bajos…
—Coincido pero depende del sector. Por ejemplo, en el sector maquilador los sueldos son bajísimos, que no rebasan los 250 dólares por obrero al mes, ¿qué haces con eso? Yo creo que si hay un futuro para México, pasa por la educación, el desarrollo de pymes y el que empecemos a crear valor agregado.
¿Cuál sería este valor agregado?
—No podemos ser un país que sólo esté ofreciendo una mano de obra barata. No podemos ser un país que sólo está maquilando, sino que debemos crear riqueza tecnológica y aportar know how. Coincido que para dar ese paso nos falta pero hay que tenerlo en la mira, porque si no vamos a quedar mal. Ya hay una toma de consciencia sobre el sector pyme, todo empieza por algo, Roma no se hizo en un día, aunque también es cierto que el ciclo económico mundial no da mucho tiempo así que hay que actuar rápido pero hay que empezar por algo. Yo empezaría por la educación y la informalidad.
Hablando de recursos humanos, en México, ¿cuál es el principal reto? Varios estudios apuntan a que es el capital humano.
—Sí. Por ejemplo en el sector aeroespacial, tenemos que tener gente cada vez más especializada. Nosotros vemos que para conseguir excelentes obreros es fácil; oficinistas, también, pero para conseguir gente especializada que tiene alto nivel tecnológico, es complicado, entonces todo el mundo se pelea los recursos. El problema es que el sector educativo va atrás de lo que requiere el sector laboral.
¿Cuál es la consecuencia de esto?
—La inflación de los talentos, todo el mundo se los roba. Automáticamente hay una inestabilidad en las empresas porque éstas lo que quieren es retener su talento. Hay un segmento en el que hay un problema de retención porque no hay suficiente mano de obra.
¿Cuál es el sector que tiene más carencia de talento?
—El aeroespacial es uno de los más difíciles de suplir. Hay mucha escasez de conocimiento y es uno de los sectores que más se va a desarrollar.
¿Es responsabilidad del gobierno?
—El gobierno tiene la responsabilidad siempre de educar a su gente. Las empresas hoy por hoy están tomando esa labor en conjunto con los gobiernos, pero ese sector es el más crítico.
Esto en cuanto a la especialización, pero en general el trabajador mexicano carece de ciertas habilidades también, ¿cierto?
—La mano de obra mexicana es muy buena y disponible, en términos de querer aprender, es un trabajador muy entregado. Pero también es cierto que tiene carencias pero que necesariamente no son su culpa. Hay una desigualdad y falta de equidad en la posibilidad de cada uno de llegar a algo bueno en su vida, dependiendo de si te puedes pagar o no la universidad privada, por ejemplo. No es un tema de nacionalidad, es un tema de oportunidad, de si tuviste la suerte o no, de si te pudieron apoyar o no. Por eso las empresas están invirtiendo tanto en México en la educación, porque hay mucha capacidad pero tienes que apoyar esa gente para que se pueda superar.
¿Cuál sería su recomendación a los trabajadores mexicanos para atacar esta crisis de talento?
—Ser muy curioso y aprender. Tienes que autocapacitarte, leer, estar muy abierto, saber lo que pasa afuera. Muchos te pueden apoyar pero si no te ayudas el cielo no te va a ayudar.