México desde hace varios años experimenta una fase de estabilidad macroeconómica con un crecimiento lento, pero con un potencial en el mediano plazo por el impacto que tendrán las reformas estructurales recientemente aprobadas. No obstante, el verdadero potencial de la economía mexicana irá ligado a un financiero robusto.

La crisis financiera experimentada durante los años noventa indujo al gobierno mexicano a llevar reformas económicas financieras que fueron construyendo un sistema financiero estable y sólido.

Estos cambios permitieron que durante 2007-2010 el sector financiero mexicano no fuera seriamente afectado por la crisis internacional; de hecho, en los últimos años se ha logrado consolidar el sistema financiero con altos niveles de capitalización y un manejo responsable de riesgos; el sector bancario presenta buena calidad de sus activos.

No obstante, en el país se presta poco, caro y los beneficios de un sistema financiero mejor regulado aún no llegan a toda la población. En este ámbito, se puede decir, que la penetración de financiamiento es del 29% como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB).

Existe un incipiente nivel de crédito doméstico al sector privado (27.7% del PIB) y de ahorro (55.7% del PIB). Aunado a lo anterior, el crédito es particularmente escaso para las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) que son las que generan 3 de cada 4 empleos en el país, lo que impacta a emprendedores para iniciar y hacer prosperar a su negocio.

El componente de género representa también un problema en la inequidad y exclusión financiera, ya que menos de la mitad de las mujeres acceden al financiamiento formal (SHCP). Todos estos factores representan una ventana de oportunidad para la inclusión financiera y el impulso a la equidad social.

A partir del nuevo milenio, para atender esta situación las autoridades decidieron expedir licencias para el establecimiento de bancos, a fin de crear una mayor competencia y poder ampliar la oferta de crédito. Así, las autoridades financieras incluyeron nuevos bancos: como los minoristas e instituciones focalizadas en la Base de la Pirámide.

Durante 2008 y 2009 tanto la Secretaría de Hacienda, como la Comisión Nacional Bancaria de Valores (CNBV) modificaron las reglas de capitalización para lograr la entrada de nuevos bancos de nicho. Como resultado de estas acciones, entre 2007 y 2012, entraron en operación 14 nuevos bancos comerciales, con casi 4 mil nuevas sucursales.

A principios del gobierno entrante, la reforma financiera anunciada busca establecer mecanismos para incrementar el crédito y que éste sea más barato. Para ello, se estableció cambiar el marco legal para que la banca comercial y las instituciones de crédito pudieran hacerlo. Se revisaron garantías para dar mayor certidumbre a la ejecución de contratos y así lograr una reducción de costos de los servicios financieros. De igual forma se fortaleció la Banca de Desarrollo para ampliar el crédito, con énfasis en áreas prioritarias como: la infraestructura, las pequeñas y medianas empresas, la innovación y las patentes.

Sin embargo, la exclusión de los mercados financieros formales que padecen grandes núcleos de población en México, constituye una seria limitante para el desarrollo económico del país y un obstáculo para la superación de la pobreza.

El financiamiento colectivo (crowdfunding) utiliza la base tecnológica y el conocimiento de las comunidades para determinar qué proyectos deben recibir fondeo y por qué monto; además de proveer retroalimentación en tiempo real a éstos.

El crowdfunding es así, un mecanismo a través del cual los negocios, organizaciones, emprendedores y artistas pueden recaudar dinero en forma de donación o inversión vía Internet. Se puede visualizar como una extensión en línea, de los préstamos y donaciones “cara a cara” para estos eventos que tradicionalmente provenían de familiares, amigos y gente interesada en el proyecto o causa; ahora la interacción es vía web extendiéndose incluso a comunidades no relacionadas.

El crowdfunding tiene así la capacidad de impulsar la innovación, diversificar la actividad económica, crear empleos y contribuir a una mayor igualdad de ingresos por la democratización del acceso al conocimiento y financiamiento a través de las tecnologías digitales.

Estas redes de intermediación financiera que están surgiendo en México, como ya lo han hecho en otros países, permiten abatir los costos de transacción. En esto reside el potencial tecnológico de estas plataformas en beneficio de una mayor inclusión financiera, que se une a otras tendencias, como el de servicios financieros a través de smartphones y el avance de tecnología móvil.

Un elemento crucial para sustentar la evolución de estos mecanismos de intermediación financiera moderna, será crear la regulación y garantías claras y ciertas para que permitan el desarrollo eficiente y sólido de estas nuevas formas de inversión y financiamiento.

*Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac.

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