De mantenerse los niveles de deuda actual, el bajo crecimiento económico y la poca inversión pública, no existirá viabilidad financiera para los próximos cinco o 10 años en México, consideró el director general del Instituto para el Desarrollo de la Industria y del Crecimiento Económico (Idic), José Luis de la Cruz.
Aunque no se puede decir que hay una economía en bancarrota, lo que es cierto es que se acerca un problema para el país, porque no existe solvencia fiscal para los pasivos contingentes por pensiones del Seguro Social, del ISSSTE, de la banca de desarrollo y de universidades públicas.
“Ahí es donde está el gran hueco de las finanzas públicas”, porque “no hay un fondo que permita enfrentar esas pensiones del gobierno” y los primeros efectos se sentirán a finales de esta administración y de la que sigue, dijo en entrevista.
Esa situación se estudió hace 10 años, cuando se detectó que las pensiones iban a ser una mayor carga en las finanzas públicas y los ingresos no iban a ser suficientes para pagar ese hueco.
Esos compromisos financieros solamente podrán contrarrestarse con mayor crecimiento económico, de al menos 4% anual; eliminar el endeudamiento, no tener déficit y contar con mayor inversión pública en infraestructura, porque esos elementos detonan la inversión privada y por ende, mayor expansión del PIB.
En otras palabras, un cambio de recetas económicas, porque en esta administración bajó la inversión pública y ello “castiga” el crecimiento.
De la Cruz comentó que si la próxima administración identificó los problemas financieros, ahora debe buscar mecanismos de fomento al crecimiento económico y pensar en incrementar la inversión.
Sin embargo, dijo que no sólo se trata de inyectar recursos a proyectos como el Tren Maya, sino que se requieren obras que impliquen mayor encadenamiento con la economía.
Explicó que el Tren Maya puede generar beneficios económicos para el sur-sureste, “pero no alcanza para todo el país. Los proyectos como ese tren o las refinerías tienen que estar encuadrados y enmarcados en una política industrial y tienen que vincularse con el sector manufacturero, construcción, todo esto con financiamiento y banca de desarrollo”, expuso.
Lo que se necesita es inversión del gobierno en proyectos estratégicos que generen crecimiento. “Pensar en proyectos aislados puede dejar beneficios en lo particular, pero no permiten una visión integral que genere crecimiento en el país”, comentó.
Dijo que seguramente parte de la disputa entre el gobierno entrante y el Banco de México es que el presidente electo empezó a presionar para que ya no suban las tasas de interés, para asegurar ingresos y crecimiento.
Añadió que es evidente que la próxima administración debe generar un superávit fiscal y no contratar deuda, a fin de lograr revertir la tendencia actual que lleva a la inviabilidad fiscal.
bft