La depreciación de la moneda mexicana frente al dólar estadounidense no afectará la estabilidad macroeconómica del país ni tampoco la deuda externa, aseguró el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
Durante la reunión que sostuvo con la Asociación de Bancos de México, el funcionario reiteró que el mercado cambiario funciona en orden y será el mercado el que fije el tipo de cambio y no el gobierno.
“Está ocurriendo una clara apreciación del dólar estadounidense frente a otras monedas y particularmente las de mercados emergentes se han depreciado. Es un fenómeno global y nuestra convicción de política pública es que sea el mercado y no el gobierno quien fije el tipo de cambio”, dijo.
El responsable de las finanzas públicas del país dijo que la deuda externa tampoco resultará afectada por la paridad cambiaria, pues dijo que 78% de los pasivos están emitidos en pesos y el resto diversificado en divisas como el euro y el yen.
Por separado, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dijo que las autoridades están pendientes del comportamiento de la paridad cambiaria, e insistió en que la actual depreciación del peso no significa un rechazo del peso, sino de ajustes de posiciones de corto plazo que buscan rendimientos en menos tiempo.
En entrevista con Radio Fórmula, comentó que se está en proceso de enfrentar un “periodo turbulento” asociados a las acciones de la Fed; sin embargo, aseguró que a la postre nos favorecerá porque estaría apretando su política monetaria al ver que ya se tiene una actividad más vibrante que beneficiará al peso.
El responsable de la política monetaria del país descartó que la depreciación del tipo de cambio afecte a la inflación, que ayer se ubicó, de acuerdo con información del Inegi, en 2.76% en la primera quincena de julio.
Ayer, el dólar se cotizó en 16.50 pesos en ventanillas, 10 centavos más caro que lo registrado el miércoles pasado. Con esa cifra impuso su novena marca histórica en lo que va del año.
Las perspectivas de menores cotizaciones del petróleo y de un incremento en las tasas de interés en Estados Unidos, así como la correlación del peso con el real brasileño, impulsaron a la divisa estadounidense.
El dólar al mayoreo terminó en 16.1630 pesos, su cotización más alta en la historia.