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Para los hogares mexicanos, la vivienda representa el activo más importante en la formación del patrimonio familiar. Empero, para que se pueda considerar como un factor de progreso, debe cumplir con ciertas características: seguridad de tenencia, disponibilidad de servicios e infraestructura, suficiencia en espacio, sanidad, accesibilidad, entre otros Una comunidad económica y socialmente saludable, comienza por una vivienda en condiciones óptimas de habitabilidad. La vivienda es una necesidad elemental, sólo superada por la alimentación. En tanto derecho y factor de desarrollo, el Estado Mexicano la ha destacado como objeto de la política social.
En nuestro país, sin embargo, contar con una vivienda amplia, completa y digna sólo está al alcance de las clases sociales de mayor poder adquisitivo. Las familias de muy bajos ingresos, sobre todo en el ámbito rural, sólo llegan a obtener su vivienda construyéndola por etapas, a menudo tomándoles toda una vida. Para los estratos medios, el mecanismo lo representan el crédito hipotecario y en gran medida los programas que abarca la seguridad social como el Infonavit y los apoyos y subsidios de fondos públicos.
En el ámbito económico, la construcción de vivienda es sin duda uno de los detonadores de mayor impacto en el resto de los sectores. Estimaciones realizadas con la Matriz de Insumo Producto indican que la construcción de vivienda detona el crecimiento en 76 ramas manufactureras.
Ahora bien, según los censos de población, el número de viviendas particulares habitadas en México pasó de 21.9 millones en el año 2000, a 28.6 millones en 2010 y el promedio de ocupantes descendió de los 5.0 personas en 1990, a 3.9 habitantes en 2010. Una vivienda está hacinada si el índice de hacinamiento es mayor a 2. De acuerdo al Censo 2010, 34.4% de las viviendas se encuentran hacinadas (9.7 millones). Así mismo, las viviendas con materiales en deterioro e insatisfactorios agrupan 1.1 millones y 7.3 millones, respectivamente. Es así que alrededor de 9 millones de hogares mexicanos, que representan 31% de las viviendas particulares habitadas del país en las que habitan 35.7 millones de personas, se encuentran en rezago habitacional.
Pese a este rezago, durante las últimas décadas en el país ha existido una mejora en la calidad y el equipamiento de las viviendas, hoy en día sólo 6.2% tiene piso de tierra, 97.8% tiene servicio de energía eléctrica, 91.5% agua entubada y 90.3% drenaje. No obstante, existen actualmente 2.8 millones de viviendas que necesitan ser reemplazadas y 11.8 millones que requieren algún tipo de mejoramiento o ampliación. Adicionalmente, para atender el crecimiento de la población se estima que en los próximos 20 años se demandarán 10.8 millones de soluciones de vivienda debido a la creación de nuevos hogares.
Cabe señalar que en los últimos años se ha presentado un proceso de transición en la naturaleza de la subsidiariedad del Estado hacia la vivienda; ha dejado de ser proveedor directo del bien a ser garantizador del derecho a la consecución del mismo, dejando la provisión a los mercados privados. Las instituciones de crédito, tanto públicas como privadas, han asumido el rol principal de intermediar el financiamiento tanto de la edificación como de la adquisición, mejoramiento y autoconstrucción de la vivienda. En lo referente a la edificación, la banca comercial cuenta con la mayor participación y su oferta de crédito crece a tasas superiores a las de la economía. La banca de desarrollo, por su parte, ha incrementado constantemente su oferta de crédito al sector.
Por otro lado, en términos de créditos a la adquisición, mejoramiento y autoconstrucción de vivienda, el mayor proveedor es el Infonavit, seguido de la banca comercial. Según cifras de la Sociedad Hipotecaria Federal, de los 1’101,381 créditos que compondrán la demanda de vivienda para 2014, el 59 % será otorgado por el Instituto, el 24.1 % por la banca comercial y el resto por otros organismos e instituciones. Cabe Señalar que la demanda de este año que se compone del rezago habitacional, la formación de nuevos hogares, la movilidad habitacional, será menor en 3.6 % a la del año pasado. Lo anterior considerando las previsiones del marco macroeconómico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el comportamiento del ingreso de los hogares.
*Presidente de Consultores Internacionales