Mundialmente, la industria de pagos y sus reguladores sacuden sus agendas en una especie de danza de grandes iniciativas, en donde el beneficio de la regulación contrasta con los enormes costos de implementación a cubrir por bancos, procesadoras y otros participantes. La competencia mueve a regiones enteras, con la cooperación y supervisión de reguladores.

La prevención se centra en dos temas: combate al lavado de dinero, y la reducción del riesgo en infraestructura de pago sistémicamente importante que podría desestabilizar al sistema financiero.

La voz cantante en el primer punto es el Grupo de Acción Financiera sobre el Blanqueo de Capitales (FATF, por sus siglas en inglés), integrado por 36 países, en la cual México participa a través de la Secretaría de Hacienda desde el año 2000. El FATF define y revisa estándares mínimos, y observa tendencias como el Bitcoin.

El segundo punto lo lleva el Banco de Pagos Internacionales (BIS), a través del Comité de Sistemas de Pago y Liquidación (CPSS) y el Comité Técnico de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO), que buscan robustecer al sistema con normas, acatadas por países participantes en originación, liquidación y procesamiento de pagos.

El Banco de México (Banxico) es miembro del BIS, y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés).

En materia regional, Estados Unidos avanza en la aplicación de la ley Dodd-Frank 1073 (Regulation E), imponiendo controles a transferencias electrónicas; y la adopción del esquema Chip con NIP (número de identificación personal) para reducir fraudes en tarjetas.

El Foro Europeo sobre la Seguridad de los Pagos Minoristas (SecuRe Pay) del Banco Central Europeo publicó en enero pasado, una guía de evaluación de seguridad para pagos por internet, con alcances en la región.

La estandarización es fundamental, y los reguladores la promueven porque transparenta y hace comparables los procesos y permite:

• Ampliar el valor agregado de los servicios

• Establecer un nivel de referencia de calidad

• Empujar la competencia a la diferenciación mediante la innovación

La región más activa en estandarización es Europa, que busca unificar su mercado de pagos. Con una divisa común, el euro, el Banco Central Europeo apoya la creación de la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA), la cual armoniza en como inician y procesan pagos minoristas.

La Comisión Europea marca lineamientos estratégicos. La Directiva sobre Servicios de Pago (PSD2) emitida el año pasado y la Directiva de Dinero Electrónico (EMD) facilitan y protegen transacciones de pago y de dinero electrónico. La comisión ha estado también muy activa desde 2012, en políticas de privacidad de datos, incluyendo los transmitidos en transacciones de pago.

El uso del renminbi, moneda china, en complemento al dólar estadounidense como divisa de referencia en liquidación, implica esfuerzos de estandarización importantes. También el lanzamiento de esquemas alternativos de tarjeta que compitan con Visa y MasterCard, como RuPay en India o el Proyecto Monnet en Europa. Sin embargo, el esfuerzo de mayor alcance es la adopción mundial del estándar ISO20022, usado por SEPA como formato del mensaje de pago en la Comunidad Europea, y en proceso de adopción en otras zonas.

Los pagos móviles forman parte de un tema central de innovación, particularmente inspirado por el caso M-PESA en Kenia. México hizo recientemente una prueba piloto en una zona de Oaxaca con nula cobertura bancaria; y en Brasil se cuenta con una de las primeras regulaciones. El dispositivo móvil como medio de pago, incluso, está desplazando a las tarjetas sin contacto (Contactless) y la Comunicación de Campo Cercano (NFC, por sus siglas en inglés), que eran consideradas muy innovadoras.

Otra gran área de innovación es conocida como: De procuración a pago (Procure to Pay), en donde se digitaliza la cadena de compras con beneficios en eficiencias de todo tipo. Un componente clave es la facturación electrónica (e-Invoicing), la cual por temas fiscales ha sido impulsada como obligatoria.

Otra tendencia es la sustitución de cheques por tarjetas de prepago en la distribución de fondos gubernamentales, situación presente en México y Estados Unidos.

La discusión es global entre gobierno, corporativos y pequeños participantes. El tema es la industria de pagos distintos al efectivo, que genera más de 300 mil millones de transacciones anuales.

El cumplir con el complejo marco regulatorio es una tarea enorme; por eso es buena idea considerar el uso de servicios especializados.

Los cambios presentan oportunidades de negocio que justifican la búsqueda de un experto, como en el caso de la monetización de los datos del pago mismo, lo cual crecerá junto con la movilidad y la vida digital de los usuarios.

*Socio especialista en medios de pago de KPMG en México

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